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Monje camaldulense de comienzo del siglo XII, que recopiló y ordenó sistemáticamente una serie amplia de leyes eclesiales, colección que tituló «Concordia discordantium canonum».
Al ser un instrumento útil para su manejo, se divulgó durante mucho tiempo como la mejor obra de consulta que se conoció, con el título de «Decreto de Graciano» y se usó hasta la aparición del Código de Derecho Canónico de Benedicto XV, el año 1917.
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa
(siglo XII)
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Prácticamente no se sabe nada de la vida de Graciano, sólo que fue un monje camaldulense y debió de morir antes de 1159. Aunque es considerado el «Padre del derecho canónico», su labor se enmarca dentro de las compilaciones de leyes iniciadas ya en los siglos anteriores, especialmente las falsificaciones carolingias del siglo VIII, incluidas las atribuidas a Isidoro (+ 636).
Su gran obra, Concordia discordantiurn canonum (Concordancia de los cánones discordantes), fue conocida más tarde como Decreta o Decretum gratiani. Dado que cita el concilio II de >Letrán (1139), no puede datarse antes de 1140. Incluye cerca de 4.000 decretos conciliares, textos patrísticos y declaraciones pontificias que cubren todo el ámbito de la disciplina de la Iglesia. Su labor en el nacimiento de la ciencia canónica consistió en tratar de resolver armónicamente las contradicciones e inconsistencias de las fuentes, siguiendo en ello principios legales. El Decretum no era una simple recopilación de textos, sino que usaba una dialéctica en la que, de manera semejante a las disputas escolásticas, proponía un problema, citaba las autoridades y daba una solución.
No todas sus fuentes eran auténticas; pero, aunque nunca fue oficialmente reconocido como tal. antes de acabar el siglo se había convertido en el manual de la curia pontificia y de las universidades (>Derecho canónico). Pronto los comentadores, los «decretistas», empezaron a trabajar sobre el Decretum; muchos de ellos fueron obispos y tres de ellos llegaron a ser papas: Alejandro III (1159-1 181), Gregorio VIII (1187) e Inocencio III (1198-1216). Otros se convirtieron en cardenales. Este monje casi desconocido ejercería una influencia enorme en la Iglesia, en buena medida por el uso centralizador que hicieron de su obra los nuevos canonistas que dirigieron la vida de la Iglesia. Es una exageración decir que la dimensión sacramental de la Iglesia había sucumbido ante la dimensión jurídica, pero desde entonces el papel del derecho en la eclesiología fue muy importante.
Christopher O´Donell – Salvador Pié-Ninot, Diccionario de Eclesiología, San Pablo, Madrid 1987
Fuente: Diccionario de Eclesiología
Emperador romano, hijo de Valentiniano I, nació en Sirmio en el año 359; murió en Lyons en el 383. Antes de cumplir los nueve años de edad recibió la bata púrpura y la diadema, con el título de Augusto; y a la muerte de su padre (375) se convirtió en emperador de Occidente. Su medio hermano, Valentiniano II, un infante, se asoció con él en el título. Estableció su residencia en Tréveris y se dedicó a oponerse al avance de los alamani, a los que derrotó en la gran batalla de Colmar (378). Sin embargo, su colega en Oriente, Flavio Valente, fue derrotado y asesinado por los ostrogodos en el mismo año de la batalla de Adrianópolis. Graciano, sintiéndose insuficiente para gobernar todo el imperio solo, le asignó la parte oriental a Teodosio I. Hasta esta fecha había demostrado ser un gobernante sabio y valiente y un general muy hábil, pero ahora comenzó a descuidar sus deberes y se dedicó a la cacería y otros deportes. Surgió una rebelión en Bretaña bajo Máximo, uno de sus generales, la cual se extendió a Galia. Graciano, quien residía en París, huyó a Lyons, y allí fue asesinado a traición (25 de agosto de 383).
El reinado de Graciano marca una época clara en la transición del imperio del paganismo al cristianismo. Al momento de su accesión (375) rechazó la insignia de pontífice máximo, que incluso Constantino y otros emperadores cristianos habían siempre aceptado. A instancias de San Ambrosio, quien se convirtió en su principal consejero, mandó a remover de la casa del senado en Roma la estatua de Victoria (382). En ese mismo año abolió todos los privilegios de los pontífices paganos y las concesiones para el apoyo al culto pagano. Privado de la ayuda del Estado, el paganismo perdió influencia rápidamente. Graciano no fue tan lejos como para conceder a los cristianos los privilegios y emolumentos que le quitó a los paganos, pero dio prueba de su celo al deshacer los efectos de la persecución de Flavio Valente, y al tomar medidas para la supresión de varias formas de herejía. Aunque en general su política fue una de tolerancia, hizo de la apostasía un crimen castigable por el Estado (383). Fue para Graciano que San Ambrosio escribió su gran tratado “De Fide”.
Bibliografía: ALLARD, Le Christianisme et l’Empire Romain (París, 1898); DE BROGLIE, San Ambrosio (París, 1899); GIBBON, Ascenso y Caída del Imperio Romano (Londres, 1815), XXV-XXVII; RICHTER, Das weströmische Reich, besonders unter den Kaisern Gratian, Valentiniano II. und Maximus (Berlin, 1865); TILLEMONT, Hist. des Empereurs (París, 1701), V, 136-88, 705-26; BEUGNOT, Hist. de la destruction du paganisme en Occident (París, 1835); BOISSIER, La fin du paganisme (París, 1891).
Fuente: Scannell, Thomas. «Gratian.» The Catholic Encyclopedia. Vol. 6. New York: Robert Appleton Company, 1909.
http://www.newadvent.org/cathen/06729c.htm
Traducido por Luz María Hernández Medina
Fuente: Enciclopedia Católica