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En sentido físico, trabajo, actividad costosa o faena que reclama energía. En sentido ético, la capacidad y el deber que tiene el hombre de sacrificarse y hacer con frecuencia lo contrario de los que gusta a la naturaleza sensorial.
La educación en el esfuerzo es el punto de partida de una vida éticamente sana y religiosamente apta para la virtud y para la renuncia.
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa