En la consideración de los diversos nombres, títulos, o descripciones de Dios en el AT hay tres términos de importancia básica: ˒ēl, ˒elōhı̂m, y Yahvéh (Jehová). Es necesario comprender desde el principio el significado de cada uno de ellos por sí solo, y las relaciones que existen entre ellos.
I. Nombres básicos
a. Él
Él (˒ēl), “Dios” o “dios” en las
b. Elyon, Él Elyon
˒El ˓elyôn, el “Dios altísimo”, era el título de Dios como lo adoraba Melquisedec (véase inf.). ˓Elyôn se encuentra en Nm. 24.16 y en otras partes. En Sal. 7.17 se encuentra en combinación con Yahvéh, y en el Sal. 18.13 en paralelo. Véase
c. Elohim
Si bien se trata de una forma plural (˒elōhı̂m), Elohim puede considerarse como singular, en cuyo caso significa la deidad única y suprema, y en las vss. cast. se traduce “Dios”. Considerado gramaticalmente es un sustantivo común, y transmite la noción de todo lo que pertenece al concepto de deidad, en contraste con el hombre (Nm. 23.19) y otros seres creados. Es adecuado para referencias cósmicas y mundiales (Gn. 1.1), porque hay un solo Dios supremo y verdadero, y se trata de una persona; se acerca a la naturaleza de un nombre propio, sin perder su cualidad abstracta y conceptual.
d. Eloah
Esta palabra (˒elōah) es forma singular de ˒elōhı̂m, y tiene el mismo significado que ˒ēl. En el AT se encuentra principalmente en poesía (p. ej. Dt. 32.15, 17; es muy frecuente en Job). La forma aramea correspondiente es ˒elāh.
e. Jehová
El vocablo heb. Yahvéh se traduce generalmente “Jehová” en °vrv2 y “Señor” en °vp. El primero se originó de la siguiente manera. El texto heb. original no tenía vocales; con el tiempo se consideró que el “tetragrámaton” YHWH era demasiado sagrado para que se lo pronunciara; de modo que al leer se lo sustituía por ˒aḏōnāy (“mi Señor”), y las vocales de esta palabra fueron combinadas con las consonantes YHWH para hacer “Jehová”, forma que se comprueba por primera vez a comienzos del ss. XII d.C.
La pronunciación Yahvéh está indicada por transliteraciones griegas del nombre en la literatura cristiana primitiva, en la forma iaoue (Clemente de Alejandría) o iabe (Teodoreto; ya para entonces la b gr. tenía la pronunciación de v labiodental). Es indudable que el nombre está relacionado con el heb. hāyâ, ‘ser’, o más bien con una variante más antigua de la raíz, hāwâ. No se lo debe considerar, empero, como un aspecto imperfectivo del verbo; la conjugación Hif˓ı̂l, a la que únicamente podría asignarse una forma así, no está disponible para este verbo; y el imperfectivo de la conjugación Qal no podría tener la vocal a en la primera sílaba. Yahvéh debería considerarse como un simple sustantivo, en el que la raíz hwh está precedida por el preformativo y. Véase L. Koehler y W. Baumgartner, Lexicon in Veteris Testamenti Libros, 1958, pp. 368s; tamb. L. Koehler, Vom Hebrāischen Lexikon, 1950, pp. 17s.
Estrictamente hablando, Yahvéh es el único “nombre” de Dios. En Génesis, dondequiera que la palabra šēm (‘nombre’) está asociada con el ser divino, ese nombre es Yahvéh. Cuando Abraham o Isaac edificaban un altar, leemos: “Invocó el nombre de Jehová” (Gn. 12.8; 13.4; 26.25).
En particular, Yahvéh era el Dios de los patriarcas, y leemos acerca de “Yahvéh el Dios (Elohim) de Abraham” y luego de Isaac, y finalmente “Yahvéh, el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob”, nombre del que Elohim dice “este es mi nombre para siempre” (Ex. 3.15). Yahvéh, por lo tanto, en contraste con Elohim, es un nombre propio, el nombre de una persona, aunque esa Persona sea divina. Como tal, tiene su propio marco ideológico; presenta a Dios como persona, y así lo pone en relación con otras personalidades, personalidades humanas. Acerca a Dios al hombre, y él habla con los patriarcas como con amigos.
Un estudio de la palabra *“nombre” en el AT revela todo lo que el mismo significa en hebreo. El nombre no es un mero rótulo, sino que es significativo de la verdadera personalidad de aquel a quien pertenece. Puede derivarse de las circunstancias de su nacimiento (Gn. 5.29), o reflejar su carácter (Gn. 27.36), y cuando una persona otorga su “nombre” a algo, o a otra persona, ese algo o esa persona queda bajo su protección e influencia.
f. Yahvéh Elohim
Estas dos palabras aparecen combinadas en el relato de Gn. 2.4–3.24, aunque “Elohim” se usa solo en el coloquio entre Eva y la serpiente. Si el relato relativo al Edén estaba vinculado con un original sumerio pudo haber sido llevado de Ur por Abraham, y de este modo sería posible dar cuenta del uso diferente en estos dos capítulos, por contraste con los capítulos precedentes y siguientes.
g. La relación entre Él, Elohim y Yahvéh
Estamos ahora en posición de considerar la forma en que estas tres palabras concuerdan o difieren en su uso. Mientras hay ocasiones en que cualquiera de las tres podría usarse para Dios, no son de ningún modo idénticas o intercambiables. En el relato de Gn. 14, ahora considerado por muchos como un cuadro acertado de la situación a comienzos del 2º milenio a.C., leemos que Abraham se encontró con Melquisedec, sacerdote de ˒ēl ’elyôn, “el Dios altísimo. Aquí tenemos el “nombre” o título de Melquisedec para la deidad que adoraba. Sería decididamente erróneo sustituir “Elohim” o “Yahvéh” por ˒ēl ’elyôn, (Gn. 14.18). Melquisedec bendice a Abraham en el nombre de ˒ēl ’elyôn, “creador de los cielos y de la tierra”, equiparando así a ˒ēl ’elyôn con el Dios supremo (14.19–20).
El rey de Sodoma ofrece a Abraham un obsequio, que él rechaza, levantando su mano a Yahvéh, ˒ēl ’elyôn, “creador de los cielos y de la tierra” (14.22). Lo que quiere decir es que él también adora al Dios supremo, el mismo Dios (por cuanto hay uno solo), pero que lo conoce por el nombre de “Yahvéh”. (La
Para citar un segundo ejemplo, en Gn. 27.20 Jacob engaña a su padre con las palabras, “porque Jehová (Yahvéh) tu Dios (Elohim) hizo que la encontrase delante de mí”. Si intercambiamos “Yahvéh” y “Elohim” la expresión pierde sentido. Yahvéh es el nombre por el cual su padre adora al Dios supremo (Elohim).
II. La revelación de Moisés
La revelación hecha a Moisés ante la zarza que ardía es uno de los incidentes más notables y convincentes en el relato bíblico. Después de las palabras iniciales Dios se presenta a si mismo de esta manera: “Yo soy el Dios (Elohim) de tu padre” (Ex. 3.6). Esto de inmediato supone que Moisés sabría el nombre del Dios de su padre. Cuando Dios anuncia su propósito de liberar a Israel por mano de Moisés este último se muestra poco dispuesto, y comienza a poner excusas.
Dice Moisés: “Si ellos me preguntasen: ¿Cuál (mah) es su nombre? ¿qué les responderé?” (Ex. 3.13). La forma normal de preguntar por un nombre es usar el pronombre mı̂ usar mah invita una respuesta que va más allá, y que inquiere acerca del significado o la sustancia del nombre.
Esto ayuda a explicar la respuesta, a saber, “YO SOY EL QUE SOY” (˒ehyeh ˒ašer ˒ehyeh). Y él dijo: “Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros” (Ex. 3.14). Por ello Moisés no tenía por qué pensar que Dios estaba anunciando un nombre nuevo, y además no se lo denomina “nombre”; no es más que el significado intrínseco del nombre que Moisés ya conocía. Tenemos aquí un juego de palabras; “Yahvéh” se interpreta por ˒ehyeh. M. Buber traduce “Seré como seré”, y lo explica como una promesa del poder y la perdurable presencia de Dios con ellos en el proceso de liberación (Moses, pp. 39–55). Que esta pueda ser la intención de dichas palabras, que en castellano resultan enigmáticas, lo demuestra lo que sigue: “Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre” (v. 15). El contenido pleno del nombre viene primero; el nombre mismo viene luego.
III. La interpretación de Éxodo 6.2–3
Después del regreso de Moisés a Egipto Yahvéh le da mayores instrucciones sobre cómo tratar a Faraón y a su propio pueblo: “Yo soy JEHOVÁ”, dice, “y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente (˒el šadday), mas en mi nombre JEHOVÁ no me di a conocer a ellos” (Ex. 6.3).
La revelación anterior, a los patriarcas, se refería a promesas que correspondían a un futuro distante; suponía que debían tener la seguridad de que él, Yahvéh, era un Dios (˒ēl) competente (un posible significado de šadday) para cumplirlas. La revelación en la zarza fue más grande y más íntima; allí el poder y la presencia inmediatos y continuos de Dios estaban con ellos, incorporados en el nombre familiar de Yahvéh. En lo sucesivo, las palabras “yo soy Jehová vuestro Dios” (Ex. 6.7) les proporcionan toda la certidumbre que necesitan en cuanto a su propósito, su presencia, y su poder.
Para la autorrevelación de Dios a los patriarcas como Dios todopoderoso (˒el šadday), iniciando o reafirmando su pacto con ellos, cf. Gn. 17.1; 35.11; 48.3, pasajes que, como Ex. 6.1–6, se asignan al narrador sacerdotal en la hipótesis documentaria predominante.
IV. Otros nombres que contienen Él o Jehová
a. ˒El ˓Olām
En Beerseba Abraham plantó un tamarisco, “e invocó allí el nombre de Yahvéh”, ēl ’ôlām (Gn. 21.33). Aquí “Yahvéh” es el nombre, y la descripción sigue, “el Dios eterno”. F. M. Cross ha llamado la atención a la forma original de este nombre: ˒El dhū- ˓lami, “Dios de la eternidad” (cf. W. F. Albright en
b. ˒l-’Elōhê-Israel
Jacob, al llegar a Siquem, compró un pedazo de tierra, levantó un altar y lo llamó ˒ēl-˒elōhê-Yiśrā’ēl (Gn. 33.20), “Dios (˒ēl) es el Dios (˒elōhı̂m) de Israel”. De este modo conmemora el reciente encuentro con el ángel en el lugar que llamó Peniel (penı̂-˒ēl, “rostro de Dios”, Gn. 32.30). Así acepta el nombre Israel como suyo, y por ello rinde culto a Dios.
c. Jehová-jireh
En Gn. 22, cuando el ángel del Señor senaló un carnero como sustituto de Isaac, Abraham llamó al lugar Yahweh yir˒eh, “Jehová provee” (vv. 8, 14).
d. Jehová-nissi
De un modo algo semejante, después de la derrota de los amalecitas, Moisés erigió un altar y lo llamó Yaheh nissı̂, “Jehová es mi bandera” (Ex. 17.15). Estos, no obstante, no son nombres de Dios, sino modos de conmemorar acontecimientos.
e. Jehová-shalom
Este es el nombre dado por Gedeón al altar que erigió en Ofra, Yahweh šālôm, “el Señor es paz” (Jue. 6.24).
f. Jehová-tsidkensu
Este es el nombre por el que será conocido el Mesías, Yahweh ṣiḏqēnû, “Jehová justicia nuestra” (Jer. 23.6; 33.16), en contraste con el último rey de Judá, que fue portador indigno del nombre Sedequías (ṣiḏqiyāhû, ‘Yahvéh es justicia’).
g. Jehová-shammab
Este es el nombre dado a la ciudad de la visión de Ezequiel, Yahweh šāmmâ, “Jehová está allí” (Ez. 48.35).
h. Jehová de los ejércitos
A diferencia de los nombres anteriores, Yahweh ṣeḇā’ôṯ, “Jehová de los ejércitos”, es un título divino. No aparece en el Pentateuco; aparece primeramente en 1 S. 1.3 como el título con el cual Dios era adorado en Silo. Lo usó David al desafiar a los filisteos (1 S. 17.45); y David volvió a usarlo como culminación de un glorioso canto de victoria (Sal. 24.10). Es común en los profetas (88 veces en Jeremías), y se usa para exhibir a Yahvéh como Salvador y Protector de su pueblo en todo momento (Sal. 46.7, 11). Los “ejércitos” pueden haber sido originalmente los de Israel, como en 1 S. 17.45, pero en fecha temprana la expresión llegó a comprender a todos los poderes celestiales, listos para cumplir el mandato del Señor.
i. Jehová Dios de Israel
Este título (Yahweh ˒elōhê Yiśrā˒ēl) se encuentra ya en el cántico de Débora (Jue. 5.3), y los profetas lo usan con frecuencia (p. ej. Is. 17.6; Sof. 2.9). Sigue a la serie “el Dios de Abraham, de Isaac, y de Jacob”. En el Sal. 59.5 “Tú, Jehová Dios de los ejércitos, Dios de Israel) está combinado con el título anterior.
j. El Santo de Israel
Este título (qeḏôš Yiśrā˒ēl) es uno de los favoritos en Isaías (29 veces: 1.4, etc.), tanto en las primeras como en las últimas partes del libro, como también en Jeremías y Salmos. Algo parecido a este título es “el Fuerte de Israel” (˒aḇı̂r Yiśrā˒ēl, Is. 1.24, etc); también “la Gloria (victoria) de Israel” (nēṣaḥ Yiśrā˒ēl, 1 S. 15.29) usado por Samuel.
k. Anciano de días
Esta es la descripción (arm. ˓attı̂q yômı̂m) dada por Daniel, quien describe a Dios en su trono de juicio, juzgando a los grandes imperios mundiales (Dn. 7.9, 13, 22). Alterna con el título de “Altísimo” (arm. ˓illāyâ, ˓elyônı̂n, vv. 18, 22, 25, 27).
Bibliografía. L. Berkhof, Teología sistemática, 1972, pp. 53–59; W. Zimmerli, Manual de teología del Antiguo Testamento, 1980, pp. 15–20; E. Jacob, Teología del Antiguo Testamento, 1969, pp. 41–65; W. Eichrodt, Teología del Antiguo Testamento, 1975, t(t). I, pp. 163–188; P. van Imschoot, Teología del Antiguo Testamento, 1969; M. García Cordero, Teología de la Biblia, 1970, t(t). I.
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Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico