[330]
Es el hecho de haber llegado a tal grado de perfección que se vive sin ningún pecado ni siquiera venial por singular gracia divina. Se puede pecar (no hay impecabilidad), pero de hecho Dios ayuda para vivir sin pecar.
(Ver. Santísima, María 4.1)
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa