INGRATITUD

El hombre debe ser agradecido. Jesucristo se queja de que de los diez leprosos curados sólo uno, y además samaritano, le demostrase el agradecimiento, y de que los demás fueran unos ingratos y desagradecidos (Lc 17, 16-18). A pesar de todo, Dios siempre es bueno, incluso con los ingratos y perversos (Lc 6, 35).

E. M. N.

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret