DEBORA, LA NODRIZA

«Entonces murió Débora, nodriza de Rebeca, y fue sepultada al pie de Betel, debajo de una encina, la cual fue llamada Alon-bacut.» Génesis 35:8.

Léase: Génesis 35:1-15. Las Escrituras nos hablan de dos Déboras. Una, en tiempo de Barac, gobernó como profetisa a Israel. La otra, fue el ama de leche de la familia patriarcal de Jacob. Merece nuestra atención el que esta ama de Rebeca sea mencionada en las Escrituras.

Tenemos delante la Santa Revelación de Dios. La dio a su Iglesia para vencer a Satán. En este libro se nos habla del destino de cielos y tierra, y con todo, cabe en el relato el referirse a un ama de leche en tiempos patriarcales. Esto es lo que leemos en el versí­culo que hemos leí­do. Allon Bacut significa «encina del lloro».

Débora serí­a una sierva de muchos años en la casa. Cuando murió, Jacob habí­a ya regresado con su esposa y los suyos de Padan-Arán a Canaán. Habí­a plantado sus tiendas en Betel. Sus hijos eran ya hombres. El tendrí­a unos sesenta y pico de años para este tiempo, y Débora serí­a una anciana de ochenta a noventa.

Obsérvese la consideración que se tiene a esta antigua sierva en la casa de Jacob. Isaac y Rebeca se la habrí­an dado a Jacob cuando la familia de éste empezó a aumentar. Probablemente, en la casa de Jacob habrí­a cuidado a José y a Dina. Se habí­a quedado con la familia. Todos la tratarí­an con cariño y se sentirí­an apegados a ella. Cuando finalmente hubo sonado su última hora toda la familia está presente en su entierro. Jacob y los suyos la acompañaron a su última morada con lágrimas en los ojos, según vemos en el nombre dado al lugar.

Hoy nos hemos librado de la esclavitud. Obsérvese, sin embargo, que incluso en tiempos en que existí­a esta triste relación entre hombres, Dios inspiraba con su gracia una fe que convertí­a esta maldición en una bendición: las cadenas de la esclavitud podí­an ser cadenas de amor.

Débora significa «una abeja». Un nombre apropiado para una sirvienta. Un sí­mbolo de actividad, diligencia, tesón. Porque la gracia de Dios convirtió a Débora en un siervo querido y fiel. ¿No es esto un ejemplo hoy para muchos cristianos que sólo trabajan pensando en la recompensa, como la hormiga?
En el caso de la sirvienta, Dios inspira en Débora un tierno afecto hacia Jacob, Lea, Raquel y los demás, afectos que es correspondido. No sólo quieren que se les sirva, sino que aprecian y agradecen los servicios prestados. Débora pasa a ser un miembro de la familia. Al morir es como si hubiera muerto uno de los deudos entrañables, como la muerte de un hijo. Como si hubiera sido una hermana de Jacob o de Lea.

Aquí­ también hay una lección. Hoy no existen en el mismo sentido este tipo de relaciones, entre esclavos y dueños, y apenas en siervos y amos. Pero sí­ existen relaciones en que otros seres humanos pueden ser tratados como objetos, se les saca el provecho y luego se les abandona como si no hubieran existido. Cuando una persona deja de ser útil a la otra se la arrincona, se le pone a un lado: «Hallaremos a otra en su lugar.»
Este tipo de relación hace imposible la fe. Impide la devoción en el que sirve, lo cual niega la fe. Impide cumplir la responsabilidad del que utiliza los servicios del otro, que cree que ha cumplido al pagar el salario; la fe aquí­ también es muerta. La relación humana es muerta también: en ella no hay ayuda mutua para el crecimiento de la fe.

Preguntas Sugeridas Para Estudio Y Discusión:
1- ¿Cuál es el significado del nombre Débora?
2- Por lo que se nos dice del entierro, ¿Qué tipo de relación habrí­a entre Débora y la familia de Jacob?
3- ¿Que podemos aprender en este caso en las relaciones que tenemos con otras personas a nuestro servicio?

Fuente: Mujeres de la Biblia