Forastero/a (heb. generalmente gêr,»residente extranjero»; zâr, «un extraño», «diferente» o s»uno que no pertenece a la comunidad»; nêkâr y nokrî [del verbo nâkar, «actuar como un extraño», «disfrazarse»], «extranjero»; gr. generalmente xénos, «extraño», «extranjero»; allótrios, «extraño», «no propio», «perteneciente a otro»). En el AT un/una forastero/a o viajero/a es generalmente quien, por causa de alguna desgracia (guerras, hambrunas, plagas o acto criminal) ha sido forzado/a a dejar su lugar de residencia original, o su tribu, y a buscar refugio en otra parte (cf Gen 15:13; Exo 2:22; 20:10; 23:9; Lev 25:47; etc.). En los tiempos antiguos, cuando los viajes y los cambios de residencia eran mucho menos comunes que ahora, sólo las circunstancias más inusuales llevarían a una persona a dejar a su gente e irse a vivir en otra parte y, en consecuencia, un/una forastero/a podía ser considerado con sospecha. Durante el reinado de Salomón había 153.600 extranjeros en Israel 2Ch 2:17). Si el «extranjero» o «forastero» necesitaba ayuda y protección, los israelitas, de acuerdo con la ley de Moisés, debían ayudarle (véase Lev 19:33, 34; Deu 10:18, 19). Si era pobre, debía gozar de los mismos privilegios que los pobres de Israel (Deu 24:19, 20), pero si era esclavo no podía salir libre el año del jubileo, como ocurría con el esclavo hebreo (Lev 25:45, 46). El forastero o extranjero no era un ciudadano, pero gozaba de ciertos derechos inalienables (Exo 22:21; 23:9). Los mismos hebreos habían sido forasteros o extranjeros en la tierra de Egipto, por lo que debían tener compasión y no oprimir al extraño que estuviera entre ellos (23:9). El forastero estaba sujeto a las leyes de la tierra (Lev 16:29; 17:10; 18:26; 20:2; 24:16), pero no podía participar de ciertos ritos religiosos, a meno s que se circuncidara, con lo que era considerado un israelita (Exo 12:43-49) y podía practicar otros ritos (Lev 17:8, 15; Num 15:14, 29; 19:10; 35:15; Deu 16:11-14). Los amonitas y los moabitas no debían ser admitidos como ciudadanos ni si se circuncidaban (Deu 23:3). En ciertos casos de impureza ritual el forastero se debía purificar con los mismos ritos exigidos a los hebreos (Lev 17:15; Num 19:10). La connotación técnico-legal de la palabra «forastero» o «extranjero» en el AT no se transfiere al uso en el NT. En el NT la palabra tiene un sentido más general. En Hch, 2:10 los «forasteros romanos» (BJ) eran «judíos y prosélitos» que vivían en Roma, o sencillamente «visitantes romanos» en Jerusalén. En general, un forastero era simplemente una persona desconocida (Mat 25:35, 38, 43, 44; Luk 24:18; Joh 10:5). Véanse Cautividad; ExtranjeRom_460
Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico