HABACUC, LIBRO DE

Uno de los libros de la Biblia llamados †œprofetas menores†, contentivo de los oráculos del profeta †¢Habacuc. Entre éstos es, sin duda, el de mayor profundidad de pensamiento, lo cual ha conducido a que algunos le llamen †œel profeta escéptico†, o †œel profeta filósofo†.

Fecha. El contenido mismo de la profecí­a permite determinar la posible fecha de su composición, aunque no se indique la misma con precisión. Se describe un estado de corrupción en Judá. Dios anuncia el castigo que vendrí­a por medio de los caldeos, etcétera. Por éstos y otros detalles la mayorí­a de los eruditos concluyen en que la fecha está posiblemente alrededor del año 600 a.C., en tiempos del rey †¢Jeconí­as.

Desarrollo. El profeta clama preguntando a Dios: †œ¿Hasta cuándo?†, en relación con la violencia que presenciaba en la sociedad, donde †œpleito y contienda se levantan…. la ley es debilitada, y el juicio no sale según la verdad† y †œsale torcida la justicia….† (Hab 1:1-4).
le contesta que levantarí­a †œa los caldeos, nación cruel…† que anda tomando †œlas moradas ajenas†. Le describe la fuerza de sus ejércitos y cómo escarnecerí­a a los reyes (†œ… se reirá de toda fortaleza, y levantará terraplén y la tomarᆝ), y que hará todo eso †œatribuyendo su fuerza a su dios† (Hab 1:5-11).
profeta reacciona sorprendido y pensando que no puede ser, porque Dios es †œmuy limpio de ojos para ver el agravio†. Que lo que ha escuchado le parece que pinta a los escarnecedores destruyendo †œal más justo que él†. El profeta le dice a Dios que eso serí­a tratar a †œlos hombres† como a †œlos peces del mar, como reptiles que no tienen quien los gobierne†. Que así­ se comportan los caldeos, aniquilando †œnaciones continuamente† (Hab 1:12-17).
és de expresar sinceramente su perplejidad, el profeta queda a la espera de la respuesta de Dios. éste le contesta. Entre las cosas que le dice está la famosa frase: †œEl justo por su fe vivirᆝ, que luego serí­a citada varias veces en el NT. Sigue una serie de ayes y condenas contra una persona cuyo nombre no aparece, aunque sugiere ser el lí­der de un gran imperio, quizás Nabucodonosor. Pero todas las injusticias cometidas tendrán su merecido fin, †œporque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar†. Se hace alusión a la soberaní­a de Dios (†œJehová está en su santo templo; calle delante de él toda la tierra†) (Hab 2:1-20).
una oración o salmo el profeta dice a Dios que ha escuchado y que teme. Y que espera la acción de Dios, a quien dice: †œEn la ira acuérdate de la misericordia†. Describe entonces la gloria de Dios en la creación del universo y su potencia salvadora. Expresa que al oí­r la voz de Dios se conmovió (†œdentro de mí­ me estremecí­†). Pero que ahora estarí­a †œquieto en el dí­a de la angustia† y que a pesar de lo negativo o sombrí­o de las circunstancias †œAunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo y los labrados no den mantenimiento…†, con todo se alegrarí­a en Dios, porque †œJehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar† (Hab 3:1-19).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

Libro de las Escrituras Hebreas que ocupa el octavo lugar entre los llamados †œprofetas menores† tanto en el texto hebreo como en la Versión de los Setenta y en la mayorí­a de las Biblias españolas. Consta de dos partes: 1) un diálogo entre el escritor y Jehová (caps. 1, 2); 2) una oración en endechas (cap. 3).

Escritor. Al escritor se le identifica en el mismo libro. La composición de ambas secciones se atribuye a †œHabacuc el profeta† (1:1; 3:1; véase HABACUC).

