FILON

De los muchos que en la antigüedad llevaron el nombre Filón, el más importante desde el punto de vista de la Biblia es Filón de Alejandría, miembro de una rica e influyente familia judía de aquella ciudad en el s. I. Su hermano Alejandro fue uno de los hombres más ricos de su época, mientras que su sobrino Tiberio Alejandro, que apostató de la fe judaica, llegó a ser con el tiempo procurador de Judea y prefecto de Egipto.

Poco se sabe de la vida de Filón mismo; no es posible determinar ni la fecha de su nacimiento ni la de su muerte, siendo la única fecha segura de su carrera la que corresponde a su participación como integrante de la embajada a Cayo (Calígula) en el 39 d.C. De esto resulta evidente que para esa fecha debe haber tenido bastante edad, y en forma conjetural podemos fijar sus fechas aproximadamente entre el 20 a.C. y el 45 d.C. De sus escritos puede deducirse que, como dirigente de la comunidad judía, pasó buena parte de su vida cumpliendo funciones públicas. Su inclinación natural, empero, era hacia la vida de contemplación y el estudio de la filosofía, en los que, como él mismo afirma, pasó su juventud (Sobre las leyes especiales, 3.1), quizá en alguna comunidad como la de los terapeutas, descrita por él en Sobre la vida contemplativa. Aunque se vio obligado a abandonar este tipo de vida para ocuparse de sus obligaciones, encontró tiempo para producir un conjunto de escritos sobre temas filosóficos y teológicos.

Sus primeras obras fueron sobre temas filosóficos, en las que evidencia poca originalidad, pero proporciona valiosas fuentes de información para el estudio de un período poco conocido de la filosofía helenística. Su obra principal, no obstante, fue la producción de exposiciones del Pentateuco; lo motivaba el deseo de demostrar que la búsqueda filosófica y religiosa del mundo gentil de la época encontraba su verdadera meta en el Dios de Abraham. Nos han llegado tres obras voluminosas, ninguna de ellas completa, ni en el orden original, ya que sus diversas secciones fueron transmitidas con frecuencia como tratados separados: La alegoría de las leyes (comentario sobre Génesis); Preguntas y respuestas sobre Génesis y Éxodo (obra más breve del mismo tipo) ; y La exposición de las leyes (revista de la historia del Pentateuco). Mediante una exégesis alegórica logra extraer enseñanza moral y mística de todas las partes de estos libros. Su método alegórico se deriva de aquella que ya aplicaban los filósofos a los libros homéricos. Puede analizarse como: (i) “cosmológico” (“fisiológico” según su propia terminología), en el que se percibe la alegoría relativa a la naturaleza (fysis) de las cosas (p. ej. el sumo sacerdote y sus vestimentas vistos como el Logos y el universo, Vida de Moisés, 2.117ss), y (ii) “ético”, en el que se ve una referencia a la psicología humana y la lucha moral (p. ej. interpretaciones etimológicas de figuras tales como Isaac (= gozo). La base tanto de la cosmología como de la psicología es el sistema estoico, si bien es evidente que el pitagorismo y el platonismo también contribuyen en algunos detalles, rasgo este que probablemente refleja el eclecticismo de la época.

La contribución mayor de Filón al pensamiento, según eruditos recientes, es el uso de la filosofía de este modo para proporcionar una exposición razonada de la religión; él es en efecto el “primer teólogo”, y la filosofía es significativa para él principalmente como asistente de la teología. La motivación de su obra puede verse no sólo en su celo misionero, común a muchos judíos de esa época, sino también en las experiencias místicas de la realidad de su Dios, de las que escribe emocionadamente en varios lugares (p. ej. Leyes especiales, loc. Cit.). En su comprensión, tanto del universo como de la experiencia religiosa, ocupa un lugar central el concepto del Logos, término de origen estoico que, en Filón, vinculado con un concepto tal como el “mundo de las ideas platónicas”, significa el modo mediante el cual el Dios trascendente crea y sostiene al mundo, y más aun, mediante el cual se revela a sus criaturas. A Moisés lo presenta como un tipo del Logos por medio del cual los hombres son llevados al conocimiento de Dios; los patriarcas como ejemplo de los que se han librado de la esclavitud de las cosas materiales y están unidos a la Sabiduría divina.

La edición definitiva del texto gr. de Filón la constituyen los seis tomos por L. Cohn y P. Wendland, publicados en 1896–1914, con un séptimo tomo de índices (1926–30) por H. Leisegang. Una cantidad de obras, existentes únicamente en armenio, fueron editadas por el mequitarista J. B. Aucherian en 1822 y 1826; la versión data del ss. V. Hay también una versión de Filón en lat. antiguo, que tiene bastante valor para la construcción de su texto. La traducción más reciente (al inglés) de las obras existentes de Filón, tanto griegas como armenias, es la que aparece en la Loeb Classical Library por F. H. Colson, G. H. Whittaker, y R. Marcus (10 tomos más 2 tomos suplementarios, 1929–62).

Como que son los escritos judeohelenísticos mejor conservados y más amplios, las obras de Filón son de valor para conocer el mundo conceptual del NT. Algunas de sus menciones del AT se relacionan con el problema del origen de la LXX (véase P. Katz, Philo’s Bible, 1950). Por lo menos dos escritos del NT pueden no entenderse adecuadamente si no se toma en consideración su pensamiento y su método. La Epístola a los Hebreos en su tratamiento del tabernáculo y la figura de Melquisedec muestra una gran afinidad con su alegorización, mientras que la doctrina del Hijo se relaciona en varios aspectos con su enseñanza sobre el Logos. El Evangelio de Juan no tiene ninguna semejanza con la alegorización filónica (como se ha afirmado a veces), pero en la cosmología, explícita en el prólogo e implícita en otras partes, hay evidentemente una íntima afinidad con ella. Esto no tiene por qué entenderse como que dichos escritores dependían directamente de Filón. Una explicación plausible podría ser que provinieron de un fondo conceptual similar. Ambas posibilidades han sido exploradas, pero requieren mayor investigación.

Bibliografía. J. L. González, Historia del pensamiento cristiano, 1965, t(t). I, pp. 38–41; J. . González Ruiz, “Filón de Alejandría”, °EBDM, t(t). III, cols. 560–562; R. Seeberg, Manual de historia de las doctrinas, 1963, t(t). I.

H. Leisegang, artículo “Philo” en RE; E. Bréhier, Les Idees Philosophiques et Religieuses de Philon d’Alexandrie, 1925; E. R. Goodenough, An Introduction to Philo Judaaeus, 1939; id., By Light, Light, 1935; R. Williamson, Philo and the Epistle to the Hebrews, 1970; cap(s). pertinentes en C. H. Dodd, The Interpretation of the Fourth Gospel, 1953, y C. Spicq, L’Épitre uux Hébreux, 1952.

J.N.B.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico