INDIVIDUALIDAD

El hombre bí­blico es por esencia «comunitario»: forma parte de una historia más amplia, de una familia* y un pueblo por los que se define. Pero, al mismo tiempo, cada hombre y mujer acaba presentándose como individuo distinto, separado de todos los otros, con su propia responsabilidad, como habí­a puesto ya de relieve Ez 18,20-29 y como ha ratificado el Evangelio (cf. Lc 17,33-37). Por eso no se puede hablar en la Biblia de una reencarnación de las almas, pues ello irí­a en contra de la libertad* de cada persona. Ciertamente, existe una solidaridad humana, tanto en el pecado (Adán) como en la Gracia (Cristo), pero cada hombre y mujer de la Biblia es dueño y responsable de sí­ mismo. La Biblia en su conjunto y de un modo especial el Nuevo Testamento han sido en Occidente los verdaderos descubridores de la individualidad humana, sobre todo desde la perspectiva de la responsabilidad.

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra