La palabra heb. se refiere al espíritu de un muerto que los adivinos decían poder llamar para consultas (Deu 18:11). Se creía que tal espíritu podía revelar el futuro (1Sa 28:7; Isa 8:19). Ya que la voz parecía venir en voz baja desde el suelo, es probable que el adivino haya sido ventrílocuo. El Señor prohibió a los israelitas que consultaran a los adivinos (Lev 19:31; Isa 8:19). Se consideraba una apostasía tan seria que los que los consultaban eran sentenciados a muerte (Lev 20:6). Saúl dejó de lado los adivinos al principio de su reinado, pero consultó a la adivina de Endor cuando apostató antes de su muerte (1Sa 28:3-25; 1Ch 10:13). Manasés trató con adivinos (2Ki 21:6; 2Ch 33:6) pero su nieto Josías hizo cumplir la ley en contra de ellos (2Ki 23:24). Es probable que haya prevalecido la práctica de consultarlos hasta el exilio (Isa 8:19; Isa 19:3).
Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano