HULDA

Hulda (heb. Juldâh, «topo» o «comadreja»). Profetisa de renombre que viví­a en la 2a sección de Jerusalén durante el reinado de Josí­as. Era la esposa de Salum, guarda del guardarropa sacerdotal o real. El rey Josí­as buscó su consejo después que se encontró el libro de la Ley en el templo. Ella le dijo que Jerusalén serí­a destruida, pero que por causa de su vida piadosa eso no ocurrirí­a en sus dí­as (2Ki 22:14-20; 2Ch 34:22-28).

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

(heb., huldah, comadreja). Una profetisa durante el reinado de Josí­as (2Ki 22:14-20; 2Ch 34:22-28); esposa de Salum. Cuando Hilquí­as encontró el libro de la ley en el templo, Josí­as envió mensajeros a Hulda. Ella certificó el hecho que el libro era genuino y profetizó la ruina a causa del abandono de la ley. Su mensaje influyó grandemente sobre las reformas llevadas a cabo por Josí­as.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

(Comadreja). Profetisa que vivió en Jerusalén en tiempos del rey Josí­as. Era esposa de †œSalum … guarda de las vestiduras† de la corte. Cuando fue hallado el libro de la ley en una limpieza del †¢templo, †¢Josí­as ordenó que se consultara con H. No se tienen más detalles sobre esta profetiza, la única que se menciona como tal en el perí­odo de la monarquí­a, pero es evidente que era muy apreciada. H. predijo la destrucción de la ciudad, pero dijo que no sucederí­a en tiempos de Josí­as, en atención a la sensible reacción de éste cuando leyó el libro de la ley (2Re 22:12-20). En la tradición judí­a, H. tení­a una escuela en Jerusalén, no lejos del †¢templo, una de cuyas puertas era llamada †œla puerta de H.†

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, BIOG PROF MUJE MUAT

ver, JOSíAS

vet, «comadreja». Profetisa de la época del rey Josí­as. El rey la consultó acerca del libro de la Ley hallado por el sacerdote Hilcí­as (2 R. 22:14; 2 Cr. 34:22). (Véase JOSíAS.)

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

«Entonces fueron el sacerdote Hilcí­as y Ahicam, Acbor, Safán y Asaya a la profetisa Hulda, mujer de Salum, hijo de Ticva, hijo de Harhas, guarda de las vestiduras, la cual moraba en Jerusalén en la parte nueva de la ciudad, y hablaron con ella» (2 Reyes 22:14).

Léase: 2 de Reyes 22:14-20; 2 de Crónicas 34:21-33. Hemos visto a varias mujeres ocupando posiciones eminentes en la historia de Israel. Incluso el trono de Judá fue ocupado por una reina durante varios años: Atalí­a. No hemos visto a ninguna mujer que fuera llamada profetisa, sin embargo, excepto a Débora. Débora subió a su cargo militar en una época en que los hombres parecí­an haber perdido el vigor. Ella les sirvió de inspiración. En esta época de desbarajuste en Israel y Judá, vemos a dos mujeres asumiendo posiciones clave en los asuntos del estado. Josabat, preservando el linaje real en una acción atrevida, cuando los hombres no daban la cara. Huida, testificando el nombre de Jehová.

En el culto de Israel sólo los hombres podí­an ser sacerdotes. Incluso el cordero sacrificial tení­a que ser macho, no hembra. En el mundo pagano las mujeres han ocupado lugares prominentes en los cí­rculos religiosos, adivinadores, pitonisas y sibilas. El oráculo en Delfos y en Pitia estaba a cargo de una mujer. La mujer tiene una poderosa imaginación y sensibilidad. Tiene una mayor intuición que el hombre, y al parecer puede recibir raptos y éxtasis con tanta o mayor facilidad que los hombres. En la historia del pueblo judí­o hay muy pocas mujeres que descuellen como profetisas. Vemos una en el reino de Josí­as.

Los esfuerzos de Huida parecen haber sido bendecidos. Ezequí­as habí­a, finalmente, reaccionado contra la disolución moral y espiritual que habí­a seguido después de Atalí­a. Pero esta reacción se habí­a ido ya desvaneciendo. Bajo Manasés habí­a desaparecido y el clima moral era pésimo. A su muerte la reforma era necesaria.

Entonces aparece la figura de Josí­as, un reinado largo y hermoso, probablemente bajo la inspiración de Jedida pero de modo especial de la profetisa Huida, que animó al rey a reformar las condiciones paganas del estado. Hulda era una mujer campesina corriente. Estaba casada con Salum, del cual no sabemos nada más. A pesar del humilde origen de Hulda, tení­a gran reputación, pues el rey envió al sumo sacerdote y otros ministros a que inquirieran de ella cuál era la voluntad de Dios. Y el relato nos indica que gracias a su profecí­a Josí­as fue inducido a renovar el pacto con Jehová.

Aun hoy quedan Huldas, mujeres que se han hecho lí­deres de causas que parecí­an del todo perdidas. En nuestros dí­as de decaimiento de la iglesia necesitamos nuevas Huldas que hagan la misma magní­fica labor.

Preguntas Sugeridas Para Estudio Y Discusión:
1. ¿Por qué las mujeres, entre ellas Hulda, adquirieron prominencia en ciertos casos en Israel?
2. ¿En qué forma serví­a Hulda?
3. ¿En qué forma es un ejemplo para nosotros?

Fuente: Mujeres de la Biblia

(femenino de Héled, que significa: †œDuración de la Vida; Sistema de Cosas†; o, posiblemente: †œRata Topo†).
Esposa de Salum y profetisa que moraba en Jerusalén durante el reinado del fiel rey Josí­as de Judá.
Cuando Josí­as oyó la lectura del †œmismí­simo libro de la ley†, hallado por Hilquí­as, el sumo sacerdote, durante las obras de reparación del templo, envió una delegación para inquirir de Jehová. Se dirigieron a Huldá, quien a su vez les transmitió la palabra de Jehová, indicándoles que todas las calamidades registradas en el †œlibro† le acaecerí­an a la nación apóstata por causa de su desobediencia. Huldá añadió que Josí­as no tendrí­a que contemplar la calamidad, sino que serí­a recogido a sus antepasados y llevado a su cementerio en paz debido a que se habí­a humillado delante de Jehová. (2Re 22:8-20; 2Cr 34:14-28.)
Algunos consideran equivocada la profecí­a de Huldá en vista de la muerte de Josí­as en una batalla innecesaria. (2Re 23:28-30.) Sin embargo, es obvio que la †œpaz† que Josí­as hallarí­a en su cementerio contrasta con la †œcalamidad† que tení­a que venir sobre Judá. (2Re 22:20; 2Cr 34:28.) Josí­as murió antes de la llegada de esa calamidad, cuando los babilonios en 609-607 a. E.C. sitiaron y destruyeron Jerusalén. Además, la expresión †˜ser recogido a sus antepasados†™ no excluye necesariamente el morir de una manera violenta en batalla, como lo indica el uso de la expresión equiparable †˜yacer con los antepasados†™, que hace referencia tanto a morir en batalla como a una muerte no violenta. (Compárese con Dt 31:16; 1Re 2:10; 22:34, 40.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

Esta profetisa, esposa de Salum, guarda de las vestiduras (ya sea sacerdotales o reales), vivía en la segunda sección (la occidental [?]) de Jerusalén. El rey Josías envió (ca. 621 a.C.) al sumo sacerdote Hilcías, a Safán el escriba, y a otros, a consultarla, luego de haberse descubierto “el libro de la ley en la casa del Señor” (2 R. 22.14; 2 Cr. 34.22). Hulda aceptó el libro como la palabra de Yahvéh, con cuya autoridad profetizó juicio contra Jerusalén y Judá después de la muerte de Josías. Es de notar que, aunque tanto Jeremías como Sofonías eran profetas en esa época, fue a ella a quien se buscó en este asunto del culto.

M.B.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico