HEMORROISA

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Mujer que pierde sangre, por flujo menstrual o por otra causa. Se llamó así­ a la que fue curada por Jesús, según relato del Evangelio. (Mt. 9. 23-24)

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

DJN
 
El relato de la «mujer que padece hemorragia crónica» (Mt 9,20-23; Mc 5,25-34; Lc 8,43-48) es uno de los más cargados de significados teológicos-eclesiales y sociológico-religiosos del Nuevo Testamento. En él se establecen toda una amplia gama de relaciones entre lo antiguo y lo nuevo, entre lo puro y lo impuro, entre lo profano y sagrado, entre los compartimentos estancos que aí­slan y marginan y la supresión de barreras que unifican y realizan una comunión universal de todas las realidades mundanas.

1) ón del relato: «una mujer lleva doce años con flujo de sangre» («en rusei aimatos», Mc 5,25; Lc 8,43); Mt 9,20, con la palabra «aimorroou», «teniendo hemorragias» indica mejor la continuidad y persistencia de la pérdida de sangre. La traducción al griego moderno es «pasje apó aimorraguian». —Los tres evangelistas acentúan la duración del caso: años: el número doce es sin duda simbólico para indicar a Israel, pero también, según creo, un número de plenitud, que indica en este caso impureza absoluta, no circunstancia, que impide la comunión con lo sagrado, un intento de superar la variada y complicada casuí­stica de las prescripciones sobre pureza, transmitidas en el Leví­tico 15,19-24 (cfr La «Misma», «Purezas»). -Los médicos no quedan bien parados, sobre todo en Marcos; Lucas es más benévolo y suaviza las expresiones; Mateo ni siquiera alude a los médicos. Marcos es mucho más colorista, ambienta y matiza los detalles del escenario; Mateo entrega un escueto guión catequético y didáctico sobre el contenido esencial del «encuentro». -La mujer toca por detrás el manto de Jesús, con la esperanza de ser curada (Mc, Mt, Lc). -Al instante se seca la fuente de la «hemorragia» (Mc, Lc), «y en aquel mismo momento quedó curada» (Mt). -Jesús nota que una fuerza curativa sale de él: «¿,Quién me tocó los vestidos?». -El momento de la curación es distinto: Marcos y Lucas, antes de las palabras de Jesús (=»tu fe te acaba de salvar); un matiz exclusivo de Mateo: la mujer es salvada por la palabra de Jesús. -Los tres evangelistas apelan a la confianza, a la fe en Jesús para que se realice la acción sanadora: «confianza, fuerza curativa, efecto saludable». Un trinomio siempre unido a la actividad salvadora de Jesús: «Hija, tu fe te ha salvado: vete en paz» (Mc. Lc. Mt.): La marginación ha terminado y se ha restablecido la comunión de vida en una esfera nueva de libertad.

) Relación con la impureza legal: La distinción entre «puro e impuro», aunque no es exclusivamente bí­blica, en la Biblia adquiere un significado nuevo que se descubre considerando los efectos de la impureza, siendo el principal de todos «la exclusión de la esfera de lo sagrado» (Lev 11-15; Cfr 7,21). Lo que es impuro lo es por sí­ mismo, pero puede comunicar su impureza (Lev 15,25) (La «hemorroisa» se muestra avergonzada y tí­mida, porque al entrar en contacto con otra persona la hace impura: intenta evitarlo «tocando por detrás su manto» (Mc 5,27; Lc 8,43; Mt 9,20 = «orla» «ribete»). Es impuro todo lo que manifiesta una fuerza independiente, como la sangre. En el pensamiento mágico es impuro lo que está cargado de fuerzas peligrosas o puede desencadenarlas, y puede por tanto ser evitado, por ejemplo, una mujer con hemorragias, menstruación, etc. En el pensamiento religioso, la impureza se pone en relación con la divinidad y se concibe como un obstáculo a la relación del hombre con la misma (cfr HAAG, de la Biblia, col. 1608).

3) Jesús la pureza legal: Aunque las leyes sobre lo puro e impuro contribuyeron a salvaguardar el monoteí­smo israelita, el judaí­smo cayó en un formulismo y ritualismo esterilizante, en un mero formalismo, enérgicamente censurado por los profetas. En esta lí­nea está todo el evangelio. En la economí­a de la salvación instituida por Cristo nada es de suyo impuro (Mc 7,1-2 3; Mt 23,23 s). Sólo la pureza, producto de una purificación del corazón, de una comunión real con Dios es verdadera (Mt 5,8). Para Jesús ya no hay compartimentos estancos, ni otros cerrados; solamente la perversión del corazón puede apartar de la comunión religiosa, sociológica, ecológica…
) Significado del relato: Dentro de este variado contexto cada lector, cada intérprete puede descubrir resonancias y significados peculiares. Una idea básica, sin embargo, recorre esta unidad literaria: Jesús se presenta como centro unificador de todas las realidades. Frente al exclusivismo judí­o, él ofrece un mensaje universalista de integración. La hemorroisa representa a todos los marginados por las prescripciones discriminatorias judí­as; ese estado puede terminar adhiriéndose a la persona y al mensaje de Jesús: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y continúa curada de tu enfermedad» (Mc 5,34). > milagros; enfermedad.

BIBL. – H. NEREY, Idea of Purety in Mark’s Gospel, Semeia 85 (1986) 91-128; J. GN0.KA, Evangelio según San Marcos, Salamanca, 1986; O. Bo-CHER, «Sangre», DENT, 109-116, Vol. 1., Salamanca, 1996; F. G. UNTERGABMAN, «Puro-Impuro», DENT, Vol. I., 2357-2360.

Pérez

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret