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En sí mismo el término indica engaño, falsificación de la verdad, broma y apariencia o disimulo. En la literatura se llamaron «farsas» a poemas o represantaciones dramáticas medievales que tenían por objeto entretener a los espectadores.
Se extendieron por Italia, Francia y menos por España. El primero que las llamó así fue Juan del Encina en sus «Farsas de Navidad». Después tuvieron sobre todo un sentido profano y fueron muchos los autores que las cultivaron.
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa