hebreo Dios es perfección. También Elisabet, descendiente de Aarón, esposa del sacerdote Zacarías, de la misma estirpe, Lc 1, 5. I. era estéril, pero Dios oyó la petición de Zacarías y su mujer, de avanzada edad, concibió. A los seis meses de la concepción de I., sucedió la anunciación a María, parienta de I., a quien el ángel Gabriel le comunicó lo de la concepción de I. María fue a la ciudad de Judá y visitó a I., quien se llenó del espíritu Santo al verla y exclamó: †œBendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a verme? A su tiempo, I. dio a luz un hijo, Juan el Bautista, el Precursor, Lc 1.
Diccionario Bíblico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003
Fuente: Diccionario Bíblico Digital
Del hebreo «eli-seba»: Mi Dios es plenitud. Es la esposa del sacerdote Zacarías, madre de Juan Bautista y tía de la Santísima Virgen (Lc 1, 5-57).
E. M. N.
FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001
Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret
(«Dios es un juramento» —Éxodo 6,23).
Esposa de Zacarías y madre de San Juan Bautista, fue “de las hijas de Aarón” (Lucas 1,5), y, al mismo tiempo, pariente de María (Lc. 1,36), aunque se desconoce cuál fue su relación real. San Hipólito (en Niceph. Call., Hist. Eccles., II, III) explica que Sobe y Ana, sus madres, eran hermanas, y que Sobe era casada con “un hijo de Leví”. No se puede afirmar la corrección de esta indicación, la que probablemente fue extraída de algún escrito apócrifo, y luego adoptada por los compiladores del Menologio griego.
Isabel, como Zacarías, “eran justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos del Señor.” (Lc. 1,6). Sin embargo, a ella se le había privado de las bendiciones de la maternidad hasta que, a una edad avanzada, el ángel Gabriel le prometió un hijo (Lc. 1,8-20). Cuando, cinco meses después, Isabel recibió la visita de la Virgen María, no solo fue su hijo santificado en su vientre, sino que ella misma fue iluminada desde lo alto para saludar a su pariente como “la madre de mi Señor” (Lc. 1,43). Según algunos críticos modernos, le podemos atribuir incluso el cántico del “Magníficat”. Luego del nacimiento y circuncisión de Juan el Bautista, los Evangelios ya no mencionan más a Isabel. Los griegos celebran su fiesta el 8 de septiembre, y la Iglesia Latina la celebra el 5 de noviembre.
Fuente: Souvay, Charles. «Elizabeth.» The Catholic Encyclopedia. Vol. 5. New York: Robert Appleton Company, 1909.
http://www.newadvent.org/cathen/05387b.htm
Traducido por Esteban Philipps. rc
Fuente: Enciclopedia Católica