GREMIO

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Gremio es la asociación de personas con intereses comunes, por su pertenencia a un mismo oficio, negocio o profesión. El objetivo de la asociación consiste en obtener protección y ayuda mutuas.

El término se aplicó a dos tipos de asociaciones que se extendieron por toda Europa durante la Edad Media: los gremios de comerciantes y los gremios de artesanos. Ambos aparecieron en Europa durante el siglo XI, como consecuencia del crecimiento del comercio y de los centros urbanos. Los comerciantes tení­an que viajar por diversos paí­ses, de feria en feria, por lo que, para protegerse, los interesados se asociaban, creando una «caravana». En ella habí­a un jefe que dictaba normas de obligado cumplimiento. Esta caravana (gilda o hansa, en los paí­ses de habla germana) se denominaba «fraternidad» o cofradí­a en los paí­ses latinos.

Además de establecer la obligación de defenderse en bloque ante un ataque, las normas obligaban al apoyo mutuo en las disputas y a dirimir las contiendas mediante avenencia en tribunal interno.

Con el tiempo, los gremios monopolizaron la vida en la ciudad: controlaban los oficios, la venta, la producción de bienes. Regulaban la actuación de gente extraña o les exigí­a una tasa o tributo que no tení­an más remedio que pagar.

En el aspecto religioso, los gremios se encargaban también de fomentar determinadas devociones, ritos, patronazgos que sirvieran en el fondo para proteger sus privilegios y pretendidos derechos.

Fue interesante su existencia pues además de las fiestas y celebraciones, desarrollaron el arte, ciertas normas de piedad o de moralidad, la solidaridad entre los miembros de cada grupo.

Los gremios se inspiraban en motivación laborales. Pero en el contexto de la época, contaban con una dimensión religiosa que serí­a importante para su funcionamiento: formaban cofradí­as para venerar a un santo patrón, para hacer obras de caridad y para asegurar la vida honesta inspirada en el Evangelio.

A comienzos del siglos XII existí­an gremios de artesanos en toda Europa occidental. Aunque la pertenencia al gremio era voluntaria por lo general, la realidad era que todos los de un mismo oficio debí­an pertenecer al mismo y seguir su norma si no querí­an quedar marginados.

Al mismo tiempo, el gremio tení­a una dimensión pedagógica decisiva para el aprendizaje de un oficio. El alma del gremio era el taller y su estructura, que solí­a ser hereditaria.

El maestro de taller era un pequeño propietario: tení­a las materias primas y las herramientas, vendí­a los productos para su beneficio, mandaba a los oficiales y aprendices que viví­an en su casa. Los aprendices aprendí­an con el maestro y recibí­an por su trabajo comida y casa.

Con el tiempo el aprendiz se convertí­a en oficial y recibí­a ya sueldo fijo. Y el oficial llegaba a maestro tras realizar un trabajo concreto que se llamaba obra maestra y demostraba su capacidad.

Desde el siglo XIV las condiciones se hicieron duras pues lo maestros no querí­an competidores que les quitaran el trabajo y los beneficios. Los oficiales tení­an que asociarse para exigir mejores sueldos y más libertad. Incluso a veces hací­an huelgas para conseguirlo.

A pesar de su estructura patronal, los gremios sirvieron para proteger a los proletarios de explotaciones y de abusos, pues las reglas se imponí­an desde la autoridad, intentando salvar el orden, regulando la competencia, imponiendo horarios de trabajo, igualando para todos los salarios y las condiciones.

Desde el punto de vista pedagógico es interesante recordar que desde el siglo XII al XV las normas de los gremios eran el sistema pedagógico en el aprendí­an un oficio la mayor parte de los artesanos de una ciudad. Y desde el punto de visa religioso, los gremios tení­an tanta influencia que eran ellos los que marcaban la mayor parte de las normas y actividades religiosas y de buena conducta por el poder moral y espiritual que ejercí­an sobre sus miembros.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa