v. Año, Hora, Juicio, Tiempo
Gen 1:5 llamó Dios a la luz D, y a las tinieblas
Gen 8:22 no cesarán .. invierno, y el d y la noche
Gen 24:55 espere la doncella .. a lo menos diez d
Deu 33:25 cerrojos, y como tus d serán tus fuerzas
Neh 8:10 porque d santo es a nuestro Señor; no os
Job 3:1 abrió Job su boca, y maldijo su d
Job 3:4 sea aquel d sombrío, y no cuide de él
Job 14:5 ciertamente sus d están determinados
Psa 19:2 un d emite palabra a otro d, y una noche
Psa 39:5 diste a mis d término corto, y mi edad
Psa 74:16 tuyo es el d, tuya también es la noche
Psa 84:10 mejor es un d en tus atrios que mil
Psa 102:11 mis d son como sombra que se va, y me
Psa 118:24 este es el d que hizo Jehová; nos
Psa 145:2 cada d te bendeciré, y alabaré tu
Pro 3:16 largura de d está en su mano derecha
Son 2:17 hasta que apunte el d, y huyan las
Isa 2:12 d de Jehová de los .. vendrá sobre todo
Isa 13:6; Eze 30:3; Joe 1:15; Oba 1:15; Zep 1:7, 14 cerca está el d de Jehová
Isa 13:9 he aquí el d de Jehová viene, terrible, y
Isa 49:8 te oí, y en el d de salvación te ayudé
Jer 30:7 ¡ah, cuán grande es aquel d! tanto, que no
Joe 2:11 porque grande es el d de Jehová, y muy
Joe 2:31 antes que venga el d grande .. de Jehová
Amo 5:18 ¡ay de los que desean el d de Jehová!
Zec 14:1 el d de Jehová viene, y en medio de
Mal 4:5 Elías, antes que venga el d de Jehová
Mat 24:36; Mar 13:32 del d y la hora nadie sabe
Mat 28:20 estoy con vosotros todos los d, hasta
Luk 17:30 así será el d en que el Hijo del Hombre
Act 2:20 antes que venga el d del Señor, grande
Act 5:42 todos los d, en el templo y por las casas
Rom 13:13 andemos como de d, honestamente; no
Rom 14:5 uno hace diferencia entre d y d; otro
2Co 6:2 he aquí ahora el d de salvación
Gal 4:10 guardáis los d, los meses, los tiempos y
Phi 1:6 la perfeccionará hasta el d de Jesucristo
1Th 5:2 sabéis .. que el d del Señor vendrá así
1Th 5:5 vosotros sois hijos de luz e hijos del d
Heb 7:27 que no tiene necesidad cada d, como
Heb 10:25 más, cuanto veis que aquel d se acerca
2Pe 1:19 que alumbra .. hasta que el d esclarezca
2Pe 3:8 con el Señor un d es como mil años, y mil
2Pe 3:10 el d del Señor vendrá como ladrón en
Rev 6:17 porque el gran d de su ira ha llegado
Día (heb. y^m; gr. h»méra). 1. Período de un día y una noche. Aproximadamente, la duración de una rotación de la Tierra sobre su eje. Los hebreos calculaban el día calendario o civil de tarde a tarde (Lev 23:27, 32; cf Gen 1:5, 8, 13; etc.); es decir, de puesta de Sol a puesta de Sol (Lev 22:6, 7; cf Mar 1:32). Los babilonios también comenzaban sus días con la puesta del Sol; los egipcios lo hacían con la salida del Sol; los romanos los contaban a partir de la medianoche, de donde se deriva la costumbre actual. 2. Período de luz en contraste con la noche. En tiempos postexílicos y del NT el día constaba de 12 horas* que se dividían en 4 partes (Joh 11:9; cf Mat 20:1-12): Hora prima (desde la salida del Sol [más o menos las 6] hasta las 9 de la mañana), Hora tercia (desde las 9 hasta las 12; Mat 20:3; Mar 15:25), Hora sexta (desde las 12 hasta las 3 [15]; Mat 20:5; 7:45; Mar 15:33; Juan 4:6; 19:14), Hora nona (desde las 15 hasta la puesta del Sol [más o menos las 18]; Mat 20:5; 27:45, 46; Mar 15:33, 34). Tales horas se contaban entre la salida y la puesta del Sol (llamado «día natural»), o entre el amanecer y la oscuridad de la noche* (cf Mat 16:2; existían variaciones de duración según fuera verano o invierno). Generalmente, la «mañana» (heb b^qer) era hasta las 10, y el «calor del día» (mediodía; heb. tsohorayim; gr. mes’mbría) duraba hasta las 14. Es muy probable que Juan, al registrar los eventos finales del juicio y de la crucifixión del Jesús, usara el sistema de computar de los romanos (Joh 19: 14; las 6 de la mañana según el sistema romano [a partir de la medianoche], las 12 del mediodía según el sistema judío). En la Biblia también se mencionan la hora séptima (Joh 4:52, BJ; la 1 [13] de la tarde), la hora décima (1:39; las 4 [16] de la tarde) y la hora undécima (Mat 20:6, 9; las 5 [17] de la tarde). 3. Tiempo o condición específicos sin tomar en cuenta su duración. Como «el día de conflicto» (Psa 20:1), «el día del bien» (Ecc 7:14), el «día de salvación» (2Co 6:2), el «día de Jehová»* (ls. 2:12), etc.
Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico
latín dies. Tiempo que la tierra emplea en dar la vuelta alrededor de su eje. En las culturas antiguas el d. se entendía de diferentes maneras, en Babilonia se consideraba que el d. comenzaba con la salida del sol, mientras que para los atenienses y los judíos el d. se iniciaba con la puesta del Sol, con el ocaso. Como el calendario sagrado de los israelitas era lunar, para las fiestas religiosas se consideraba el ocaso como el comienzo del d., por eso para la celebración de la Pascua y de los ázimos, se dice que el cordero se inmolará †œentre dos luces†, esto es, entre las dos tardes, y los ázimos se comerán †œdesde la tarde del día catorce del mes hasta la tarde del día vintiuno†, Ex 12, 6 y 18; Lv 23, 5; igual se dice del día de la Expiación, †œEl d. nueve del mes, por la tarde, de tarde a tarde, guardaréis descanso†, Lv 23, 32.
Corrientemente como hoy, se llamaba d. al lapso de luz natural entre el amanecer y la puesta del sol, para distinguirlo de la noche, como se expresa en Gn 1, 5, †œy llamó Dios a la luz día y a la oscuridad la llamó noche†; así como también hizo los dos grandes lumbreras, el sol y la luna, para el dominio del día y de la noche, Gn 1, 14-18; 8, 22; Sal 136 (135), 7-8. Yahvéh marchaba delante del pueblo por el desierto y lo guiaba de día, en columna de nube, y de noche en columna de fuego, Ex 13, 21-22; 40, 38. En este mismo sentido, d., como luz, se lee en Is 27, 3, en contraste con la oscuridad de la noche. Igualmente en Mc 5, 5; Lc 18, 7; Jn 11, 9-10; 1 Tm 5, 5. Por esto, figuradamente, los fieles cristianos, que siguen a Cristo, †œluz del mundo†, según Jn 8, 12, son llamados por el apóstol Pablo como †œhijos de la luz e hijos del d.†, en contraposición a los hijos de la noche o de las tinieblas, 1 Ts 5, 5-8; el cristiano debe proceder en su vida decorosamente, como a plena luz, es decir, a pleno d., Rm 13, 12-13.
En las Escrituras es común la expresión †œD. de Yahvéh†, sobre todo en los escritos proféticos, para significar el d. del castigo para el pueblo israelita por su infidelidad a Yahvéh y su empecinamiento en el pecado, d. en que manifestará Dios todo su poder, su ira, su cólera, d. de la visitación, So 1; día de la Ira, como se dice en Is 2, 6-21; Jr 30, 5-7; Ez 22, 24; Lm 2, 22; Jl 1, 15; Am 2, 16; 5, 18-20; 8, 9-10 y 13; para los enemigos de Dios, los opresores del pueblo de Israel, contra Babilonia, Is 13, 6-9; Jr 50, 27; 51, 2; contra Egipto, Is 19, 16; Jr 46, 10 y 21; Ez 30, 1-3; contra Filistea, Tiro y Sidón, Jr 47, 4; contra Edom, Is 34, 8-10; 63, 4; Ab 1, 8-16; d. cuando Israel será restaurado, Is 11, 11; 12, 1; 30, 26; Am 9, 11.
En el N. T. el d. del Señor será en la segunda venida de Jesucristo, como él mismo lo dice en Lc 17, 24; cuando Jesucristo se manifieste, Hch 2, 17-21; Flp 1, 6.
Diccionario Bíblico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003
Fuente: Diccionario Bíblico Digital
Una palabra frecuentemente mal interpretada debido a sus diversos usos en la Biblia. Muchas veces significa el tiempo entre la salida y puesta del sol (Gen 1:5; Psa 74:16). En una época temprana se dividió en tres partes: la mañana, el mediodía y la tarde (Psa 55:17; Dan 6:10).
La palabra también se refiere al tiempo en general (Jdg 18:30; Oba 1:12). También se usa figuradamente en referencia al día del juicio (Isa 2:12; Joe 1:15; Amo 5:18; Rom 13:12), la duración de la vida (Gen 5:4), el momento de la oportunidad (Joh 9:4) y cualquier momento (Pro 12:16).
Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano
Tiene varios significados.
– Las 24 horas. Ver «Horas del día».
– Día de descanso: Ver «Domingo».
– Día de Cristo: De su Pasión, resurrección y ascensión: Luc 9:51, Jua 12:7, Mat 9:15, Mat 16:21, Mat 17:23, Mat 20:19, Mat 26:61, Mat 27:63.
– Día del Senor: Juicio Final, Segunda Venida, Fin del mundo: Mat 7:22, Mat 11:22-24, Mat 12:36, Caps. 24 y 25, Mc.13, Lc.21, Tes.
(1 y 2), 2 Ped.3. Todo el Apocalipsis.
– Día de expiación: Lev 23:27, Lev 25:9.
Diccionario Bíblico Cristiano
Dr. J. Dominguez
http://biblia.com/diccionario/
Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano
La palabra en hebreo se utiliza para señalar: a) el período de luz en contraste con el de tinieblas; b) el período de veinticuatro horas; c) un †œtiempo† o época; d) un tiempo específico. En el AT no se conocía la división del d. en horas. Se hacía la diferencia según los fenómenos observados de luz y tinieblas. El d. comenzaba y terminaba con la puesta del sol (†œ…de tarde a tarde† [Lev 23:32]). Se mencionan la tarde, la mañana y el mediodía (†œTarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré† [Sal 55:17]), pero sin establecer límites claros entre ellos. También se habla de †œla vigilia de la mañana† (Exo 14:24), †œla medianoche† (Exo 11:4; Jue 7:19). También se usaba en Israel un método según el cual cada d. (y cada noche) se dividía en doce períodos cuya duración dependía de la estación del año. Todavía hoy los judíos ultraortodoxos utilizan esa manera de medir el tiempo.
La división del d. en veinticuatro horas fue algo que comenzó a hacerse después del exilio. Por lo tanto, en tiempos del NT sí se habla de la división en horas (†œ¿No tiene el d. doce horas?† [Jua 11:9]). Esas horas se cuentan a partir de la salida del sol hasta su ocaso (Mat 20:1-16). Las palabras del Señor Jesús sobre el †œanochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana† (Mar 13:35) eran una manera de referirse a las distintas partes del d. Los judíos dividían el período de oscuridad, o noche, en tres vigilias. La primera vigilia era a partir del anochecer, la segunda a partir de medianoche y la tercera a partir del canto del gallo. Los romanos dividían la noche en cuatro vigilias de tres horas cada una a partir del anochecer.
cambio de la noche al d. era tomado por los paganos como el resultado de una lucha entre dos fuerzas que se oponen, pero el monoteísmo hebreo les condujo a verlo como un ciclo atribuido a Dios (†œ(Yo) formo la luz y creo las tinieblas† [Isa 45:7]). En relación con la soberanía de Dios, se dice que él antecede a la existencia de los d. (†œAun antes que hubiera d. yo era† [Isa 43:13]). él trasciende la noción de tiempo (†œmil años delante de tus ojos son como el d. de ayer, que pasó, y como una de las vigilias de la noche† [Sal 90:4]). él es el creador del tiempo y lo controla (†œTuyo es el d., tuya también es la noche; tú estableciste la luna y el sol† [Sal 74:16]). Mientras que el hombre tiene sus d. limitados sobre la tierra (†œLos d. de nuestra edad son…† [Sal 90:10]) y debe aprender a contarlos (†œEnséñanos … a contar nuestros d.† [Sal 90:12]). †¢Hora. †¢Tiempo. †¢Vigilia.
Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano
tip, CALE
ver, EXPIACIí“N, DOMINGO
vet, (A) Ordinariamente se llama día al período de tiempo que transcurre entre dos amaneceres. Pero los hebreos contaban de una tarde a la siguiente (Gn. 1; Lv. 23:32; Ex. 12:18; Josefo, Guerras 4:9, 12). Los hay que han pensado que esta costumbre quizá provenía de la división del año en meses lunares que empezaban con la aparición de la luna nueva. Consiguientemente, el día «civil» se designaba con la expresión «tarde y mañana» o «una noche y un día» (Dn. 8:14; 2 Co. 11:25). Pero, aunque la tarde fuera el inicio del nuevo día, con frecuencia era contada con el día que le precedía. Así, la tarde que empezaba el día 15º de Nisán es llamado «el día catorce… por la tarde» (Ex. 12:18; cp. 2 Cr. 35:1). Los días de la semana estaban numerados (cp. Mt. 28:1; Hch. 20:7), pero carecían de nombres, a excepción del 7º, que era llamado sábado; la víspera del sábado recibía el nombre de «la preparación» (Mr. 15:42). (B) El período de tiempo desde el amanecer hasta la noche (Gn. 1:5; 8:22). Se dividía en mañana, mediodía, y tarde (Sal. 55:17; cp. Dn. 6:10). Para designar los momentos del día, se empleaban también las expresiones «amanecer, la calor del día, el fresco del día, puesta de sol», y otros términos similares. Después del Exilio, empezaron a usarse las horas y a dividir el día, desde la salida a la puesta del sol, en 12 horas (Mt. 20:1-12; Jn. 11:9); la 6ª hora se correspondía con el mediodía (Jn. 4:6; Hch. 10:9), y la 9ª hora era la de la oración ( Antigüedades 14:4, 3; Hch. 3:1). (C) Cualquier período en el que tenga lugar una acción o manera de ser (Zac. 12:3 ss.), p. ej.: «el día de conflicto» (Sal. 20:2), «el día de su furor» (Jb. 20:20), «el día de Jehová» (Is. 2:12; 13:6); en el NT, el «día del Señor» significa la segunda venida de Cristo (1 Co. 5:5; 1 Ts. 5:2; 2 P. 3:10). En el contexto apropiado significa un período indefinido, como Gn. 2:4; cp. Nm. 7:84, englobando «doce» días literales (Nm. 7:12-83; etc.). (Véase TIEMPO). En relación con esto se puede también hacer una división de los tiempos de la siguiente manera: (I) Los días de la Ley y de los Profetas, que se extienden desde la promulgación de la Ley hasta la venida del Mesías. «Al final de estos días (Dios) nos ha hablado en (Su) Hijo», como debería leerse He. 1:2; cp. margen Revisión 1977. Esto introdujo el Día del Mesías. Pero fue rechazado y Su reino aplazado. Entretanto (II) se interpone el Día de la Gracia, durante el cual la iglesia está siendo llamada a El. El Señor Jesús obró la redención, ascendió al cielo, y envió al Espíritu Santo. De este tiempo El afirmó: «En aquel día conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros» (Jn. 14:20; cp. también Jn. 16:23, 26). El actual periodo es designado como el «día del hombre» (1 Co. 4:3, literal, vertido como «tribunal humano»). Estos son también los «últimos días» en los que vendrían los burladores sarcásticos (2 P. 3:3; Jud. 18). (III) El Día del Mesías, cuando vuelva en juicio y luego a reinar. «Se acerca el día» (Ro. 13:12; He. 10:25). Entre otros nombres recibe también el de «el día grande y terrible» (Mal. 4:5). Los reyes de la tierra serán reunidos para la batalla del gran día del Dios Todopoderoso (Ap. 16:14). Es también llamado como «el día de Jesucristo» y «el día de Cristo» (Fil. 1:6, 10; 2:16; cp. 1 Co. 1:8; 2 Co. 1:14). (Véase DíA DE JEHOVí).
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado
En principio el día es el tiempo en que hay luz, de la mañana a la tarde (Act 28,23), y la noche, cuando reina la oscuridad (Gén 2,4). El día, teóricamente de doce horas, se ha hecho para trabajar y caminar, porque hay luz (Jn 11,8). La hora exacta del comienzo del día es imprecisa y varía según las estaciones (Lc 6,13). Se habla del peso y del calor del día (Mt 20,12) y de la caída del día (Lc 9,12; 24,29. El día y la noche determinan un espacio de tiempo (Mt 4,2; 12,40). La jornada completa, el día y la noche (Mc 4,27; 5,5; Lc 2,37), que para los romanos iba de medianoche a medianoche, para los judíos se contaba desde la caída de la tarde, al iniciar el crepúsculo vespertino (cuando más o menos aparece la luna y se pueden apreciar las primeras estrellas), hasta la caída de la tarde del día siguiente (Dt 23,11; Mc 16,1-2). El sábado comienza el viernes por la tarde (Lc 2 54; cf. Mt 28,1).
E. M. N.
FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001
Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret
Jehová Dios introdujo esta división fundamental del tiempo en el primer †œdía† del período preparatorio de la Tierra para la ocupación del hombre, cuando la luz difusa penetró la capa de gases que envolvía la Tierra y alcanzó la superficie acuosa, con lo que el planeta, al girar sobre su propio eje, tuvo su primer día y su primera noche. †œEfectuó Dios una división entre la luz y la oscuridad. Y Dios empezó a llamar a la luz Día, pero a la oscuridad llamó Noche.† (Gé 1:4, 5.) En este caso, la palabra †œDía† se refiere a las horas de luz solar, a diferencia de la noche. Sin embargo, a continuación el registro usa la palabra †œdía† (heb. yohm; gr. he·mé·ra) para designar otras unidades de tiempo. Tanto en las Escrituras Hebreas como en las Griegas la palabra †œdía† se usa en sentido literal y figurado o incluso simbólico.
El día solar, la unidad fundamental de tiempo, viene determinada por la rotación completa de la Tierra sobre su eje, es decir, desde el momento en que el Sol pasa por un meridiano, alcanzando el punto más alto al mediodía, hasta que regresa a él. El día solar se divide en dos períodos de doce horas. El primero se designa en algunos países por la expresión latina ante meridiem (a.m.) y el segundo, por la expresión post meridiem (p.m.). Sin embargo, en tiempos bíblicos se emplearon otros métodos para dividir el día.
Los hebreos empezaban su día al anochecer, después de la puesta del Sol, y lo terminaban con la puesta del Sol del día siguiente. El día, por lo tanto, iba de anochecer a anochecer —†œdesde la tarde hasta la tarde deben observar su sábado† (Le 23:32)—, lo que seguía el modelo de los días creativos de Jehová: †œY llegó a haber tarde y llegó a haber mañana, un día primero†. (Gé 1:5; compárese con Da 8:14.)
Los hebreos no fueron los únicos en contar el día desde el anochecer hasta el anochecer, también lo hicieron así los fenicios, los númidas y los atenienses. No obstante, los babilonios contaban el día desde la salida del Sol hasta la salida del Sol, mientras que los egipcios y los romanos lo hacían de medianoche a medianoche, como se suele hacer hoy.
Aunque los hebreos empezaban oficialmente su día al anochecer, a veces se referían a él como si empezara por la mañana. Por ejemplo, Levítico 7:15 dice: †œLa carne del sacrificio de acción de gracias de sus sacrificios de comunión ha de ser comida en el día de su ofrenda. El no debe guardar nada de ella hasta la mañana†. Este uso era solo un asunto de conveniencia al expresarse, para indicar que no debería guardarse nada de la noche hasta la mañana siguiente.
En el relato de la creación también se llama día al período de luz diurna. (Gé 1:5; 8:22.) En la Biblia, el día se divide en períodos naturales: el crepúsculo de la mañana u oscuridad matutina, justo antes de que comience el día (Sl 119:147; 1Sa 30:17), la salida del Sol (Job 3:9), después viene la mañana (Gé 24:54), el mediodía (Dt 28:29; 1Re 18:27; Isa 16:3; Hch 22:6) y la puesta del Sol, que marcaba el final del día (Gé 15:12; Jos 8:29) y precedía al crepúsculo de la noche u oscuridad vespertina. (2Re 7:5, 7.) Las ocasiones en que los sacerdotes presentaban ciertas ofrendas o quemaban el incienso también eran períodos de tiempo conocidos para la gente. (1Re 18:29, 36; Lu 1:10.)
¿A qué se refiere la expresión †œentre las dos tardes†?
Las Escrituras emplean la expresión †œentre las dos tardes† con respecto al sacrificio del cordero pascual que se hacía el 14 de Nisán. (Ex 12:6.) Aunque la tradición judía explica que este período transcurre desde que el Sol comienza a declinar hasta su puesta, parece que la explicación correcta es que la primera tarde corresponde al comienzo de la puesta del Sol y la segunda, al momento en que la última claridad crepuscular desaparece y cae la noche. (Dt 16:6; Sl 104:19, 20.) Esta explicación concuerda con la del rabino español Aben Ezra (1092-1167), los samaritanos y los judíos caraítas. También es el punto de vista que sostienen eruditos como Michaelis, Rosenmueller, Gesenius, Maurer, Kalisch, Knobel y Keil.
No existen indicios de que los hebreos hayan dividido el día en horas con anterioridad al exilio babilonio. La palabra aramea scha·`áh, que la Versión Valera de 1960 traduce por †œhora† en Daniel 3:15; 4:19, 33; y 5:5, significa literalmente †œvistazo†, por lo que se traduce con más exactitud †œmomento†. No obstante, después del cautiverio el pueblo judío empezó a usar la hora como medida del tiempo. La expresión †œla sombra de las gradas†, empleada en Isaías 38:8 y 2 Reyes 20:8-11, puede que se refiera a algún tipo de reloj solar, en el que la sombra proyectada por el Sol recorría una serie de escalones. (Véase SOL [La sombra que retrocedió diez gradas].)
Los antiguos babilonios usaron el sistema sexagesimal, escala matemática que tiene por base el número sesenta. De este sistema heredamos nuestra división del tiempo: el día en veinticuatro horas (o en dos períodos de doce horas cada uno), la hora en sesenta minutos y el minuto en sesenta segundos.
En los días del ministerio terrestre de Jesús era común dividir en horas el período de luz del día. Así, en Juan 11:9 Jesús dijo: †œHay doce horas de luz del día, ¿no es verdad?†. Estas horas se contaban por lo general desde la salida hasta la puesta del Sol, o aproximadamente desde las seis de la mañana hasta las seis de la tarde. Por lo tanto, la †œhora tercera† correspondería más o menos a las nueve de la mañana, y fue a esta hora cuando se derramó el espíritu santo en el Pentecostés. (Mt 20:3; Hch 2:15.) Cuando Jesús, cansado del viaje, se sentó en la fuente de Jacob, †œla hora era a eso de la sexta† o el mediodía. A esta hora también fue cuando a Pedro, estando en Jope, le dio mucha hambre. (Jn 4:6; Hch 10:9, 10.) Así mismo, fue al mediodía cuando cayó oscuridad sobre la Tierra, hasta la †œhora nona†, es decir, hasta las tres de la tarde, la hora a la que Jesús expiró en el madero de tormento. (Mt 27:45, 46; Lu 23:44, 46.) La hora nona también era conocida como †œla hora de oración†. (Hch 3:1; 10:3, 4, 30.) En consecuencia, la †œhora séptima† sería sobre la una de la tarde y la †œhora undécima†, alrededor de las cinco de la tarde. (Jn 4:52; Mt 20:6-12.) En aquel tiempo la noche también se dividía en horas. (Hch 23:23; véase NOCHE.)
En algunas ocasiones los hebreos usaban la expresión †˜día y noche†™ para referirse solo a una parte de un día solar de veinticuatro horas. Por ejemplo, en 1 Reyes 12:5, 12 se dice que Rehoboam pidió a Jeroboán y a los israelitas que se †œ[fueran] por tres días† y después volviesen a él. Prueba de que no se refería a tres días completos de veinticuatro horas, sino a tres días incompletos, está en el hecho de que la gente volvió a él †œal tercer día†. En Mateo 12:40 se da el mismo significado a los †œtres días y tres noches† que Jesús estuvo en el Seol. Como muestra el registro, fue levantado a la vida al †œtercer día†. Los sacerdotes judíos entendieron claramente que este era el significado de las palabras de Jesús, ya que cuando quisieron impedir su resurrección, citaron sus palabras: †œDespués de tres días he de ser levantado†, y luego solicitaron a Pilato que emitiera una orden para que †œse [asegurara] el sepulcro hasta el día tercero†. (Mt 27:62-66; 28:1-6; nótense otros ejemplos en Gé 42:17, 18; Est 4:16; 5:1.)
Los hebreos no tenían nombres para los días de la semana, a excepción del séptimo: el sábado. (Véase SíBADO.) Por lo general, se aludía a ellos por su orden numérico. En los días de Jesús y los apóstoles, la víspera del sábado llegó a ser conocida como el día de la Preparación. (Mt 28:1; Hch 20:7; Mr 15:42; Jn 19:31; véase SEMANA.) La costumbre de designar los días con nombres de planetas y de otros cuerpos celestes tuvo su origen en el paganismo. Los nombres latinos correspondían —de lunes a domingo— a los siguientes cuerpos celestes: Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus, Saturno y Sol, pero, en español se sustituyeron los dos últimos por el sábado judío y el dies dominicus (domingo), que significa literalmente †œdía del Señor†.
A veces el término †œdía† se emplea como medida de distancia en expresiones como †œel camino de un día† o †œel camino de un sábado†. (Nú 11:31; Hch 1:12; véase PESOS Y MEDIDAS.)
En términos proféticos, un día a veces puede representar un año, como en Ezequiel 4:6, donde dice: †œY tienes que acostarte sobre tu lado derecho en el segundo caso, y tienes que llevar el error de la casa de Judá cuarenta días. Un día por un año, un día por un año, es lo que te he dado†. (Véase también Nú 14:34.)
Hay ciertas cantidades específicas de días relacionadas con las profecías. Por ejemplo: 3 1/2 días (Rev 11:9), 10 días (Rev 2:10), 40 días (Eze 4:6), 390 días (Eze 4:5), 1.260 días (Rev 11:3; 12:6), 1.290 días (Da 12:11), 1.335 días (Da 12:12) y 2.300 días (Da 8:14).
El término †œdía(s)† también se usa con referencia al período de tiempo en el que vivió una persona en particular, como, por ejemplo, los †œdías de Noé† y los †œdías de Lot†. (Lu 17:26-30; Isa 1:1.)
Otros casos en los que la palabra †œdía† se usa en un sentido figurado son: el †œdía que Dios creó a Adán† (Gé 5:1), el †œdía de Jehovᆠ(Sof 1:7), el †œdía de furor† (Sof 1:15), el †œdía de salvación† (2Co 6:2), el †œdía del juicio† (2Pe 3:7), el †œgran día de Dios el Todopoderoso† (Rev 16:14) y otros.
Este uso figurado de la palabra †œdía† para designar diferentes períodos de tiempo se ve también en el relato de la creación de Génesis, donde se hace referencia a una semana de seis días creativos seguidos de un séptimo día de descanso. La semana que Dios prescribió a los judíos en el pacto de la Ley seguía el modelo de esa semana creativa. (Ex 20:8-11.) En el registro bíblico, cada uno de los seis días creativos finaliza con las palabras: †œY llegó a haber tarde y llegó a haber mañana†, el día primero, segundo, tercero, cuarto, quinto y sexto. (Gé 1:5, 8, 13, 19, 23, 31.) Sin embargo, en el caso del séptimo día no se emplea la misma coletilla, lo que parece indicar que este último período, durante el cual Dios descansa de su actividad creadora respecto a la Tierra, no había concluido. En Hebreos 4:1-10, el apóstol Pablo explicó que el día de descanso de Dios aún estaba en progreso, lo que significa que entonces habían transcurrido más de cuatro mil años desde su comienzo. De esta referencia se deduce que cada uno de los períodos creativos tuvo una duración de, al menos, miles de años. Como dice A Religious Encyclopædia, †œlos días de la creación fueron días creativos, etapas de un proceso, pero no días de veinticuatro horas cada uno† (edición de P. Schaff, 1894, vol. 1, pág. 613).
A la suma de las seis unidades o †œdías† creativos dedicados a la preparación del planeta Tierra también se le llama †œdía† en Génesis 2:4: †œEsta es una historia de los cielos y la tierra en el tiempo en que fueron creados, en el día que Jehová Dios hizo tierra y cielo†.
Como el Creador no se halla dentro de los límites de nuestro sistema solar y no está condicionado a sus ciclos de traslación y rotación, su situación no puede compararse a la del hombre. El salmista dijo de Dios, quien es de tiempo indefinido a tiempo indefinido: †œPorque mil años son a tus ojos solo como el día de ayer cuando ha pasado, y como una vigilia durante la noche†. (Sl 90:2, 4.) A tenor de estas palabras, el apóstol Pedro escribió que †œun día es para con Jehová como mil años, y mil años como un día†. (2Pe 3:8.) Un período de mil años representa para el hombre unos 365.242 días de veinticuatro horas, pero para el Creador puede ser un único e indivisible período en el que El comienza y lleva a buen término un determinado propósito. Es, en cierto modo, parecido a una jornada de trabajo que da comienzo por la mañana y termina hacia el final del día.
Jehová es quien ha dado origen a nuestro universo, un universo en el que, por lo que se ha podido demostrar, el tiempo, el espacio, el movimiento, la materia y la energía se hallan inevitablemente interrelacionados. Controla todos estos elementos de tal modo que satisfagan su propósito, y al tratar a sus criaturas terrestres, se fija límites definidos de tiempo para su actuación que llegan hasta el †œdía y hora†, y los cumple con rigurosa puntualidad. (Mt 24:36; Gál 4:4.)
Fuente: Diccionario de la Biblia
yoí†m ( µ/y , 3117), «luz del día; día; tiempo; momento; año; era». Este vocablo también aparece en ugarítico, hebreo extrabíblico o cananeo (p. ej., la inscripción de Siloé), acádico, fenicio y arábigo. Se encuentra además en hebreo posbíblico. Yoí†m aparece cerca de 2.304 veces en todos los períodos del hebreo de la Biblia. Yoí†m tiene varias acepciones. El término representa el período diurno de «luz» en contraste con la oscuridad de la noche: «Mientras la tierra permanezca, la siembra y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, el día y la noche, nunca cesarán» (Gen 8:22 lba). El vocablo denota un período de veinticuatro horas: «Sucedió que ella insistía a José día tras día» (Gen 39:10 rva). Yoí†m también puede significar un período indefinido: «Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación» (Gen 2:3). En este versículo, «día» se refiere a todo el período del descanso de Dios desde la creación del universo. El «día» comenzó después de que El completara los actos de creación del séptimo día y se extiende a lo menos hasta el regreso de Cristo. Compárese Gen 2:4 «Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día [beyoí†m] que el Señor Dios hizo la tierra y los cielos» (lba). En este pasaje, «día» se refiere a todo el período que abarca los seis días de la creación. Otro matiz se encuentra en Gen 2:17, donde el término representa un «punto en el tiempo» o un «momento» preciso: «Pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que comas de él, ciertamente morirás» (rva). Finalmente, en plural, el vocablo puede significar un «año»: «Por tanto, tú guardarás este rito en su tiempo de año en año [yaméí†m]» (Exo 13:10). Yoí†m adquiere otros matices particulares cuando se usa con diversas preposiciones. En primer lugar, cuando va acompañado de ke («como»), puede denotar el término «primero»: «Y Jacob respondió: Véndeme primero tu primogenitura» (Gen 25:31 rva). También puede significar «un día» o «un día cualquiera»: «Aconteció que entró él un día en casa para hacer su oficio, y no había nadie de los de casa allí» (Gen 39:11). José usa el término indicando el «resultado de una acción»: «Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo encaminó para bien, para hacer lo que vemos [literalmente, «como están las cosas»] hoy: mantener con vida a un pueblo numeroso (Gen 50:20 rva). Adonías se valió de esta misma expresión para expresar el sentido de «hoy»: «Júreme hoy el rey Salomón que no matará a espada a su siervo» (1Ki 1:51 rvr). Otro matiz más aparece en 1Sa 9:13 «Subid, pues, ahora, porque ahora le hallaréis». Cuando va acompañado del artículo definido ha, el nombre puede significar «hoy» (como en el caso de Gen 4:14) o bien referirse a un día en particular (1Sa 1:4) o indicar «durante el día» (Neh 4:16). La primera vez que se usa yom en la Biblia es en Gen 1:5 «Dios llamó a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y fue la mañana del primer día». Esto presenta uno de los debates más grandes en torno al vocablo, a saber, cuánto duraron los días de la creación. Tal vez las explicaciones más frecuentes son: que estos días duraron 24 horas, por tiempo indefinido (o sea, edades o eras), o son categorías lógicas más bien que temporales (es decir que expresan categorías teológicas en lugar de períodos). El «día del Señor» denota tanto el fin de una edad (en sentido escatológico), como algún acontecimiento (no escatológico) durante la era presente. Puede ser un día de juicio o de bendición, o ambas a la vez (cf. Isa_2). Cabe mencionar que mientras el pueblo hebreo no tenía dividido el día en horas, dividía la noche en tres vigilias (Exo 14:24; Jdg 7:19).
Fuente: Diccionario Vine Antiguo Testamento
jemera (hjmevra, 2250), día. Se usa: (a) del período de luz natural (Gen 1:5; Pro 4:18; Mc 4.35); (b) lo mismo, pero de forma figurada, de un período de oportunidad para el servicio (Joh 9:4; Rom 13:13); (c) un período en que se alternan la luz y las tinieblas (Gen 1:5; Mc 1.13); (d) un período de duración indefinida marcado por ciertas características, como «el día de las pequeñeces»; de angustia y de dolor (Isa 17:11; Oba_12-14); de prosperidad y de adversidad (Ec 7.14); de prueba (Psa 95:8); de salvación (Isa 49:8; 2Co 6:2; cf. Luk 19:42); de mal (Eph 6:13); de ira y revelación del juicio de Dios (Rom 2:5); (e) un tiempo señalado (Ec 8.6; Eph 4:30); (f) una notable derrota en el campo de batalla, etc. (Isa 9:4; Psa 137:7; Eze 30:9; Hos 1:11); (g) por metonimia, equivale a «cuando», «en el tiempo en que»: (1) del pasado (Gen 2:4; Num 3:13; Deu 4:10); (2) del futuro (Gen 2:17; Rth 4:5; Mat 24:50; Luk 1:20); (h) un juicio o condenación (Job 18:20); (i) de un tiempo de vida (Luk 1:17,18: «años»). (De Notes on Thessalonians, por Hogg y Vine, pp. 150,151.) Así como el día arroja luz sobre las cosas que han estado en tinieblas, la palabra se asocia a menudo con el pronunciamiento de juicio sobre circunstancias. En 1Co 4:3 «el tribunal humano», lit.: «el día humano», denota el juicio meramente humano sobre asuntos («humano» traduce el adjetivo anthropinos), juicio que se ejerce en el presente período de la rebelión humana contra Dios; probablemente por ello el «Día del Señor» (Rev 1:10, donde se usa similarmente un adjetivo, kuriakos) sea el día de su juicio abierto sobre el mundo. Las frases «el día de Cristo» (Phm 1:10; 2.16); «el día de Jesucristo» (1.6); «el día del Señor Jesús» (1Co 5:5; 2Co 1:14); «el día de nuestro Señor Jesucristo» (1Co 1:8), denotan el tiempo de la parusía de Cristo con sus santos, después del arrebatamiento (1Th 4:16,17). En 2Pe 1:19 esto es simplemente mencionado como «el día» (véase LUCERO DE LA MAí‘ANA). De todo ello se tiene que destacar la frase «el día del Señor»; en el AT se refiere a un tiempo de interposición victoriosa por parte de Dios para el aplastamiento de los enemigos de Israel (p.ej., Isa 2:12; Am 5.18); si Israel transgredía en la soberbia de sus corazones, el día del Señor sería un tiempo de tinieblas y de juicio. Pero para sus enemigos, sin embargo, vendría «el día grande y espantoso de Jehová» (Jl 2.31; Mal 4:5). Aquel período, todavía futuro, verá el derrumbamiento total del poder gentil y el establecimiento del reinado del Mesías (Isa 13:9-11; 34.8; Dan 2:34,44; Oba_15; cf. Isa 61:2; Joh 8:56). En el NT, el «día del Señor» se menciona en 1Th 5:2 y en 2Th 2:2, donde la advertencia del apóstol es que la iglesia en Tesalónica no debiera dejarse engañar a pensar que «el día del Señor ha llegado (RVR77; aquí, la RV y la RVR traducen equivocadamente: «está cerca», y la VM: «como si estuviese inmediato»). El tenor general de la enseñanza del Nuevo Testamento es, que el día del Señor está cerca, inminente. Aquí, el apóstol indica que no ha llegado, que no vivimos en él. Este período no tendrá comienzo hasta que se den las circunstancias mencionadas en los vv. 3 y 4. Para el desarrollo consiguiente de los propósitos divinos en relación con la raza humana, véase 2Pe 3:12 «el día de Dios». Notas: (1) aurion, mañana, se traduce «día de mañana» en Mat 6:34 (dos veces); «otro día» en Luk 10:35; «día siguiente» en Act 4:3,5, véase MAí‘ANA; (2) deuteraios se traduce en Act 28:13 como «segundo día», véase SEGUNDO; (3) jeorte, fiesta, se traduce «día de la fiesta» en Mat 27:15; Mc 15.6; Col 2:16; véase FIESTA; (4) epaurion, que denota mañana, se traduce en casi todas las ocasiones en que aparece en la RVR como «al día siguiente»; en tres casos se traduce como «al otro día» (Mat 27:62; Mc 11.12; Joh 1:29,35, 43; 6.22; 12.12; Act 10:9,23,24; 14.20; 20.7; 21.8; 22.30; 23.32; 25.6,23);¶ (5) epiousios, véase CADA, Nº 4; (6) efemeros, véase CADA, Nº 5; (7) eco se traduce en Act 21:26 como «al día siguiente» como traducción de te ecomenei, donde jemera, día, se sobreentiende; véase TENER; (8) nucthemeron, adjetivo que denota duración de un día y una noche (de nux, noche, y jemera, día), se usa en 2Co 11:25¶; (9) oktaemeros, octavo día, véase OCTAVO; (10) orthrios aparece en algunos mss. (TR), en Luk 24:22, de las mujeres en el sepulcro; los mss. más acreditados tienen la forma orthrinos, lit.: tempranas;¶ (11) sabbaton, sábado, se traduce en la RVR casi siempre como día de reposo; véase ; (12) semeron, véase HOY, se traduce como «día de hoy» (Mat 11:23; 27.8; 28.15; Rom 11:8; 2Co 3:14,15), como traducción de la frase compuesta con el artículo determinado, je semeron; (13) tetrartaios, véase CUATRO.
Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento
- Significado natural. El gran uso de día (yôm; hēmera) se refiere a unidades naturales de tiempo; pero en el progreso de la revelación su uso teológico aumenta a tal extremo que en los evangelios sinópticos casi un tercio de todos los usos de hēmera es escatológico.
- Horas de luz diurna. En un día cualquiera entre el amanecer y el crepúsculo (Gn. 1:5, 16, 18). El Señor Jesús habló de un día de doce horas refiriéndose a la luz ya que el hombre en esta situación no tropieza (Jn. 11:9). Se usa el día para indicar el amanecer (Jos. 6:15; 2 P. 1:19), el mediodía (1 S. 11:11; Hch. 26:13), la tarde o el crepúsculo (Jue. 19:9; Lc. 9:12). Un gran número de referencias hablan del día como opuesto a la noche (Is. 27:3; Mr. 5:5; Lc. 18:7; 1 Ti. 5:5).
- El día legal y civil. Un período de veinticuatro horas de duración. El Sabbath es desde el crepúsculo hasta el crepúsculo (Lv. 23:32). Existen seis días y un sabbath en una semana (Lc. 13:14). La resurrección del Señor es después de tres días (Mr. 8:31: Lc. 24:46). El período entre la resurrección y la ascensión es de cuarenta días legales (Hch. 1:3). El día legal se contrasta con la hora, el mes y el año en Apocalipsis 9:15.
- Un gran período. A unque día se usa en el singular para designar largos períodos de tiempo, como el «día» de Cristo (Jn. 8:56), o el día de salvación (Is. 49:8; 2 Co. 6:2); sin embargo, generalmente se usa más en este sentido en el plural de tales expresiones como «los días de Adán» (Gn. 5:4), «los días de Abraham (Gn. 26:18) «los días de Noé» (Mt. 24:37), «los días del Hijo del Hombre» (Lc. 17:26). La presencia de Cristo es «siempre» (literalmente «todos los días») con todos aquellos que prediquen su palabra (Mt. 28:20).
- El significado teológico.
- Uso general. La antítesis del día y la noche en la esfera literal se aprecia en la descripción de los creyentes como hijos del día y de los incrédulos como hijos de las tinieblas (1 Ts. 5:5–8). El Señor Jesús indica que el día es el tiempo y la oportunidad para el servicio que terminará con la venida de la noche (Jn. 9:4). Pablo, sin embargo, enseña que el período de tiempo de la salvación escatológica es la noche y que ésta se realizará en el glorioso día de Cristo (Ro. 13:11–13).
- Su uso escatológico. Desde un comienzo, la palabra día se ha asociado con días especiales señalados como pertenecientes a Jehová (Gn. 2:3; Ex. 20:8–11; 12:14, 16; Lv. 16:29–31). En el concepto total del AT, éstos fueron designados para juicio del pecado en naciones o individuos (Is. 2:12; 13:9, 11; Ez. 7:6–8; Sof. 1:14–18; Abd. 15); pero también ellos tuvieron un propósito salvífico, de vindicación, o de restauración de los escogidos de Dios (Gn. 7:10–13, 23; Mi. 2:12; Is. 4:3–6). Los días locales que Jehová visitó a Israel o Judá (Ez. 7:4–8) o a las naciones paganas (Is. 13:9) fueron únicamente un anticipo del clímax de la dies ira que vendrá sobre todo el mundo (Jl. 2:31; Mal. 4:5; Is. 2:12; Jer. 25:15). Inmediatamente después de esta intervención sobrenatural en la historia, Dios establecerá su reino eterno (Dn. 2:28, 44) en el que él solamente será exaltado (Is. 2:11).
En el NT el día de Jehová, o el día del juicio final, se designa por varias frases (1 Ts. 5:4; Jn. 6:39; Mt. 10:15; 1 P. 2:12), principalmente en combinación con el nombre de Jesucristo (Fil. 1:6, 10; 1 Co. 1:8; 5:5; Hch. 2:20; 2 P. 3:10); pero ellos sostienen los mismos conceptos básicos que aparecen en el AT, por ejemplo, el juicio de Dios, la salvación, la soberanía y la exaltación.
La frase, «los últimos días» (Hch. 2:17; Heb. 1:2; 2 Ti. 3:1; 2 P. 3:3, 4), parece incluir en su extensión más grande, el período completo que va desde la cruz hasta la segunda venida. Más específicamente, «día» en su forma plural se usa para designar el período terrible y final inmediatamente antes de la parousia, incluyendo la gran tribulación (Mt. 24:19–22; Lc. 17:26–30; cf. Ap. 4:11). En la forma singular designa la misma parousia (Mt. 24:30, 31, 36; 2 Ts. 2:1, 2) y también el período posterior a la parousia, a la creación de los nuevos cielos y tierra (2 P. 3:8–13).
Las connotaciones teológicas de «día» no extraen de éste en forma literal el significado cuando se refieren a la parousia. En lugar de ello, la elección de Dios del término «día» únicamente sirve para enfatizar su realidad literal. Cuando el Señor mismo haga su segunda aparición sobre la tierra, entonces comenzará lo que Pedro en el último versículo de su epístola llama «el día de la eternidad» (2 P. 3:18).
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Fuente: Diccionario de Teología