GUERRA, BATALLA

A. Nombre miljamah (hm;j;l]mi , 4421), «guerra; batalla; escaramuza; combate». Este vocablo tiene un cognado en ugarí­tico. Aparece 315 veces en el hebreo bí­blico durante todos los perí­odos. El vocablo significa «guerra» o una confrontación total entre dos fuerzas (Gen 14:2). Puede referirse a hostilidades en forma más concreta; una «batalla»: «Y ordenaron contra ellos batalla en el valle de Sidim» (Gen 14:8). El término no solo implica el objetivo general, sino también el ardor de una lucha mano a mano: «Â¡Estruendo de batalla hay en el campamento!» (Exo 32:17 rva). Miljamah se refiere además al arte marcial, o sea, al «combate»: «Jehovah es un guerrero» (Exo 15:3 rva). En el Antiguo Testamento hay varios principios que al parecer regí­an en una «guerra». No se permití­a la violencia injusta. Sin embargo, la «guerra» como parte de la vida de aquellos tiempos, Dios la encabezó (Jdg 4:16) y usó (Num 21:14). Se promete protección divina a Israel (Deu 20:1-4) siempre y cuando se precedieran las batallas con sacrificios en reconocimiento del liderazgo y soberaní­a de Dios (1Sa 7:9), y se le consultara y obedeciera (Jdg 20:23). Ni una vida se perderí­a (Jos 10:11). El sí­mbolo de la presencia de Dios en «batalla» era el arca del pacto (1Sa 4:3-11). Pero su presencia en un combate demandaba pureza espiritual y ritual (Deu 23:9-14). Antes y durante la batalla sonaban las trompetas delante de Dios, a la espera de victoria y gratitud (Num 10:9-10); y también para comunicarse los comandantes con sus tropas. Un grito de guerra anunciaba el comienzo de una «batalla» (Jos 6:5). Al principio, el ejército israelita consistí­a de todo varón entre los veinte y cincuenta años de edad (Num 1:2-3). A veces solo se convocaban ciertos segmentos de este ejército potencial (Num 31:3-6). Habí­a varias circunstancias que permití­an eximir a alguien de una «guerra» (Num 1:48-49; Deu 20:5-8). Durante los reinados de David y Salomón se fue formando un ejército profesional. Llegó a su apogeo particularmente bajo Salomón cuyo ejército tuvo renombre por sus carruajes de guerra. A las ciudades que rodeaban a Palestina se les ofrecí­a términos de rendición antes de atacarlas. Aceptarlos implicaba que los subyugaran y esclavizaran (Deu 20:10-11). Las ciudades y los pueblos en la tierra prometida debí­an aniquilarse totalmente. Estaban bajo prohibición (Deu 2:34; 3.6; 20.16–18). Por consiguiente, las batallas se consideraban extraordinariamente sagradas (guerra santa); todo se consagraba y sacrificaba a Dios. Se amonesta a los reyes de Israel a no confiar en el poderí­o de muchos caballos y carruajes, sino en Dios (Deu 17:16). A los ejércitos de Israel se les prohibí­a talar árboles frutales para construir sus equipos de asedio (Deu 20:19-20). El pago de los soldados era el botí­n de «guerra» (Num 31:21-31) que se repartí­a entre todo el ejército, aun los que quedaban en la retaguardia (Num 31:26-47; Jdg 5:30). Se asignaba también una parte para Dios (Num 31:28-30). B. Verbo lajam (µj’l; , 3898), «librar batalla, batallar, pelear, luchar, guerrear». El verbo aparece 171 veces en el hebreo bí­blico. La primera mención es en Exo 1:10 «Ahora, pues, seamos sabios para con él, para que no se multiplique, y acontezca que viniendo guerra, él también se una a nuestros enemigos, y pelee contra nosotros, y se vaya de la tierra». fs241 H

Fuente: Diccionario Vine Antiguo Testamento