HAGEO, LIBRO DE

Décimo de los profetas menores. En sus treinta y ocho versí­culos están contenidos los oráculos con los cuales animó al remanente para que emprendiera la obra de reconstrucción del †¢templo. Los antecedentes históricos son los mismos que para el libro de †¢Esdras. La oposición samaritana habí­a logrado impedir los trabajos durante unos quince años. Cuando †¢Darí­o el Grande subió al trono persa, los judí­os no aprovecharon la buena disposición del monarca para con los distintos grupos religiosos del imperio y continuaron inactivos. Entonces Hageo y †¢Zacarí­as pronunciaron sus profecí­as para levantar el entusiasmo del pueblo hacia la obra. La †¢Septuaginta atribuye a Zacarí­as y H. la autorí­a de los salmos 145 al 148.

Autor y fecha. No existe polémica importante sobre quién escribió H. Se trata del mismo personaje mencionado en Esd 5:1-2; Esd 6:14. Como el profeta es preciso en dar las fechas de sus oráculos, no hay discusión en cuanto a que el escrito se originó alrededor del año 520 a.C., en el reinado de †¢Darí­o Histaspes.

Caracterí­sticas. H. no se distingue por un lenguaje florido. Su prosa no tiene brillo, pero sí­ es vigorosa y, por los resultados, muy efectiva. H. habla con la autoridad del que trae palabra de Jehová (Age 1:1, Age 1:3; Age 2:1, Age 2:10, Age 2:20). El tono enfático puede notarse en la repetición de ciertas expresiones. Cuatro veces llama al pueblo a que reconsideren sus actitudes (†œMeditad en vuestros caminos…. meditad en vuestro corazón† [Age 1:5, Age 1:7; Age 2:15, Age 2:18]). Repite que la †œcasa está desierta† (Age 1:4; Age 1:9) y que Dios dice: †œHaré temblar los cielos y la tierra† (Age 2:6, Age 2:21). Algunas partes de sus oráculos parecen estar relacionadas con otros textos del AT. Así­, Age 1:6 (†œSembráis mucho, y recogéis poco; coméis y no os saciáis…†) parece citar a Deu 28:38-40 (†œSacarás mucha semilla al campo, y recogerás poco…. plantarás viñas y labrarás, pero no beberás vino…†). También Age 2:17 (†œOs herí­ con viento solano…†) parece tener de fondo a Deu 28:23-24 (†œY los cielos que están sobre tu cabeza serán de bronce…. dará Jehová por lluvia a tu tierra polvo…†).

Primer oráculo. Una gran sequí­a azotaba al paí­s. En medio de ella el profeta se dirige a los lí­deres del pueblo, †¢Zorobabel y †¢Josué (o Jesúa). Dios pregunta si hacen bien en vivir en sus †œcasas artesonadas† mientras la casa de Jehová está desierta. Les pide que reconsideren, pues los males que sufren son causados precisamente por ese hecho. Les anima: †œSubid al monte, y traed madera, y reedificad la casa†. Los que gobernaban, y el pueblo, oyeron †œla voz de Jehová su Dios … y temió el pueblo delante de Jehová…. y vinieron y trabajaron en la casa de Jehovᆝ (Age 1:1-15).

Segundo oráculo. Animando a Zorobabel, Josué y al pueblo, H. anuncia que Dios llenará †œde gloria esta casa† con una gloria que será mayor que la que tení­a el †¢templo original, porque †œvendrá el Deseado de todas las naciones† (Age 2:1-9).

Tercer oráculo. H. plantea al pueblo una pregunta cuya contestación demuestra que las ofrendas que son traí­das a Dios son inmundas por venir de personas cuyo corazón no es recto para con Dios. Pero éste promete bendición, sin embargo, si reemprenden los trabajos (Age 2:10-19).

Cuarto oráculo. Dios ordena a H. que reafirme el corazón del lí­der Zorobabel, a quien el Señor pondrá †œcomo anillo de sellar; porque yo te escogí­, dice Jehová de los ejércitos†. La predicación de este profeta, junto con la de Zacarí­as, trajo como resultado la reconstrucción de la casa de Dios (Age 2:20-23).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

De acuerdo con las fechas que contiene, este pequeño libro registra mensajes recibidos entre agosto y diciembre del año 520 a.C. Habían pasado alrededor de 18 años desde que los judíos retornaron, por obra de Ciro, del exilio en Babilonia, pero hacía tiempo que habían cesado los trabajos de restauración del templo (Esd. 4.24). La tarea principal de Hageo consistió en mover a sus contemporáneos a la acción una vez más, tarea en la que fue ayudado por el profeta Zacarías (Esd. 5.1).

I. Contenido y estructura

A pesar de los indicios internos en cuanto a secuencia cronológica, se ha cuestionado el orden del texto, y se ha sugerido la necesidad de reordenarlo (cf. neb). El orden bíblico del texto está corroborado por el Rollo de los doce encontrado en las cuevas de Murabbaat, el más primitivo de los ms(s). heb. conocidos, que, además, sigue un esquema reconocible. La estructura encierra una doble acusación, respuesta, y consuelo:

Aunque bien puede haber habido un ordenamiento editorial de las profecías, la urgencia del mensaje y la ausencia de comentarios sobre el mismo sugieren que transcurrió poco tiempo entre la predicación del profeta y la publicación de sus palabras.

II. Desarrollo del tema

La doble presentación tiene un propósito específico. En la primera mitad el profeta comienza con el presente y retrocede 18 años, mientras que en la segunda mitad se proyecta del presente al futuro, aunque en cada caso el consuelo contiene referencias a la bendición prometida.

Parte I. 1.1–11. Comprendiendo la generalizada atmósfera de letargo, Hageo entrelaza acusaciones con un comentario en el que diagnostica la situación económica. Una directiva (v. 8) ofrece una meta para la comunidad, y una prueba de su disposición para aceptar corrección.

1.12–15. La respuesta no tiene precedentes. Zorobabel el príncipe y Josué el sacerdote, se ponen a la cabeza de su pueblo en aceptación unánime de la autoridad de Hageo como portador de la palabra de Dios. Con la promesa de la presencia del Espíritu de Dios entre ellos, comienza tres semanas más tarde la reconstrucción del templo.

2.1–9. Después de cuatro semanas nuevamente volvió a cundir el desánimo, y el progreso de las obras comenzó a resentirse. A causa de la pobreza, el nuevo edificio estaba necesariamente limitado a lo básico, y no tenía el esplendor del templo de Salomón. No obstante, un día iba a ser embellecido con el oro y la plata con que contribuirían las naciones, y entonces sobrepasaría incluso al de Salomón.

Parte II. 2.10–17. Una cosa era reconstruir el templo, pero otra muy diferente era quitar la contaminación provocada por la profanación cometida por los ejércitos paganos. El mero ofrecimiento de carne para los sacrificios del ritual no podía asegurar la aceptación del Señor. Lejos de ser un lugar de purificación, la estructura del templo había sufrido profanación. El arrepentimiento era absolutamente necesario, y de ello era prueba tangible la obediencia al profeta. Dios demostraría su reconocimiento de este cambio espiritual al dar abundancia en lugar de la escasez reinante.

2.18–19. El pueblo había respondido, y el Señor daría su bendición una vez más. Ese mismo día de diciembre, cuando ningún agricultor podía predecir qué ocurriría al año siguiente con la cosecha, Dios prometió prosperidad como señal de su aprobación.

2.20–23. Aquí encontramos ecos de las imágenes empleadas en 2.1–9. En 520 a.C. poco había en la escena política que pudiera levantar el ánimo de los que retornaban del exilio. Las grandes potencias estaban bien afirmadas, pero el día de su derrocamiento estaba cerca. Entonces el príncipe davídico, Zorobabel, el siervo elegido por Dios, sería el ejecutivo del Señor, como el anillo que se utilizaba para sellar los documentos reales (cf. Jer. 22.24), y él cumpliría toda la voluntad divina.

Según Hageo, hay una correlación estricta entre dedicación a la causa de Dios y disfrute de sus beneficios. Hay prioridades también. Cuando se observan éstas, y se le da a Dios el lugar que le corresponde, las necesidades de su obra y de su pueblo serán satisfechas por él. Para el cumplimiento de la promesa a Zorobabel, véase Mt. 1.12; Lc. 3.27.

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J.G.B.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico