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Acción y efecto de dirigir religiosamente a una persona o creyente con miras y su progreso moral y espiritual.
El concepto de «guía espiritual» es más psicológico y social que el clásico de «dirección espiritual» que mira más a la esfera de la conciencia y de la vida interior y sobrenatural.
Con todo es bueno entender que la dirección del alma no reclama excesivas distinciones teóricas o científicas. Determinadas actitudes aristocráticas en lo relativo al espíritu no se avienen con la sencillez y la naturalidad del Evangelio.
Los usos espirituales de otros tiempos quedan hoy superados por la responsabilidad mayor que se otorga a la conciencia personal, por el pluralismo que domina en la vida de la Iglesia y por la mejor consideración de la libertad y de opcionabilidad, valores más cotizado que la «ciega obediencia a un director espiritual» que siguen cultivando algunos grupos católicos minoritarios.
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa