GERSON. JUAN

[951](1363-1429)

Su nombre era Juan Charllier de Gerson, localidad a 50 kms. de Reims, lugar de su nacimiento en las Ardenas, el 13 de diciembre de 1363. Estudió en el Colegio de «Bons Enfants» de Reims y luego en la Universidad de Parí­s en 1377. En 1395, habí­a cursado ya todos los estudios y obtenido el doctorado en teologí­a. Y muy joven fue designado Rector de la prestigiosa Institución.

Aprovechó su ascendiente sobre el rey Carlos VI para reclamar la atención a los pobres. Y puso especial atención en la educación de los niños y las actividades de las catequesis parroquiales. A esta hermosa tarea dedicó una de sus obras «El ABC de las gentes sencillas o arte de vivir bien y de bien morir».

También escribió «Sobre los párvulos». Y no menos influencia tuvieron otros escritos como «Instrucción a los curas… a los maestros de escuela y a los padres sobre la necesidad de instruir a los niños en el amor de Dios». Tal vez lo más original de esta mente privilegiada era que, además de escribir doctamente, el mismo dedicaba mucho tiempo a la instrucción directa de los niños y a su atención religiosa con paciencia, abnegación y gran habilidad.

Desde el primer momento de su vida universitaria encauzó sus esfuerzos a luchar contra el cisma que entonces azotaba la Iglesia. Gerson pensaba que, tal como estaban las cosas, sólo un Concilio General podí­a acabar con la situación, ocasión en que se podí­a reclamar una Reforma en profundidad de la Iglesia.

En 1415 asistió al Concilio de Constanza como Rector de Parí­s. Se puso de parte de la teorí­a conciliarista, sosteniendo que los Doctores en Teologí­a, al igual que los Obispos, tení­an derecho a votar. Sus ideas están expuestas en el libro de las «Sentencias sobre el modo de comportarse en este tiempo de cisma.» Se empeñó también en la condena de Jan Hus, cuyas doctrinas comenzaban a extenderse.

No pudo regresar a Parí­s al terminar el Concilio por las amenazas del Duque de Borgoña, que habí­a asesinado al Duque de Orleans y habí­a sido condenado públicamente por él mismo. Tuvo entonces que refugiarse en una abadí­a alemana, en donde escribió «De la consolación de la Teologí­a» que, además de la otra influyente «De la vida espiritual del alma», constituyeron sus mejores escritos ascéticos y espirituales. También estos escritos fueron reflejo de su propia vida interior.

Se dirigió más tarde a Lyon, a donde pasó los últimos diez años de su vida escribiendo, rezando y ejerciendo el sacerdocio. Murió el 12 de julio de 1429 en Lyon. Uno de sus últimos libros «Del modo de llevar a los niños a Cristo» condensaba su doctrina pedagógica y catequí­stica, digna obra que resume su magní­fica vida apostólica.

Al margen de su error conciliarista y de no diferenciar la autoridad magisterial del Obispo y el prestigio intelectual del Doctor en Teologí­a, Gerson fue hombre piadoso, limpio de intereses, de gran prestigio intelectual y sensatez teológica, incluso humilde como persona. Su defensa del Concilio fue más práctica que dogmática, pues era la única forma que veí­a para salir de la ingrata situación de la pluralidad de Papas que se atribuí­an los derechos sucesorios y que, por lo demás, estaban apoyados por personas dignas, justas y bienintencionadas en ambos bandos.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa