Gen 25:25-33:16
Esaú (heb. ‘íŠí‘âw, «velludo [áspero]»; también aparece en textos de Ebla; gr. Esáu). 1. Hijo mayor de los mellizos de Isaac (Gen 25:25). Creció y fue cazador, con lo que se ganó el cariño de su padre (mientras su hermano, 384 como ganadero, era el favorito de la madre). Jacob, no satisfecho con ser el menor, hizo planes para obtener los derechos del primogénito, por lo que se puso contento cuando se le presentó la oportunidad de obtenerlos a cambio de una comida. Esaú, un joven despreocupado, en un momento de apetito no se dio cuenta de lo que implicaba su apresurada decisión. Por vender su primogenitura por un plato de un potaje rojo, recibió el sobrenombre de Edom, «rojo» (Gen 25:27-34; Heb 12:16, 17). Su casamiento a los 40 años con 2 señoritas heteas (hititas) entristeció a sus padres (Gen 26:34, 35; 36:1, 2). Con el fin de complacerlos, tomó como esposa adicional a una hija de Ismael, de la misma sangre que sus mayores (28:9; 36:3). Según algunos eruditos, las diferencias en las listas se pueden armonizar sobre la hipótesis de que las mujeres recibían nuevos nombres al momento de casarse: Ada, la hija de Elón, sería Basemat; Aholibama, la hija de Aná y nieta de Zibeón, sería Judit; Basemat, la hija de Ismael, sería Mahalat. Gen 26:34, Gen 28: 9, Gen 36:2, Gen 36:3 Otros eruditos explican la gran discrepancia entre Judit y Aholibama aduciendo que Judit habría muerto sin descendencia varonil (por lo que su nombre se omitiría en el cp 36) siendo reemplazada por otra mujer en la lista. Cuando llegó el tiempo para que Isaac, que ya era muy anciano y casi ciego, otorgara su bendición de la primogenitura al hijo favorito, Jacob, a instancias de su madre, representó a su hermano mayor y en forma engañosa obtuvo la bendición mientras Esaú estaba de caza (Gen 27:1-40). Sumamente perturbado, Esaú hizo planes para asesinar a su hermano tan pronto como su padre falleciera, pero sus padres enviaron a Jacob a Mesopotamia para librarlo de su ira (27:41-28:5). Cuando Jacob regresó 20 años más tarde, encontró que Esaú le había perdonado y los 2 hermanos se encontraron pacíficamente cerca del río Jaboc en Transjordania. Más tarde estuvieron juntos otra vez en el sepelio de su padre (32:3-8, 13-23; 33:1-16; 35:29). Esaú, entretanto, se estableció en la región montañosa de Seir, que estaba al sur del Mar Muerto, y cuando sus descendientes aumentaron expulsaron a los habitantes del monte de Seir y llegaron a ser la poderosa nación de los edomitas (Gen 33:16; Deu 2:4, 12, 22). Más tarde, esa región fue también conocida sencillamente como «el monte de Esaú» (Oba_8, 9, 19, 21). En la Biblia se menciona con frecuencia la pérdida de los derechos del primogénito (Mal 1:2, 3; Rom 9:12, 13; Heb 12:17). 2. Monte ubicado en la zona del Golfo de Aqaba (Deu 2:5; Oba_8, 9; etc.); se lo usa como sinónimo de Seir.*
Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico
o E., es el padre de los edomitas, parientes de los israelitas, los cuales desalojaron de Seír a sus habitantes primitivos, los joritas, y se establecieron allí; Seír, país al sur del mar Muerto, hoy sur de Israel y de Jordania; Gn 32, 4; 33, 14-16; 36; Dt 2, 12-22; Jos 24, 4. E. era una región de clima semidesértico, importante por encontrarse en la Ruta del Rey, que dominaba el comercio del desierto de Gaza, Egipto y Fenicia, entre Arabia y el mar Mediterráneo; además, contaba con grandes yacimientos de hierro y cobre, metales de los que carecía Palestina.
Los edomitas se regían por el sistema monárquico en Gn 36, 31-39 y 1 Cro 1, 43-50, antes de que esta región fuera gobernada por un rey de Israel. E. también fue gobernado por jeques Gn 36, 15-43; 1 Cro 1, 51-54.
Cuando el pueblo de Israel salió del cautiverio de Egipto en el éxodo, desde Cades, Moisés envió un mensaje al rey de E. para que dejara pasar por su territorio a los israelitas, pero esta petición fue negada y el soberano de E. amenazó con salirles al encuentro con armas, por lo que Israel debió dar un rodeo por el territorio de los edomitas para seguir hacia la Tierra Prometida, Nm 20, 14-21; 21, 4; Jc 11, 17-18. El rey Saúl guerreó contra E., 1 S 14, 47; lo mismo hizo el rey David, quien derrotó a los edomitas y puso en su territorio gobernadores, 2 S 8, 13-14; Sal 60 (59), 2; en esta campaña, Joab, jefe del ejército, ejecutó a todos los de E., pero Hadad, de la estirpe real edomita, huyó a Egipto, siendo joven, donde fue protegido por el faraón, y, muerto David, lo mismo que Joab, se rebeló contra el rey Salomón, quien sofocó la acción de Hadad, 1 R 11, 14-22. Cuando murió Ajab, rey de Israel, le sucedió su hijo Joram, y Mesa, rey de Moab y tributario de Israel, se rebeló, por lo que se aliaron los reinos de Israel, Judá y su vasallo E., contra Mesa, 2 R 3. En época de Joram, rey de Judá, sucesor de su padre Josafat, E., su tributario, se rebeló contra aquél, 2 R 8, 20-22; 2 Cro 21, 8-10. Amasías, rey de Judá, derrotó a E., en el valle de la Sal, mató a diez mil edomitas y los de Judá precipitaron desde una peña a otros diez mil; Amasías conquistó la ciudad de Sela, la misma Petra, y, tras esta victoria, introdujo en su reino los dioses edomitas, razón por la cual Dios lo castigó y fue vencido por Joás, rey de Israel, quien lo hizo prisionero en Bet Semes, 1 R 14, 7-14; 2 Cro 25, 5-24. En el reinado de Ajaz, rey de Judá, los edomitas vinieron, derrotaron a Judá y se llevaron muchos prisioneros; Ajaz había pedido ayuda a los reyes de Asiria, pues estaba asediado por los enemigos, según el Cronista, como castigo divino por la impiedad del soberano, 2 Cro 28 17-19.
Cuando los caldeos y su rey Nabucodonosor entraron en Jerusalén y la arrasaron junto con el Templo, en el año 587 a. C., los edomitas celebraron y se aliaron con los invasores contra la ciudad, Sal 137 (136), 7-9. Los profetas, en sus oráculos, piden a Yahvéh el juicio y la venganza contra el pueblo edomita por este hecho, Is 34; 63, 1; Jr 49, 17; Lm 4, 2122; Ez 25, 12-14; 35, 15; Jl 4, 19; Am 1, 9-12; Ab 10, 16; Ml 1, 4-5. Sin embargo, E. fue tierra de sabios, lo que se reconoce en las Escrituras, Jb 2, 11; Jr 49, 7; Ba 3, 22-23; Ab 8. A partir del siglo VII a. C., surgió un pueblo árabe, los nabateos, que en el siglo III a. C. conquistaron el territorio de E. y erigieron como capital del reino a la ciudad de Petra, antes llamada Sela, de la que se habla en Is 42, 11. En la época postexílica, el nombre de E. fue helenizado y se le llamó Idumea. Los de E., expulsados de sus tierras, tomaron el sur de Judá y esta región tomó este último nombre. En tiempos de los Macabeos, éstos pelearon contra los idumeos, 1 M 3, 41; 5, 3 y 65; 2 M 10, 15. En el año 125 a. C., Juan Hircano, sumo sacerdote macabeo, dominó el territorio de Idumea. En el año 106 d. C., fue convertida en provincia romana, llamada Arabia Petraea.
Diccionario Bíblico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003
Fuente: Diccionario Bíblico Digital
hebreo velludo. Primogénito de Isaac y Rebeca, llamado así pues al nacer parecía una †œpelliza de zalea†, es decir un vellón de carnero. E. era hombre montaraz y llegó a ser un experto cazador, por lo que su padre Isaac lo quería, mientras Rebeca prefería a su hermano Jacob, Gn 25, 19-26. E. vendió su primogenitura a Jacob, su hermano gemelo, y éste astutamente le ganó la bendición de su padre, aunque ya Dios lo había preferido antes de nacer y le renovó las promesas hechas a Abraham; los hermanos, entonces, se enemistaron, Gn 25, 27-36; Gn 27, 1-45. Años después los E. y Jacob se reconciliaron, Gn 33, 1-17. A E. se le conoce también por el nombre de ® Edom, rubicundo, y se le considera el padre de los edomitas, con los que Israel tuvo numerosos conflictos, como se lo predijo Yahvéh a Rebeca, la madre de E. y Jacob, antes de que nacieran: †œDos pueblos hay en tu vientre, dos naciones que, al salir de tus entrañas, se dividirán. La una oprimirá a la otra; el mayor servirá al pequeño†, Gn 25, 23. E. tomó varias mujeres cananeas que le dieron varios hijos y se estableció en la región de Seír, es decir, Edom, Gn 36, 1-43; Dt 2, 4-5; Jos 24, 4; 1 Cro 1, 34-35.
Diccionario Bíblico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003
Fuente: Diccionario Bíblico Digital
(heb., †™esaw, velludo). Primogénito de los hermanos mellizos Esaú y Jacob, hijos de Isaac y Rebeca (Gen 25:24-25). Antes de su nacimiento Dios le había dicho a la madre que el mayor serviría al menor (Gen 25:23). Esaú se convirtió en un hombre de campo. Le vendió la primogenitura a Jacob por una comida de pan y guisado de lentejas porque tenía hambre (Gen 25:30-34).
A los 40 años se casó con dos mujeres heteas (Gen 26:34). Odiaba a Jacob por haberle robado la bendición de Isaac y pensaba matarlo (Génesis 27).
Cuando Esaú vio que Jacob mandó a buscar una esposa se dio cuenta de que su padre no aprobaba a las mujeres cananeas, así que salió y tomó dos esposas adicionales ismaelitas (Gen 28:6-9).
Años después, cuando Jacob volvía a Canaán (Gen 32:3, Gen 32:5), Esaú y 400 hombres se encontraron con él y lo recibieron cálidamente (Gen 32:7—Gen 33:15). Pronto se separaron y Esaú volvió al monte Seír (Gen 33:16).
En Heb 12:16-17 se lo describe como una persona profana. Mucho después de la muerte de Esaú el Señor declaró que había amado a Jacob y odiado a Esaú (Mal 1:2-3). El apóstol Pablo usó este pasaje para ilustrar la manera en la cual Dios realiza sus propósitos (Rom 9:10-13).
a veces las Escrituras usan el nombre de Esaú para designar a la tierra de Edom donde vivían sus descendientes (Gen 36:8).
Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano
(velludo).
Hijo de Isaac, y hermano primogénito y mellizo de Jacob, Ge.25, 26, 36, 37.
Diccionario Bíblico Cristiano
Dr. J. Dominguez
http://biblia.com/diccionario/
Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano
(Velludo). Hijo de Isaac y †¢Rebeca. Era gemelo con Jacob, que nació †œtrabada su mano al calcañar de E.† Se distinguió por su destreza en la caza. Por esto y por ser el primogénito tenía la preferencia de Isaac, mientras que su hermano Jacob †œera varón quieto† y amado de su madre (Gen 25:21-28). En un momento de malestar físico, E. vendió a Jacob su primogenitura †œpor una sola comida†, un plato de lentejas (Gen 25:29-34; Heb 12:16). Se le añadió el nombre de †¢Edom a causa del color de este guiso (Gen 25:30). Más tarde Jacob tomó la bendición de la primogenitura engañando a su padre Isaac. E., al darse cuenta, †œla procuró con lágrimas† (Heb 12:16-17), pero ya era tarde.
Isaac dio una bendición secundaria a E. (Gen 27:38-40), pero éste aborreció a su hermano, lo cual hizo que Jacob huyera a casa de su pariente †¢Labán. Cuando regresó, veinte años después, Jacob tuvo miedo de que su hermano quisiera matarlo, pero E. había sido prosperado y vino a recibirlo, †œcorrió a su encuentro y le abrazó, se echó sobre su cuello, y le besó; y lloraron† (Gen 33:4). Los descendientes de E. formaron el pueblo de los †¢edomitas. †¢Edom. †¢Edomitas.
de la †¢elección, el apóstol Pablo utiliza una escritura de Mal 1:2-3 (†œAmé a Jacob y a Esaú aborrecí†), señalando que en este caso la misma se produjo cuando †œno habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios … permaneciese, no por las obras sino por el que llama† (Rom 9:10-13). E. es llamado †œprofano† (Heb 12:15-17) y se le utiliza como ejemplo de aquellos que menosprecian los privilegios espirituales y santos, cambiándolos por la satisfacción de deseos temporales y vanos.
Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano
tip, BIOG HOMB HOAT
ver, BASEMAT, EDOMITAS, ELECCIí“N
vet, = «velloso». Hijo de Isaac y Rebeca, gemelo de Jacob. Esaú había sido el primero en nacer. Es descrito como «pelirrojo, y era todo velludo como una pelliza» (Gn. 25:25, rev. 77), de ahí su nombre. Lo primero que leemos acerca de él es su venta de su derecho de primogenitura a su astuto hermano Jacob por un plato de potaje de lentejas. Debido a esto se le califica en el NT de profano, porque no le dio valor a lo que era un don de Dios. Después procuró anhelante la bendición, pero ya no hubo oportunidad para el arrepentimiento (Gn. 25:29-34; He. 12:16,17). Jacob, por falta de fe en Dios, obtuvo la bendición mediante una artimaña, arrancándola con engaño a su padre (el cual, en contra de la elección de Dios, quería dársela a Esaú). En esta bendición, Isaac hizo de Jacob el señor de sus hermanos. La bendición a Esaú fue la grosura de la tierra, y el rocío del cielo; viviría por la espada, y serviría a su hermano, aunque quebrantaría el yugo de su cuello (Gn. 27:37-40). Esaú aborreció a su hermano, y afirmó la intención de dar muerte a Jacob cuando llegaran los días de luto por su padre. Esaú tuvo tres esposas (véase BASEMAT) y una numerosa descendencia, que llegó a ser una tribu poderosa. Cuando fue a encontrar a Jacob, iba acompañado de 400 hombres. Puede que Dios hubiera advertido a Esaú, como hizo con Labán, para que no hiciera daño a Jacob. También es posible que su cólera se hubiera apaciguado; porque cuando se acercaron el uno al otro, «Esaú corrió a su encuentro, y le abrazó, y se echó sobre su cuello, y le besó; y lloraron». Así quedaron felizmente reconciliados, y a la muerte de Isaac sus dos hijos le sepultaron (Gn. 33:4; 35:29). La historia llevó al cumplimiento de la profecía. (Véase EDOMITAS.). Con respecto al pasaje de «a Jacob amé, mas a Esaú aborrecí», véase ELECCIí“N.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado
(Velludo).
Primogénito de Isaac y Rebeca, hermano mellizo de Jacob y antepasado de los edomitas. Se le puso por nombre Esaú debido a su singular apariencia velluda al nacer, pero se le dio el nombre de Edom (que significa †œRojo†) por el guisado rojo de lentejas por el que vendió su primogenitura. (Gé 25:25, 26, 30.)
Aun antes de su nacimiento, acaecido en 1858 a. E.C., cuando Isaac tenía sesenta años de edad, los gemelos lucharon en el vientre de su madre. En respuesta a la pregunta de Rebeca con respecto al significado de este suceso, Jehová le reveló que de sus entrañas saldrían dos grupos nacionales y que el mayor serviría al menor. (Gé 25:22, 23.)
Desdeña los asuntos espirituales. Esaú se convirtió en un cazador hábil y audaz, un †œhombre agreste†. A diferencia de su hermano Jacob, que era un hombre †œsin culpa†, Esaú era materialista y de inclinaciones carnales. (Gé 25:27.) Pero Isaac amaba a Esaú †œporque significaba caza en su boca†. (Gé 25:28.)
Cierto día Esaú llegó del campo cansado y hambriento mientras Jacob preparaba un guisado. A la petición de Esaú: †œÂ¡Aprisa, por favor, dame un bocado de lo rojo… lo rojo que está allí!†, Jacob le pidió que le vendiera su primogenitura. Como no apreciaba las cosas sagradas —la promesa de Jehová a Abrahán respecto a la descendencia por medio de la que todas las naciones de la tierra se bendecirían—, el impetuoso Esaú vendió con un juramento su primogenitura a Jacob por un guisado de lentejas y pan. Al despreciar de este modo la primogenitura, considerándola como de poco valor, mostró una total falta de fe. Quizás no quiso tener nada que ver con el cumplimiento de la palabra de Dios concerniente a la descendencia de Abrahán: †œTu descendencia llegará a ser residente forastera en tierra ajena, y tendrá que servirles, y estos ciertamente la afligirán por cuatrocientos años†. (Gé 15:13; 25:29-34; Heb 12:16.)
A la edad de cuarenta años Esaú decidió casarse siguiendo su propio criterio. Escogió la poligamia, y, a diferencia de su padre Isaac, que había permitido que Abrahán le consiguiese una esposa de entre los adoradores de Jehová, se casó con dos mujeres hititas paganas: Judit (Oholibamá[?]) y Basemat (Adá[?]). Estas mujeres resultaron ser una fuente de amargura de espíritu tanto para Isaac como para Rebeca. (Gé 26:34, 35; 36:2; 24:1-4, 50, 51; véanse BASEMAT núm. 1; JUDIT.)
Jacob recibe la bendición. Cuando Isaac ya estaba entrado en años, deseó dar su bendición a su hijo mayor, Esaú, de modo que le mandó que cazara un venado y le preparara un plato sabroso. Esaú procedió a hacerlo, con la perspectiva de recibir la bendición de primogénito, aunque en realidad ya no tenía derecho a esa bendición por haber vendido su primogenitura. De modo que estaba dispuesto a quebrantar el pacto que él mismo había jurado cuando la vendió. Sabiendo lo que Jehová le había dicho antes del nacimiento de los gemelos, Rebeca intervino aconsejando a Jacob que se presentara delante de su padre como si fuera Esaú, a fin de obtener la bendición que le correspondía. Jacob se presentó ante su padre ciego vestido con las prendas de Esaú y con pieles de cabritos sobre las manos y la parte lampiña del cuello. Isaac no lo reconoció. (Gé 25:23; 27:1-23.)
Cuando Isaac terminó de bendecir a Jacob, llegó Esaú de la cacería y procedió a preparar un plato sabroso para su padre. Una vez que se presentó ante él para recibir de forma indebida la bendición y se enteró de que Isaac ya había bendecido a Jacob, †œempezó a clamar de una manera extremadamente fuerte y amarga†. Buscó con ansiedad una bendición de su padre, pero su motivo era egoísta. No obstante, ni siquiera sus lágrimas hicieron que Isaac cambiara su determinación y se retractara de la bendición que había pronunciado sobre Jacob. Isaac debió reconocer la guía de Jehová en todo el proceso. A continuación procedió a decirle a Esaú: †œMira, lejos de los terrenos fértiles de la tierra se hallará tu morada, y lejos del rocío de los cielos arriba. Y por tu espada vivirás, y a tu hermano servirás. Pero ciertamente ocurrirá que, cuando te inquietes, verdaderamente romperás su yugo de sobre tu cuello†. (Gé 27:30-40; Heb 12:17.)
Esaú sabía que Jacob tenía derecho a la bendición porque había adquirido la primogenitura de forma legal. (El testimonio arqueológico confirma que entre los pueblos antiguos del Oriente Medio existía la práctica de intercambiar la primogenitura por algo material. Por ejemplo, un texto de Nuzi habla de un hermano que recibió tres ovejas a cambio de su parte de la herencia.) Pero Esaú, al igual que Caín, abrigó rencor a su hermano Jacob, y esperaba una oportunidad para darle muerte. Cuando Rebeca se enteró de esto, aconsejó a Jacob que huyera a Harán, a la casa de su hermano Labán. Cuando le pidió el consentimiento a Isaac, bondadosamente decidió no revelarle la intención asesina de Esaú, y solo le dijo cómo se sentiría si Jacob alguna vez llegaba a tomar una esposa como las hijas de Het. Así que Isaac llamó a Jacob, le bendijo y le instruyó para que fuera a Padán-aram, a la familia de Rebeca, a fin de conseguir esposa. Cuando Esaú vio esto, se sintió impulsado a tomar una tercera esposa, Mahalat (Basemat[?]), hija de Ismael, el hijo de Abrahán. (Gé 27:41–28:9; 36:3; véase BASEMAT núm. 2.)
Acontecimientos posteriores. Durante la ausencia de veinte años de Jacob, Esaú se estableció en Seír, el campo de Edom. (Gé 32:3; Jos 24:4.) Sin embargo, parece ser que años más tarde se trasladó definitivamente a Seír, y se llevó a su familia y todas sus posesiones. (Gé 36:6-8.) Cuando Jacob regresó a Canaán, se inquietó mucho al saber por medio de los mensajeros que había enviado que Esaú iba a su encuentro con 400 hombres. Esaú fue con un grupo tan numeroso quizás para impresionar a su hermano con una fuerza superior, o para mostrar que era un jefe poderoso. Jacob oró a Jehová y envió por delante un magnífico regalo de más de 550 cabezas de ganado. Al ver a Esaú, Jacob con humildad †œse adelantó a ellos y procedió a inclinarse a tierra siete veces hasta que llegó cerca de su hermano†. A continuación Esaú fue corriendo a su encuentro y le abrazó, cayendo sobre su cuello y besándolo. Ambos prorrumpieron en lágrimas. Al principio Esaú rehusó aceptar el ganado que Jacob le regalaba, diciendo: †œTengo muchísimo, hermano mío. Continúe tuyo lo que es tuyo†. No obstante, ante la insistencia de Jacob, por fin aceptó el regalo. Después se ofreció para acompañar a Jacob, pero este fue prudente y rehusó. Tampoco aceptó la proposición de Esaú de poner a algunos de sus hombres a su disposición, quizás como protección. Luego, Esaú y sus hombres partieron y regresaron a Seír. El registro bíblico dice que unos veintitrés años más tarde, cuando murió Isaac, Esaú y Jacob lo enterraron. (Gé 32:6, 7, 10-15; 33:1-3, 8, 9, 11-16; 35:29.)
Principios divinos destacados. La personalidad de Esaú muestra con claridad que la selección de Jacob como antepasado de la descendencia prometida no fue una elección arbitraria ni una muestra de favoritismo irrazonable de parte de Jehová Dios. La falta de aprecio de Esaú por las cosas espirituales y su marcada tendencia a satisfacer los deseos carnales no lo hicieron merecedor de figurar en la línea directa de la descendencia prometida. Por estos motivos Jehová dijo mediante su profeta Malaquías: †œPero yo amé a Jacob, y a Esaú lo he odiado†. Además, Esaú no aparece entre la nube de testigos fieles incluidos en el capítulo 11 de Hebreos, donde Pablo dice: †œPor fe Abrahán […] moró en tiendas con Isaac y Jacob, herederos con él de la mismísima promesa†. (Mal 1:2, 3; Heb 11:8, 9; 12:1.)
El que Jehová pasara por alto a Esaú y eligiera a Jacob muestra que Su selección no depende de los dictados del hombre. El apóstol Pablo utiliza este incidente como ilustración de que los verdaderos hijos de Abrahán no son necesariamente los de la descendencia carnal, ni aquellos que dependen de sus propias obras, sino los que tienen la fe de Abrahán. (Ro 9:6-12.)
Esaú se presenta a los cristianos como ejemplo amonestador para que no lleguen a ser culpables, como lo fue este hombre materialista, de falta de aprecio por las cosas sagradas o espirituales. (Heb 12:16; véase EDOM, EDOMITAS.)
Fuente: Diccionario de la Biblia
Esaú era el mayor de los hijos gemelos de Isaac (Gn. 25.21–26). Sus relaciones con su hermano Jacob constituyen el tema de los tan conocidos relatos de Gn. 25.27–34; 27.1ss; 32.3–12; 33.1–16. Esaú fue hijo favorito de su padre, y era intención de Isaac impartirle la bendición que le correspondía por derecho al hijo mayor (Gn. 27.1ss). Sin embargo, la supremacía de Jacob sobre su hermano mayor, anunciada ya en el momento del nacimiento y aun antes (Gn. 25.21–26), y confirmada posteriormente en forma inconsciente por el anciano Isaac (Gn. 27.22–29, 33–37), quedó finalmente establecida.
Como consecuencia de esta duplicidad por parte de Jacob, el progenitor de los israelitas, surgió la profunda enemistad que dominó las relaciones de Israel con Edom, de quien Esaú era antepasado. Ilustraciones de dicho antagonismo entre los israelitas y los edomitas aparecen en el
La importancia fundamental de las referencias bíblicas a Esaú radica en la significación teológica que se le da a su rechazo, a pesar de que el derecho a la sucesión era suyo en virtud de la primogenitura. La explicación bíblica es que el Señor aborreció a Esau y amó a Jacob (Mal. 1.2s; Ro. 9.13). Esaú simboliza a los que Dios no ha elegido; Jacob tipifica a los que Dios ha elegido.
Pero el fundamento de dicha elección no estaba en alguna diferencia en la vida y el carácter de Esaú y Jacob. Jacob fue elegido antes que él y su hermano hubiesen nacido. Ni siquiera el “odio” y el “amor” de Dios podían constituir fundamento para la elección divina, porque de otro modo esa elección divina dependería del capricho o el antojo. Dios ha ejercido su soberana voluntad en el libre ejercicio de su gracia electiva, el propósito moral de la cual él mismo fue el único originador (* Elección). En He. 12.16s Esaú simboliza a los que abandonan su esperanza de gloria por amor a las cosas que se ven y que no son eternas.
Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico
( ‘sw, peludo)
El hijo mayor de Isaac y Rebeca, hermano gemelo de Jacob. La lucha de los dos hermanos, cuando aún estaban en el vientre de Rebeca, fue profética de la oposición vitalicia, que se profundizaba a veces en odio, que marcó las relaciones entre Esaú y Jacob (Génesis 25,22 ss.). Esaú, quien nació primero, de adulto se convirtió en un hábil cazador, y era muy amado por Isaac, quien comía de los productos de su cacería (Gén. 25,24-28). Esaú “venía agotado del campo”, y movido por la vista y sabor de las lentejas cocidas por su hermano, le dijo a Jacob: “Dame de ese guiso rojo”. Sin duda que ya Jacob estaba informado del contenido del oráculo revelado a Rebeca, y fue pronto en tomar ventaja de la codicia de su hambriento hermano. Consintiendo en la condición impuesta, Esaú no sólo cambió su derecho de primogenitura por el rojo potaje, sino que incluso confirmó la venta con un juramento, y dijo: “Estoy que me muero, ¿qué me importa la primogenitura?… Jacob dio a Esaú pan y el guiso de lentejas, y éste comió y bebió, se levantó y se fue; así desdeñó Saúl la primogenitura.” (Gén. 25-29-34).
Que esta transacción era ampliamente conocida se infiere justamente por el nombre mismo (Edom, rojo), el cual, aunque raramente se le dio a Esaú mismo, se aplica casi universalmente a sus descendientes. “Cuando Esaú tenía cuarenta años, tomó por mujeres a Judit, hija de Beerí el hitita, y a Basmat, hija de Elón el hitita” (Gén. 26,34). Esta selección de esposas cananeas que “fueron amargura para Isaac y Rebeca” (v. 26,35), parece que le causó especial sufrimiento a Rebeca, quien habló con su marido y le declaró: “Me da asco vivir al lado de las hijas de Het. Si Jacob toma mujer de las hijas de Het como las que hay por aquí, ¿para qué seguir viviendo?” (v. 27,46). Viejo y con los ojos tan débiles que casi no podía ver, Isaac le ordenó a Esaú que tomara su aljaba y arco, para que después de haber preparado un sabroso plato con el fruto de su caza, pudiera recibir la bendición de despedida perteneciente al hijo mayor. Esaú, obedeció prontamente, “se fue al campo a cazar alguna pieza para el padre» (Gén. 27,1-5).
Mientras tanto, vestido con las mejores vestimentas de su hermano mayor, con las manos y el cuello cuidadosamente cubiertos con tiernas pieles de cabritos para que se parecieran a la piel velluda de Esaú, Jacob, siguiendo en cada detalle el consejo de Rebeca, se arrodilló delante de Isaac, le ofreció el plato sabroso, y le pidió y obtuvo la codiciada bendición. Luego fue grande la sorpresa y genuina la indignación del decepcionado Esaú cuando “rugió con un gran grito”, al oír al engañado Isaac declarar “tu hermano vino astutamente y se ha llevado tu bendición”. A pesar de compadecerse de su desconsolado hijo, Isaac, al darse cuenta más completamente del contenido del oráculo comunicado a Rebeca, se sintió compelido a añadir: “Le he bendecido y será bendecido”; “Le he nombrado señor tuyo, y le he dado por siervos a todos sus hermanos” (Gén. 27,6-37). La influencia refrenadora de la presencia de su padre está admirablemente retratada en las pocas palabras pronunciadas por Esaú: “Se acercan ya los días del luto por mi padre, entonces mataré a mi hermano Jacob.” (v. 27,41). Que esta exclamación revelaba un propósito firmemente arraigado está claramente demostrado por la evidente ansiedad de Rebeca, la apresurada huida de Jacob a Jarán y su larga estadía con su tío Labán (caps. 27,42 – 31,38). Incluso después de un auto impuesto exilio de veinte años, los cuidadosamente instruidos mensajeros enviados a Esaú en la tierra de Seír (v. 32,3) y la estratégica división de su casa y rebaños en dos compañías indican claramente el pertinaz sentimiento de desconfianza de Jacob (v. 32,4-8).
Tras darle una cordial bienvenida a su hermano que regresaba, Esaú se separó de Jacob, y «rehizo, pues, Esaú, ese mismo día, su camino a Seír” (Gén. 33,1-16), donde él y sus descendientes llegaron a ser muy ricos (Gén. 36,1-8). El mismo nombre edomita, dado a los descendientes de Esaú (Edom), ha servido para perpetuar el recuerdo de las circunstancias que concurrieron en el nacimiento de Esaú y en la venta de la primogenitura. De la preferencia notable de Jacob a Esaú (Gén. 25,22 ss.), San Pablo (Rom. 9,1-16) muestra que el misterio de la elección y la gracia de Dios no está ligado a ninguna nación en particular y no es influenciado por ninguna prerrogativa de nacimiento o mérito antecedente. Cuando Isaac murió, viejo y lleno de días, nos encontramos a Esaú con Jacob en Hebrón, para enterrar a su padre en la cueva de Macpelá. (Gén. 35,28-29).
Bibliografía: PALIS in VIG., Dict. de la Bible, s.v.; COWAN in HASTINGS, Dict. of the Bible, s.v.; DODS, Isaac, Jacob, and Joseph (London, 1880).
Fuente: Duffy, Daniel. «Esau.» The Catholic Encyclopedia. Vol. 5. New York: Robert Appleton Company, 1909.
http://www.newadvent.org/cathen/05527c.htm
Traducido por Luz María Hernández Medina.
Fuente: Enciclopedia Católica