A. VERBO mimeomai (mimevomai, 3401), cf. mímica, actuación. Se traduce siempre imitar: (a) de imitar la conducta de misioneros (2Th 3:7,9); la fe de los conductores espirituales (Heb 13:7); (b) lo bueno (3 Joh_11; RV: «sigas»). El verbo se usa siempre en exhortaciones y siempre en el tiempo continuo, lo que sugiere un hábito o práctica constante.¶ B. Nombres mimetes (mimhthv», 3402), relacionado con A; imitador. Se usa siempre en buen sentido en el NT. En 1Co 4:16 (traducido «que me imitéis»; VHA: «que seáis imitadores de mí»); 11.1; Eph 5:1; Heb 6:12: Se usa en exhortaciones, acompañado del verbo ginomai, ser, venir a ser, y en tiempo continuo (véase A), excepto en Heb 6:12, donde el tiempo aoristo o puntual indica un acto decisivo con resultados permanentes. En 1Th 1:6; 2.14, el verbo que acompaña se halla en tiempo aoristo, refiriéndose al acto definido de conversión en el pasado. Estos casos, juntamente con los tiempos continuos mencionados anteriormente, enseñan que lo que vinimos a ser en la conversión tenemos que continuar siéndolo diligentemente después de ella.¶ 2. summimetes (summimhthv», 4831), (sun, con, y Nº 1) denota un compañero imitador (Phi 3:17, VM,: «sed todos a una imitadores» de mí; LBA: «imitad unánimes»).¶
Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento
(mimeisthai, mimétés)
Los términos de la familia de mimeisthai, «imitar», han sido marcados fuertemente por el empleo que hicieron de ellos sucesivamente Platón y luego Aristóteles. Para comprender a Pablo, es importante recordar el giro operado por Aristóteles sobre el valor de la palabra mimesis, imitación: en vez de ver en ella, como Platón, un reflejo secundario, degradado, de un mundo que pertenece al orden de los fenómenos y del devenir, Aristóteles hace de la mimesis una representación de acción (estructurada según el orden de lo verosímil), superior en muchos puntos a la realidad que «representa». Porque no se trata ya de «imitar», sino de crear un mundo nuevo regido por las leyes de lo necesario y de lo verosímil.
Ya en la Primera Carta a los Tesa Ion ¡censes, Pablo utiliza el nombre de agente mimétes de forma muy significativa. En 1 Tes 1,6 se lee: Y vosotros os habéis hecho imitadores nuestros y del Señor. Se trata de una expresión atrevida, que parece poner Pablo en el mismo plano que al Señor; el contexto se encarga muy pronto de explicitarla. Esta «imitación» consiste en vivir las pruebas ligadas a la recepción y a la proclamación de la Palabra; se trata, tanto para los tesalonicenses como para Pablo, de vivir a su vez los sufrimientos de Cristo; porque no hay que pensar en una imitación servil, ni de una copia ramplona; lo mismo que Pablo aceptó y vivió por su parte las pruebas de Cristo, también los tesalonicenses tuvieron que vivir a su manera las persecuciones que ya habían sufrido las Iglesias de Judea (éstas por culpa de los judíos, ellos por culpa de sus compatriotas) (1 Tes 2,14).
En 1 Cor 11,1 se explícita claramente el vínculo: Haceos imitadores míos, como yo lo soy de Cristo. A partir de Cristo se crea una cadena en la que cada uno reactualiza en su vida el movimiento de rebajamiento y de abandono de sí, haciéndose un «modelo» (typos: 1 Tes 1,7; Flp 3,17; 1 Cor 10,6) para los demás. El autor de 2 Tes no se engañó: relaciona inmediatamente los dos empleos de mimeisthai con el término typos (nos ofrecemos como modelo para que nos imitéis: 2,7-9).
Otros herederos de Pablo sabrán encontrar el vigor del pensamiento del apóstol, hasta caer en el atrevimiento de escribir expresiones inauditas: Sed, pues, imitadores de Dios, como hijos suyos muy queridos y haced del amor la norma de vuestra vida, a imitación de Cristo que nos amó y se entregó por nosotros (Ef 5,1-2).
R. D.
AA. VV., Vocabulario de las epístolas paulinas, Verbo Divino, Navarra, 1996
Fuente: Vocabulario de las Epístolas Paulinas