Canonicidad. La canonicidad del libro de Habacuc está respaldada por catálogos antiguos de las Escrituras Hebreas. Aunque no lo mencionan por nombre, el libro debió estar incluido en sus referencias a los †˜doce profetas menores†™, pues de otra manera no hubieran sido doce. Además, las citas que se hacen de él en las Escrituras Griegas Cristianas prueban fuera de toda duda su canonicidad. Pablo citó de Habacuc 1:5 (LXX) al dirigirse a los judí­os faltos de fe (Hch 13:40, 41), aunque no mencionó el nombre del profeta, y también citó de Habacuc 2:4 (†œPero en cuanto al justo, por su fidelidad seguirá viviendo†) cuando animó a los cristianos a que manifestaran fe. (Ro 1:16, 17; Gál 3:11; Heb 10:38, 39.)
Entre los Rollos del mar Muerto hay un manuscrito de Habacuc (caps. 1, 2) que contiene un texto hebreo premasorético con un comentario adjunto. Ha de señalarse que en este texto el nombre de Jehová está escrito en caracteres hebreos antiguos, mientras que en el comentario se evita sustituyéndolo por la palabra hebrea ´El (que significa †œDios†).
Los eruditos creen que este manuscrito se escribió hacia fines del siglo I a. E.C., lo que lo convierte en el manuscrito hebreo más antiguo que existe del libro de Habacuc. En Habacuc 1:6 este manuscrito dice †œcaldeos†, de modo que confirma la exactitud del texto masorético, que muestra que los caldeos (babilonios) serí­an aquellos que Jehová levantarí­a como su instrumento.

Cuándo se escribió y contexto histórico. La declaración †œJehová está en su santo templo† (Hab 2:20) y la nota que sigue a Habacuc 3:19 (†œAl director sobre mis instrumentos de cuerda†) indican que Habacuc profetizó antes de que el templo que Salomón construyó en Jerusalén fuese destruido en el año 607 a. E.C. Asimismo, las palabras de Jehová †œvoy a levantar a los caldeos† (1:6) y el carácter general de la profecí­a muestran que los caldeos, o babilonios, todaví­a no habí­an desolado Jerusalén. No obstante, Habacuc 1:17 podrí­a dar a entender que ya habí­an empezado a derribar algunas naciones. Durante el reinado del buen rey Josí­as de Judá (659-629 a. E.C.), los caldeos y los medos tomaron Ní­nive (en 632 a. E.C.), y Babilonia se hallaba por aquel entonces en ví­as de convertirse en potencia mundial. (Na 3:7.)
De acuerdo con la tradición rabí­nica, algunos sostienen que Habacuc profetizó en una fecha más temprana, durante el reinado de Manasés de Judá. También opinan que era uno de los profetas a los que se hace alusión en 2 Reyes 21:10 y 2 Crónicas 33:10. Sostienen, además, que los babilonios no eran todaví­a una amenaza, lo que harí­a la profecí­a de Habacuc más inverosí­mil aún para los judaí­tas. (Véase Hab 1:5, 6.)
Por otro lado, durante los primeros años del reinado de Jehoiaquim, Judá estaba dentro del campo de influencia egipcia (2Re 23:34, 35), y el que en este tiempo Dios levantara a los caldeos para castigar a los desobedientes habitantes de Judá pudo ser para ellos †˜una actividad que no creerí­an aunque se les contara†™. (Hab 1:5, 6.) El rey de Babilonia, Nabucodonosor, derrotó al faraón Nekoh en Carquemis (en 625 a. E.C.) en el cuarto año del reinado del rey Jehoiaquim. (Jer 46:2.) Por lo tanto, Habacuc pudo haber profetizado y registrado la profecí­a antes de ese acontecimiento, y haber completado la escritura en Judá hacia 628 a. E.C. El empleo del tiempo futuro al referirse a la amenaza caldea señalarí­a a una fecha anterior al vasallaje de Jehoiaquim a Babilonia (620-618 a. E.C.). (2Re 24:1.)

Estilo. El estilo es enérgico y conmovedor. Se emplean comparaciones e ilustraciones ví­vidas. (Hab 1:8, 11, 14, 15; 2:5, 11, 14, 16, 17; 3:6, 8-11.) Comentando acerca del estilo de Habacuc, S. R. Driver dijo: †œLa fuerza literaria de Habacuc es considerable. Aunque su libro es breve, es muy enérgico; sus descripciones son explí­citas y dinámicas; tanto las ideas como la expresión son poéticos†. Por supuesto, tales cualidades se deben principalmente a la inspiración divina.
El libro de Habacuc destaca la supremací­a de Jehová sobre todas las naciones (Hab 2:20; 3:6, 12), hace resaltar su soberaní­a universal y también el hecho de que el justo vive por medio de la fe (2:4). Además, edifica la confianza en Jehová mostrando que no muere (1:12), que trilla las naciones con justicia y que sale para salvar a su pueblo (3:12, 13). Para aquellos que se alborozan en Jehová, se le presenta como el Dios de salvación y la fuente de energí­a vital (3:18, 19).

[Recuadro en la página 1072]

PUNTOS SOBRESALIENTES DE HABACUC
Ofrece una respuesta a la pregunta: ¿ejecutará Dios a los inicuos?
Debió escribirse alrededor del año 628 a. E.C., cuando la presencia caldea cobraba importancia, pero antes del vasallaje de Jehoiaquim

Habacuc pide ayuda, pregunta por cuánto tiempo permitirá Dios que los inicuos continúen (1:1–2:1)
Cuando Jehová responde que levantará a los caldeos como Su instrumento para el castigo, Habacuc no puede entender que el Santo utilice a un agente traidor, que hace de su máquina de guerra un dios, cuya red barredera recoge a hombres como peces y que mata a pueblos sin piedad
El profeta espera la respuesta de Jehová y reconoce que merece censura

Jehová contesta que tiene un tiempo señalado, pronuncia un ay sobre el instrumento caldeo (2:2-20)
Jehová asegura que aunque parezca que tarda, la visión profética es †œpara el tiempo señalado, y sigue jadeando hasta el fin†, para cumplirse sin falta
Los ayes que se pronuncian indican que los caldeos no se quedarán sin castigo por haber saqueado a otras naciones, cortado a muchos pueblos, construido ciudades con gran derramamiento de sangre, haber hecho que otros beban la copa de la derrota humillante y practicado la idolatrí­a

El profeta pide a Jehová que actúe, pero también que muestre misericordia durante el venidero dí­a de la angustia (3:1-19)
El profeta teme y tiembla al recordar pasadas manifestaciones del poder de Jehová, pero está determinado a esperar en silencio el dí­a de angustia, alborozándose en el Dios de su salvación
Aunque fallaran los medios para sustentar la vida, Habacuc está resuelto a regocijarse en Jehová, el Dios de salvación, Aquel que lo fortalece

Fuente: Diccionario de la Biblia

I. Bosquejo del contenido

La profecía atribuida a Habacuc consta de seis secciones.

a. 1.1–4. El profeta clama a Dios a causa de la impiedad que ve a su alrededor, y pregunta cuánto tiempo seguirá sin castigo la maldad.

b. 1.5–11. Como si fuera en respuesta al clamor del profeta, Dios anuncia que está levantando a los caldeos, y describe la ferocidad de sus ejércitos, y su desprecio por todos los que se ponen en su camino.

c. 1.12–17. Pero si Dios es santo, ¿cómo puede permitir la brutal inhumanidad y la idolatría de los caldeos, cuyas atrocidades son peores que los males que son enviados a castigar!

d. 2.1–5. En su imaginación el profeta espera en su atalaya para ver si Dios resolverá su dilema. La respuesta llega en la aseveración del principio de que el orgullo de los caldeos será la causa de su caída, mientras que la fe de los justos será su salvación.

e. 2.6–20. Una canción de vituperio (māšāl) dirigida a los caldeos, que consiste en una serie de cinco lamentos que predicen graves consecuencias por los actos inhumanos de los que son responsables.

f. 3.1–19. Si este salmo de Habacuc tiene alguna conexión con el tema de los capítulos precedentes, describe una revelación en la que Dios llega envuelto en su terrible majestad para juzgar a las naciones y salvar a su pueblo.

II. Autor

Tan poco se sabe del profeta Habacuc, que todo lo que se escribe sobre él tiene valor conjetural y se basa en indicios internos. Su nombre puede tener relación con una raíz heb. que significa “abrazo” (ḥbq), o con el nombre as. de una planta, ḥambaḳuḳu. La forma gr. de su nombre es Hambakoum. Las sugerencias de que era hijo de la sunamita de 2 R. 4.16, o el centinela de Is. 21.6, tienen tan pocos elementos de prueba como la tradición que lo relaciona con Daniel en el foso de los leones (así Bel y el dragón, vv. 33ss).

III. Fecha y antecedentes

Los eruditos han debatido extensamente el tema de cuáles de estas secciones, en el caso de que alguna de ellas lo sea, realmente pertenecen a Habacuc, y no hay acuerdo con respecto a la unidad, el autor, y la fecha. La única referencia histórica clara es la relativa a los caldeos en 1.6, por lo que usualmente se fecha la profecía a finales del ss. VII a.C., poco después de la batalla de Carquemis (605 a.C.), en la que los caldeos infligieron una grave derrota a los egipcios bajo el faraón Necao a orillas del Éufrates, y marcharon hacia el O para subyugar al rey Joacim de Judá.

La teoría de Duhm y C. C. Torrey, de que en lugar de “caldeos” (heb. kaśdı̂m) debería figurar “Quitim” en el sentido de “griegos”, se basaba en el problemático 1.9 (heb., lit., “el afán de sus rostros es hacia el este”; cf. °bj). Esto concordaría mejor con la invasión de Alejandro desde el O (y una fecha en el ss. IV) que con la de Nabucodonosor desde el N o el E. Pero el texto de 1.9 es extremadamente difícil; no hay pruebas textuales de que deba leerse “Quitim” en 1.6; y debe preferirse la fecha tradicional.

IV. El mensaje del profeta

Podemos observar que hay unidad temática en todo el libro, aunque no podemos saber si ello se debe a “la influencia moldeadora del uso litúrgico” (Irwin), o a la unidad que le da un mismo autor. Habacuc se ocupa del problema moral de la elección que Dios hace de los caldeos para juzgar a Judá, ya que su crueldad y barbarie son una negación de la rectitud divina. La respuesta que recibe en 2.4 es que la arrogancia de la persona lleva en sí la semilla de su propia ruina, mientras que el hombre de fe tiene la seguridad de vivir a la luz del favor divino. Resulta claro que en esta muy citada parte de la Escritura no encontraremos el concepto paulino pleno de la fe (cf. Ro. 1.17; Gá. 3.11; He. 10.38); en realidad es dudoso que la fe paulina pudiera expresarse por medio de algún término hebreo. Pero el NT hace una presentación legítima del pensamiento del profeta por medio de la traducción de la LXX, pistis.

El comentario sobre Habacuc descubierto entre los rollos del mar Muerto interpreta 1.4–2.20 solamente de acuerdo con la historia de la secta de Qumrán, y no nos da indicio alguno sobre el significado de la profecía. Aunque en 1.6 y en otros lugares dice “esto significa los Quitim”, no encontramos indicación alguna de que el “Kasdim” del original necesitase corrección.

Bibliografía. °D. M. Lloyd-Jones, Del temor a la fe, 1979; L. Alonso Schökel, J. L. Sicre Díaz, Profetas, 1980, t(t). II, pp. 1091–1190; G. von Rad, Teología del Antiguo Testamento, 1975, t(t). II, pp. 237ss; J. Cantera, “Habacuc”, °EBDM, t(t). III, cols. 996–998; J. Cantera, El texto bíblico del comentario de Habucuc de Qumrám, 1960; R. T. A. Murphy, “Habacuc”, Comentario bíblico “San Jerónimo”, 1971, t(t). I, pp. 767–791; L. E. H. Stephens-Hodge, “Habacuc”, °NCBR, pp. 575–579; A. Robert, A. Feuillet, Introducción a la Biblia, 1970, t(t). I; G. L. Archer (h), Reseña crítica de una introducción al Antiguo Testamento, 1981; W. H. Schmidt, Introducción al Antiguo Testamento, 1983; E. J. Young, Una introducción al Antiguo Testamento, I981; H. Cazelles, Introducción crítica al Antiguo Testamento, 1981.

Comentarios de S. R. Driver, A. B. Davidson, J. H. Eaton y obras clásicas. C. C. Torrey, “The Prophecy of Habakkuk”, en Jewish Studies in Memory of George A. Kohut, 1935; W. A. Irwin, “The Psalm of Habakkuk”, JNES 1, 1942, pp. 10–40; W. F. Albright, “The Psalm of Habakkuk”, en H. H. Rowley (eds.), Studies in OT Prophecy, 1950, pp. 1–18; D. M. Lloyd-Jones, From Fear to Faith, 1953.

J.B.Tr.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico