Himeneo (gr. Huménaios, «perteneciente a Hymen» [el dios del matrimonio, de las bodas] [«matrimonial [nupcial]»). Cristiano que apostató, culpable de blasfemia y de diseminar la falsa enseñanza de que la resurrección era un acontecimiento del pasado (1 Tit 1:19, 20; 2 Tit 2:17, 18). Por su blasfemia, junto con su compañero Alejandro fueron entregados a «Satanás», acto que sin duda incluía su separación de la iglesia. Si Pablo esperaba que esta acción tuviera un efecto saludable sobre lo ofensores, fue chasqueado, por lo menos con respecto a Himeneo, porque cuando escribió su 2ª epístola a Timoteo, Himeneo todavía estaba activo en su apostasía.
Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico
cristiano de Efeso, y Alejandro, de quienes dice el apóstol Pablo que †œnaufragaron en la fe†, y los entregó a Satanás a fin de que ambos aprendiesen a no blasfemar, es decir los excluyó de la comunidad cristiana, 1 Tm 1, 19-20. Puede ser el mismo H. mencionado junto a Fileto, falsos doctores que negaban la resurrección de la carne y afirmaban que la resurrección ya había sucedido, 2 Tm 2, 17-18.
Himno, griego hymnos, canto. Composición lírica, oda, cántico que exalta la gloria de un héroe, de un dios. Al igual que los pueblos que lo rodeaban, como Egipto, Mesopotamia, Canaán, Israel a lo largo de su historia cultivó la poesía en todas sus formas, como en el libro de los Salmos. Ya desde los primeros libros de las Escrituras encontramos cánticos, himnos, que exaltan la grandeza de Yahvéh, sus prodigios en la naturaleza y en la historia, como el canto triunfal de Moisés, tres el exterminio del ejército del faraón, que exalta el poder de Yahvéh que salva milagrosamente a los israelitas cuando los sacó de la esclavitud en Egipto, Ex 15; el cántico de la profetisa Débora, con motivo de la victoria sobre los cananeos, un himno que celebra la intervención de Yahvéh contra los enemigos de su pueblo y encomia a las tribus que acudieron al llamado de la profetisa a la lucha, Jc 5. Hay un libro, desaparecido, del cual sólo existe una referencia en las Escrituras, que era una colección de cantos épicos, de himnos, llamado las Guerras de Yahvéh, Nm 21, 14. En el A. T., el libro que más himnos contiene es el de los Salmos, del latín psalmus, canción, llamado Salterio, del griego psalterion, del nombre del instrumento de cuerdas con que se acompañaba el canto, término con el que se tradujo el hebreo Tehil.lim, himnos, alabanzas. Sin embargo, esta denominación no abarca todos los Salmos, puesto que de ellos los himnos son: Sal 8; 19 (18); 29 (28); 33 (32); 46 (45); 47 (46); 48 (47); 76 (75); 84 (83); 87(86); 93 (92); 96 (95); 97 (96); 98 (97); 99 (98); 100 (99); 103 (102); 104 (103); 105 (104); 106 (105); 113 (112); 114 (113 A); 117 (116); 122 (121); 135 (134); 136 (135); 145 (144); 146 (145); 147 (146-147); 148; 149; 150. Estos himnos, por lo general, tienen una estructura similar: empiezan con un preludio, exhortación a alabar a Yahvéh; luego, el cuerpo principal del h., que contiene los motivos de la alabanza divina, las obras realizadas por Yahvéh, sus atributos; al final, se repite la exhortación introductoria, que a veces se repite entre las estrofas, o bien se dice una oración.
En el N. T. se encuentran varios himnos, como el cántico de María, tras el saludo con Isabel, el llamado en latín Magnificat, Lc 1, 46-55, inspirado en muchos lugares del A. T., como el cántico de Ana, considerado el modelo del de María, 1 S 2, 1-10. El cántico de Zacarías, cuando le volvió el habla en la circuncisión de su hijo Juan Bautista, conocido en latín como el Benedictus, Lc 1 67-79. El cántico de Simeón, cuando la presentación del niño Jesús en el Templo, inspirado en el profeta Isaías, conocido en latín como el Nunc dimittis, Lc 2, 29-32.
También se encuentran trozos de himnos a Jesús, posiblemente cantados en la liturgia de la Iglesia primitiva, así como doxologías, también con ecos veterotestamentarios, como en Jn 1, 1-18; Ef 5, 14; Flp 2, 6-11; Col 1, 15-20; 3, 16; 1 Tm 1, 17; 3, 16; 6, 15-16; 2 Tm 2, 11-13; Rm 11, 33-35; Ap 4, 8-11; 15, 3-4.
Diccionario Bíblico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003
Fuente: Diccionario Bíblico Digital
(gr., Hymenaios, relacionado con Hymen, el dios del matrimonio). Un supuesto creyente que fue arrastrado por las herejías y trató de arruinar la fe de los verdaderos creyentes, y quien fuera excomulgado por Pablo (1Ti 1:19-20; 2Ti 2:16-18).
Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano
Personaje cuyo nombre es igual al del dios griego del matrimonio. Pablo lo menciona como hereje, junto con †¢Alejandro y †¢Fileto. Su enseñanza incluía el decir †œque la resurrección ya se efectuó† (2Ti 2:17-18). Pablo señala: Los †œentregué a Satanás para que aprendan a no blasfemar† (1Ti 1:19-20).
Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano
tip, BIOG HOMB HONT
vet, (gr., «perteneciente a «Himen», el dios griego del matrimonio»). Persona que naufragó de la fe. Pablo lo abandonó a Satanás (1 Ti. 1:20). Himeneo negaba la resurrección futura, diciendo que ya había tenido lugar. Fileto se unió a él para propagar esta falsa enseñanza (2 Ti. 2:17, 18). Es posible que tuviera relación con el naciente gnosticismo, alegorizando la esperanza de la resurrección, aplicándola a la conversión y negando su literalidad.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado
(nombre dado en honor de Himeneo, el dios griego del matrimonio).
Apóstata del cristianismo que vivió en el siglo I. Pablo lo llamó blasfemo e indicó que estaba lleno de †œvanas palabrerías que violan lo que es santo†. Himeneo se apartó de la verdad y junto con un tal Fileto, enseñó doctrinas falsas y subvirtió la fe de algunos. Una de sus enseñanzas falsas era que †˜la resurrección ya había ocurrido†™ en aquel tiempo. Al parecer, lo que ellos enseñaban era lo siguiente: la resurrección era meramente espiritual, simbólica, y los cristianos dedicados ya habían tenido su resurrección; esto era todo lo que se podía esperar, no había ninguna otra resurrección en el futuro bajo el Reino mesiánico de Dios. (2Ti 2:18; compárese con 1Co 15:12-23.)
En la primera carta de Pablo a Timoteo, el nombre de Himeneo se menciona junto con el de otro apóstata: Alejandro. El apóstol dice que había entregado a Himeneo y a Alejandro †œa Satanás†, refiriéndose probablemente a que los había echado o expulsado de la congregación. (1Ti 1:18-20; 2Ti 2:16, 17.)
Fuente: Diccionario de la Biblia
Maestro perjudicial asociado con *Alejandro (1 Ti. 1.19–20) y *Fileto (2 Ti. 2.17). La entrega de Himeneo y Alejandro a Satanás por parte de Pablo recuerda 1 Co. 5.5; ambos pasajes se han interpretado como excomunión (e. d. entrega a la esfera de Satanás) y como la imposición de castigo corporal. Estas no son, desde luego, incompatibles, pero la semejanza verbal con Job 2.6, LXX, y diversas medidas disciplinarias en la iglesia apostólica (cf. Hch. 5.3–11; 8.20–24; 13.9–11; 1 Co. 11.30) sugieren que los efectos físicos estaban incluidos por lo menos. También hay paralelos en los textos de execración (cf.
Sin embargo, cuando se escribió 2 Ti. 2.17 la medida no había provocado el correspondiente arrepentimiento. El error de Himeneo y otros, descrito en términos clínicos como que “carcomerá como gangrena”, seguía estando muy presente en la mente de Pablo. Comprendía una, espiritualización” de la resurrección (incluyendo, sin duda, el juicio), doctrina siempre repugnante para la mente griega: hubo desinteligencias similares antes en Corinto (1 Co. 15.12). Ideas como estas adoptaron diversas formas en la religión gnóstica: cf. lo que sostenían los falsos maestros en los Hechos de Pablo Tecla 14 (combinando dos ideas): “Te enseñaremos acerca de esa resurrección que el declara, que ya ha acontecido en los hijos que tenemos, y nos levantamos de nuevo cuando hemos llegado al conocimiento del Dios verdadero” (
Este nombre (que es el del dios del matrimonio) no es muy frecuente.
Bibliografía. J. B. Bauer, Los apócrifos neotestamentarios, 1971.
Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico