FRUTO, FRUTOS

Trad. de los siguientes términos heb. y gr., algunos de los cuales se usan en forma intercambiable: Heb. ˒ēḇ, ‘en ciernes’ (Cnt. 6.11; Dn. 4.12, 14, 21); yeḇûl, ‘aumento’ (Dt. 11.17; Hab. 3.17; Hag. 1.10); tenûḇâ, ‘aumento’ (Jue. 9.11; Is. 27.6; Lm. 4.9); yeleḏ, ‘niño’ (Ex. 21.22); leḥem ‘pan, alimento’(Jer. 11.19); nı̂ḇ, ‘expresión’ (Is. 57.19; Mal. 1.12); ma˒aḵāl, ‘comer’ (Neh. 9.25); melē˒â, ‘plenitud’ (Dt. 22.9; tamb. “fruta madura” en Ex. 22.29 [ av; °vrv2 ‘cosecha”]); perı̂, ‘fruto’ (107 veces); teḇû˒â, ‘entrante’ (13 veces); kōah, ‘fortaleza, fuerza’ (Job 31.39). Gr. gennēma, ‘producto’ (Mt. 26.29; Mr. 14.25; Lc. 12.18; 22.18; 2 Co. 9.10) ; karpos, ‘fruto’ (64 veces; akarpos, ‘sin fruto’, en Jud. 12); opōra, ‘maduro o repleto de frutos’ (Ap. 18.14).

a. Uso literal

La ley mosaica establecía que los árboles frutales debían considerarse inmundos durante los 3 primeros años después de plantados, como pertenecientes al Señor durante el cuarto año, y sólo en el quinto se podía comer su fruto. Esto servía para preservar la salud de los árboles contra su aprovechamiento prematuro, daba a Dios el lugar que le correspondía, quizás conmemoraba la entrada del pecado por medio del fruto prohibido, y por cierto que inculcaba la autodisciplina. Los árboles frutales se valoraban tanto que durante muchos siglos, aun en medio de las guerras más crueles, se tómaban medidas especiales para protegerlos (cf. Dt. 20.19–20). Vease * Alimentos; * Vid; * Árboles; * Agricultura; * Hijo.

A veces se habla de los niños como el “fruto del vientre” o la matriz (Dt. 28.4; Sal. 127.3).

b. Uso metafórico

Este término ha inspirado gran cantidad de usos metafóricos, que incluyen frases como “el fruto del Espíritu” (Gá. 5.22); fruto para Dios (Ro. 7.4) para muerte (Ro. 7.5; cf. Stg. 1.15); fruto de labios (e. d. hablar, Is. 57.19; He. 13.15); fruto de santificación y vida eterna (Ro. 6.22); frutos de los malos (Mt. 7.16); fruto para sí mismo (Os. 10.1; cf. Zac. 7.5–6); fruto en su tiempo (e. d. la verdadera prosperidad, Sal. 1.3; Jer. 17.8); el fruto del evangelio (Ro. 1.13; Col. 1.6); frutos de justicia (Fil. 1.11; Stg. 3.18); frutos que evidencian arrepentimiento (Mt. 3.8; cf. Am. 6.12). Las obras infructuosas de las tinieblas se contrastan con el fruto de la luz (Ef. 5.9–11).

Algunos consideran al “árbol de la vida que produce doce frutos” (Ap. 22.2) como “un sacramento del pacto de las obras, análogo al pan y al vino utilizados por Melquisedec (Gn. 14.18) y a la eucaristía cristiana (Mt. 26.29) en el pacto de gracia” (Beker’s Dictionary of Theology, 1960, pp. 231). Es más probable que sea un símbolo de la vida abundante (Jn. 10.10).

Bibliografía. M. Noth, El mundo del Antiguo Testamento, 1976, pp. 53–57; M. Zohary, “Flora”, °EBDM, t(t). III, pp. 588–592; S. de Ausejo, “Árbol”, DB, cols. 136–138; L. Coenen, “Fruto”, °DTNT, t(t). II, pp. 212–215.

A. Goor y M. Nurock, The Fruits of the Holy Land, 1968; D. Zohary y P. Spiegel-Roy, Beginnings of fruit growing in the Old World, 1975, pp. 319–327; R. Hensel, NIDNTT 1, pp. 721–723.

J.D.D.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico