Luk 1:5-25, 39-45
Elisabet (gr. Elisábet, Eleisábet; transliteración del heb. ‘Elisheba’, tal vez «mi Dios es plenitud», «mi Dios ha jurado», «juramento de Dios» o «Dios de juramento»). 1. Hija de Aminadab de la tribu de Judá. Fue esposa de Aarón y madre de Nadab, Abiú, Eleazar e ltamar (Exo 6:23). 2. Esposa del sacerdote Zacarías y descendiente de Aarón (Luk 1:5; del mismo nombre que la esposa de Aarón [Exo 6:23]). Fue madre de Juan el Bautista a edad avanzada, como un ángel se lo predijo a su esposo (Luk 1:5-25, 57). Estaba emparentado con María, la madre de Jesús, aunque pertenecían a tribus diferentes (vs 27, 32, 36; la ley permitía el casamiento entre personas de diferentes tribus, excepto en el caso de las herederas [Num 36:6]). Cuando María visitó su hogar en las montañas de Judea, Elisabet, inspirada por el Espíritu Santo, se dirigió a María como la madre del Señor (vs 39-45).
Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico
Ver Isabel.
Diccionario Bíblico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003
Fuente: Diccionario Bíblico Digital
(gr., Elisabet, Dios es mi juramento).
1. Hija de Aminadab, hermana de Naasón, capitán de Judá (Num 2:3). Al casarse con Aarón (Exo 6:23) unió la tribu real con la sacerdotal.
2. Esposa del sacerdote Zacarías, ella misma del linaje de Aarón (Luk 1:5-27). En cumplimiento de la promesa de Dios, en su vejez tuvo un hijo, Juan el Bautista.
Fue una mujer de inusual piedad, fe y dones espirituales, cuyo testimonio para su prima María debe haber sido un aliento incomparable. Lucas apreciaba el papel significativo de las mujeres en la historia de la redención y enfatizó la mediación del Espíritu Santo en la vida de Elisabet.
Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano
(Dios es mi juramento). Nombre de una persona del AT y otra del NT.
1. Esposa de Aarón. Hija de Aminadab. Tuvo cuatro hijos: †¢Nadab, †¢Abiú, †¢Eleazar e †¢Itamar (Exo 6:23).
. Pariente de †¢María la madre del Señor Jesús. Madre de Juan el Bautista. Esposa del sacerdote †¢Zacarías. †œEra estéril … ya de edad avanzada†. Cuando concibió †œse recluyó en casa por cinco meses†. Cuando recibió la visita de María, al oír su salutación †œla criatura saltó en su vientre y E. fue llena del Espíritu Santo, y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre† (Luc 1:5, Luc 1:7, Luc 1:41-42).
Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano
tip, BIOG MUJE MUAT MUNT
vet, = «Dios es mi plenitud». (a) Hija de Aminadab y esposa de Aarón (Ex. 6:23). Era de la tribu de Judá, y su casamiento con Aarón unió a las tribus sacerdotal y real. (b) Una mujer justa, de la familia de Aarón, esposa de Zacarías, y madre de Juan el Bautista. Al ser visitada por María, fue llenada por el Espíritu Santo, y saludó a María como «la madre de mi Señor» (Lc. 1:5-57). Formaba parte del remanente temeroso de Dios, del que se nos da un atisbo en los primeros capítulos del evangelio de Lucas.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado
«Y he aquí que tu parienta Elisabet, también ella ha concebido un hijo en su vejez; y ya está de seis meses, la que era llamada estéril.» Lucas 1:36
Léase Lucas 1. A Elisabet le cabe el honor de ser la primera mujer que confesó a Cristo en la carne, incluso antes que María. Cuando María, después que hubo concebido por el Espíritu, fue a visitar a Elisabet, esta exclamó en oración profética: «¿De dónde a mí esto, que la madre de mi Señor venga a mí?» (v. 43). Por medio de esta inesperada e indudable confesión Elisabet reforzó la fe de María en el hecho de que ella, sin la menor duda, llevaba al Salvador del mundo en su seno.
Es esta fe firme e invariable que constituye la virtud más prominente de Elisabet. Quizá su firme convicción de que Cristo había ya empezado a asumir forma humana no nos parece a nosotros particularmente notable. Esto puede ser porque sabemos que María ya llevaba en su seno a su hijo, y que este hijo demostró ser el Mediador entre Dios y los hombres. Pero Elisabet no tenía nuestra perspectiva histórica, Y por esta razón la convicción a que dio expresión es verdaderamente notable.
Israel había quedado reducido casi a la nada, debido al desprecio y malicia de la jurisdicción romana. El culto a Jehová había quedado reducido a poco más que mero formalismo. Caifás, por ejemplo, constituía un ejemplo patente de la condición de degeneración a que había llegado el sacerdocio en aquel tiempo. Y hemos de recordar que Elisabet pertenecía a este pueblo, que se hallaba en condiciones espirituales humillantes.
Además, Elisabet era anciana, una mujer que había estado pidiendo un hijo a Dios durante muchos años. Era motejada con este estigma de la esterilidad. Y no había estado presente al tiempo en que el ángel se le apareció a Zacarías. No había oído lo que Gabriel le dijo a María. Todo esto ella lo había oído de otros.
A pesar de sus circunstancias desfavorables, Elisabet trascendió inmediatamente toda duda. No sólo esperaba al Mesías que había de llegar, sino que creyó que había llegado. Cuando María fue a visitarla, ella vio y creyó inmediatamente esta maravillosa verdad: «Aquí debajo de los vestidos de esta mujer se halla mi Salvador escondido.» El Mesías ya no tenía que venir. Elisabet sabía que había venido. Y por ello oró y le confesó.
Los pasos por los cuales el Señor condujo a Elisabet a esta fe rica y plena no nos son escondidos. Su nombre era el mismo que el de la mujer de Aarón. Caifás, dijimos, era un ejemplo de degeneración del sacerdocio en su tiempo. Elisabet representaba un verdadero retoño del tronco familiar de Aarón. Ella preservaba todas las benditas tradiciones de la familia de Aarón. El Señor, por tanto, la había conducido a ello, aunque fuera a través de caminos de humillación, pues era aflictivo de un modo especial el que la hija de un sacerdote permaneciera sin hijos.
Por lo que el Señor inesperadamente la bendijo con un embarazo con el que ya no contaba. Había renunciado a la esperanza de tener un hijo. Su concepción fue acompañada de un mensaje de un ángel y de la mudez de su marido. Es patético, pero Zacarías no le pudo decir nada respecto a su encuentro con el ángel; tuvo que escribírselo. Por estas demostraciones extraordinarias, Elisabet, sabía que Dios había decidido realizar cosas maravillosas. Le parecería a ella que habían vuelto los días de Abraham y Sara, y que Dios había visitado de nuevo a su pueblo.
María fue a visitarla cuando Elisabet ya estaba de cinco meses. El instinto maternal de Elisabet le dijo que un hijo se movía en su matriz, al ver a María, y que este hijo se movía en una forma extraordinaria. Así que madre e hijo fueron afectados por la influencia del Espíritu Santo cuando se acercó el Salvador. Al instante la flor de la fe floreció del todo en Elisabet. Ella apreció y sintió la bendición del hecho que Dios, revelado en la carne, estaba cumpliendo la esperanza de sus padres.
Es interesante observar la evidencia de esta fe en Elisabet. Era la madre de Juan. María, una mujer mucho más joven que ella, y que ni tan sólo descendía de sacerdotes, era la madre del Mesías. Una situación así podría haber inducido celos en ella. Podría haberse dicho: «¿Por qué a ella este mayor honor?» Sabemos que en Elisabet no hubo tales pensamientos. Dio a María el más honroso de los nombres posibles a una mujer: «Madre de mi Señor.» Y se lo dijo de modo espontáneo y natural, sin afectación. Alabó a María como «bendita tú entre todas las mujeres». El hijo de Elisabet dijo más adelante: «El tiene que crecer y yo he de menguar.» El espíritu de Elisabet pasó a Juan, o el espíritu de Juan ya inspiraba a Elisabet. Elisabet fue el último retoño de la vara de Aarón. Judá había de dar nacimiento al Mesías, pero Aarón había de adorarle en servicio.
Preguntas sugeridas para estudio y discusión:
1- ¿Quién confesó primero a Cristo en la carne?
2- ¿Cómo sabemos que la fe de Elisabet era sincera?
3- ¿Cómo sabemos que crió a su hijo en el temor del Señor?
Fuente: Mujeres de la Biblia
(gr. E·lei·sá·bet, del heb. ´E·li·sché·va`, que significa: †œMi Dios Es Abundancia; Dios de Abundancia†).
Mujer temerosa de Dios; esposa del sacerdote Zacarías y madre de Juan el Bautista. Elisabet era de la familia sacerdotal del levita Aarón, y tanto ella como su esposo estaban bien entrados en años cuando el ángel Gabriel se le apareció a Zacarías en el compartimiento Santo del templo y le anunció que Elisabet daría a luz un hijo, al que le tendrían que llamar Juan. Elisabet se recluyó durante cinco meses al quedarse encinta. En el sexto mes de su embarazo la visitó su parienta María. †œAl oír Elisabet el saludo de María, la criatura saltó en su matriz† y, llena de espíritu santo, Elisabet bendijo a María y al fruto de su matriz, llamándola †œla madre de mi Señor†. (Lu 1:5-7, 11-13, 24, 39-43.)
Fuente: Diccionario de la Biblia
(del heb. ˒elı̂šeba˓, ‘Dios es [mi] juramento’). Esposa del sacerdote Zacarías y madre de Juan el Bautista (Lc. 1.5ss). Era de ascendencia sacerdotal, y se la describe como “prima” en Av (más acertadamente “parienta”, cf.
Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico