DOMINUM ET VIVIFICANTEM

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Encí­clica de Juan Pablo II publicada en la Solemnidad de Pentecostés, el 18 de Mayo de 1986. El centro de atención es la persona del Espí­ritu Santo, en una perspectiva trinitaria.

Hermoso texto para una reflexión catequí­stica sobre el Espí­ritu, Señor de vida y fuente de gracia. Ofrece una visión de la acción del Espí­ritu Santo en la Iglesia de Jesús.

Se presenta al terminar el milenio y el siglo, como catequesis sistemática sobre el Espí­ritu de Dios, tercera persona de su Sagrada Trinidad.

El corazón de la Iglesia se dirige al Espí­ritu Santo al comienzo de una nueva época, milenio, siglo. En el Espí­ritu está la fuente de la esperanza. Es lo que hacen los seguidores de Jesús, que no pueden tener miedo ante lo que se inicia, sino confiar en Dios.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

El Papa Juan Pablo II ha escrito tres grandes encí­clicas sobre las tres Personas de la Trinidad: sobre el Hijo (Redemptor Hominis), sobre el Padre (Dives in misericordia) y sobre el Espí­ritu Santo (Dominum et Vivificantem).

Esta última encí­clica sobre el Espí­ritu Santo, data del 18 de Mayo de 1986 y se divide en tras partes.

En la primera, titulada «El Espí­ritu del Padre y del Hijo dado a la Iglesia», hace un recorrido sobre la importancia del Espí­ritu Santo en la vida y misterio de Jesucristo y en la vida misma de la Iglesia.

En la segunda parte, «El Espí­ritu que convence al mundo del pecado», nos descubre cómo sin el Espí­ritu Santo es fácil perder la conciencia y noción de pecado y, por lo mismo, la necesidad de salvación, purificación y limpieza.

La tercera parte, «El Espí­ritu que da la vida» nos habla de la alegrí­a del Jubileo 2000, que ya se anuncia, y de la importancia de la Tercera Persona de la Trinidad para hacer posible la unión de cada hombre con Dios y la unión de la propia Iglesia (Esposa) con Jesucristo (Esposo).

Gracias al Espí­ritu, cada bautizado, y la Iglesia, pueden esperar y vivir a Dios «en intimidad y en relación personal», como Esposo.

BIBL. – JUAN PABLO II, Encí­clicas, Edibesa, Madrid 1995.

Raúl Berzosa Martí­nez

Vicente Mª Pedrosa – Jesús Sastre – Raúl Berzosa (Directores), Diccionario de Pastoral y Evangelización, Diccionarios «MC», Editorial Monte Carmelo, Burgos, 2001

Fuente: Diccionario de Pastoral y Evangelización