Hielo (heb. qeraj). Los escritores reconocían el hielo como uno de los fenómenos de la naturaleza, y veían en esta sustancia un reflejo de la gloria del Creador (Job 37:10; 38:29; Psa 147:17). Qeraj, según el contexto, también puede significar «helada» (Gen 31:40; Job 6:16; Jer 36:30) o «cristal» (Eze 1:22). Véanse Cristal; Nieve. Hiena. Traducción en 2 pasajes (Isa 13:22; 34:14) del heb. ‘î, que generalmente significa «isla» o «costa», pero que evidentemente no es apropiada en estos versículos, donde el contexto parece indicar claramente alguna clase de animal. Algunos eruditos opinan que se trata de criaturas fantasmales o demonios de las islas. La hiena es un animal salvaje que se encuentra en todas partes de la Palestina actual, y debió haber sido también muy común en los tiempos antiguos. Vive en las tumbas y en las cuevas, y sale a merodear después de oscurecer para buscar comida. En el libro apócrifo del Eclesiástico (13:18, BJ), «hiena» es la traducción del heb. tsâbûa. Esta definición significaría que «valle de Zeboim» (1Sa 13:18) es «valle de las hienas».
Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico
Agua solidificada por efecto del frío. Tanto Elihú como Jehová Dios llamaron la atención de Job a la naturaleza extraordinaria del hielo. El propio Todopoderoso dijo: †œ¿Del vientre de quién realmente sale el hielo? […] Las aguas mismas se mantienen escondidas como por piedra, y la superficie de la profundidad acuosa se hace compacta†. (Job 36:1; 37:10; 38:1, 29, 30.) La formación de hielo a la que se hace referencia en estas palabras solo es posible debido a una propiedad muy extraordinaria del agua. Cuando el agua de los lagos y los mares se enfría, se hace más pesada. Esta agua más pesada desplaza a la más ligera, la que tiene una mayor temperatura, que se eleva hacia la superficie. Pero cuando toda el agua alcanza aproximadamente los 4 °C., este proceso se invierte. El agua se hace más ligera a medida que se acerca al punto de congelación y permanece como una capa encima del agua que está debajo a mayor temperatura. Luego, esta capa se convierte en hielo, †œse hace compacta†. Siendo más ligero que el agua, el hielo mantiene a las aguas que quedan debajo †œescondidas como por piedra†, y así protege la vida marina. Si no fuese por este fenómeno, con el tiempo gran parte del agua de los lagos, e incluso de los océanos, con el tiempo se convertiría en hielo, lo que haría de la Tierra un lugar inhóspito para la vida.
Cuando el salmista dice que Jehová está †œarrojando su hielo como bocados†, debe referirse al granizo o al aguanieve. (Sl 147:17; véase GRANIZO.)
El término hebreo para †œhielo† (qé·raj) también se usa con referencia a temperaturas de congelación o más bajas, así como a la †œescarcha†. (Jer 36:30.)
Fuente: Diccionario de la Biblia