JERARQUIA CRISTIANA

-> Iglesia, Ignacio de Antioqní­a). En el Nuevo Testamento ha existido una polémica clara en contra del deseo de jerarquí­as en la Iglesia. Así­ lo muestra la tradición de Marcos (9,33-37; 10,1316.35-45) y de un modo especial la de Mateo, que al oponerse a los escribas y fariseos está criticando los riesgos de su misma Iglesia: «Ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos; y buscan los primeros asientos en las cenas, y las primeras cátedras en las sinagogas y los saludos en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí­, Rabí­. Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí­; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. Y no os dejéis llamar maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo» (Mt 23,5-10). La autoridad que Mateo critica se concibe básicamente como honor que se expresa en los vestidos y en los tí­tulos de reverencia. En este contexto es significativa la búsqueda de los primeros asientos y cátedras (prótokaklisia, prótokathedria), que se sitúa en un contexto cercano a lo que después se pondrá de relieve en ciertas iglesias, cuando obispos u otros cristianos obtengan asientos y cátedras de honor en las comidas y celebraciones. Lo que Mateo ha rechazado lo acepta Ignacio de Antioquí­a, interpretando al obispo como principio de unidad cristiana (Ef 5,1); según Ignacio, los cristianos han de organizado todo contando con el obispo (Magn 7,1), a quien deben someterse, como Jesucristo al Padre (Magn 13,2). Nace así­ la jerarquí­a como expresión de unidad y piedad religiosa.

Cf. X. Pikaza, Sistema, libertad, iglesia. Instituciones del Nuevo Testamento, Trotta, Madrid 2001.

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra