FENIX

1. Pájaro mítico, que antiguamente se creía que nacía directamente del cadáver de la madre. Algunos de los primeros cristianos (Tertuliano, De Resurr. 13. 6; cf. 1 Clemente 25), observando que había en esto una analogía de la resurrección, justificaban la creencia mediante el Sal. 92.12 (LXX 91.13), pero allí el vocablo phoinix significa claramente “palmera”. El fénix y la palma combinados se convirtieron en motivos frecuentes del arte cristiano.

2. El puerto (°vrv2 “Fenice”) al cual, a pesar de las advertencias de Pablo, los expertos náuticos se dirigieron en invierno (Hch. 27.12). Datos proporcionados por Estrabon, Tolomeo, y otros escritores, parecerían indicar que se trataba de la zona del cabo Mouros, donde Loutro es el único puerto moderno seguro en el S de Creta (James Smith, Voyage and Shipwreck of St. Paul4, 1880, pp. 90n.). Pero Lucas dice que Fenice (Fénix) “mira al noroeste y al suroeste (e. d. “vientos del”)”, o sea que mira hacia el O, mientras que Loutro mira hacia el E. Una angosta península lo separa de una bahía que mira hacia el O, pero que ofrece escaso refugio. Smith, insistiendo sobre el peligro de los fuertes vientos del O en invierno, sugirió que Lucas hablaba de la dirección hacia donde soplaban los vientos, e. d. mirando hacia el NE y SE (así °vrv2 ); pero esto no es verificable salvo que supongamos algún modismo náutico perdido. Ramsay supuso que Lucas pudo haber entendido mal, explicablemente, el relato de Pablo acerca de la discusión, pero dejando abierta la posibilidad de un cambio en la línea de la costa (cf. HDB). El estudio recientemente efectuado por Ogilvie ofrece un fuerte apoyo a esta posibilidad. La bahía occidental estuvo mejor protegida en otras épocas, y algún movimiento sísmico aparentemente ha cubierto una ensenada que existía en la época clásica y que miraba hacia el NO. Todavía existe una ensenada que mira hacia el SO, y la bahía occidental que ya no se utiliza se llama todavía Finika. Ogilvie también descubrió que en esa zona los vientos invernales soplan del N y el E: en Hch. 27 fue un viento ENE (* Euroclidón) el que causó el desastre.

Bibliografía. S. Bartina, “Fénix”, °EBDM, t(t). III, cols. 517–519; M. Balagué, “Fenice”, °EBDM, t(t). III, col. 510.

J. B. Lighfoot comentando 1 Clemente 25; J. Smith, op. cit., pp. 87ss, 25lss; R. M. Ogilvie, JTS s.n. 9, 1958, pp. 308ss.

A.F.W.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico