I. Bosquejo de su contenido
Los libros de Crónicas relatan la historia de Israel hasta su retorno del cautiverio, relato que gira en torno a temas de importancia relacionados con su vida religiosa.
a. Introducción (1 Cr. 1–9): genealogías que recorren la línea de descendencia desde Adán a través del patriarca (1) hasta la tribu de Judá (con su línea real) (2.1–4.23), y las otras tribus (4.24–8.40), hasta llegar a los que regresaron del cautiverio (9).
b. Los hechos de David (1 Cr. 10–29): su ascenso al poder (10–12), su decisión de trasladar el arca a Jerusalén, y sus planes para un templo estable (13–17), sus victorias militares (18–20), y sus preparativos para la edificación del templo (21–29).
c. Los hechos de Salomón (2 Cr. 1–9): la edificación y dedicación del templo y sus otros logros.
d. La historia de Judá desde la sublevación de las tribus del
II. Origen
El Talmud (Baba Bathra 15a) atribuye los libros de Crónicas a Esdras, Como sucede con la mayoría de los libros del AT, sin embargo, la paternidad de estos libros es anónima, y no se puede llegar a ninguna conclusión acerca de quién las escribió. El interés que demuestran en los levitas se ha tomado como indicación de que su origen podría hallarse en este grupo, pero no es esta una inferencia realmente necesaria. Tampoco existe mayor posibilidad de precisión en cuanto a la fecha en que fueron escritos. El último acontecimiento que se menciona es el regreso del exilio (2 Cr. 36.22–23) y los libros de Crónicas podrían haber sido escritos poco tiempo después de dicho suceso en la comunidad de Jerusalén. Por otro lado, la lista de descendientes de Joaquín (Jeconías) (1 Cr. 3.17–24) parece abarcar seis generaciones desde el exilio, lo que nos lleva hasta ca. 400 a.C. como la fecha más antigua en que podrían haberse terminado estos libros. No obstante, puede haber ocurrido que las genealogías se hubiesen añadido posteriormente, mientras que el grueso de la obra siguiese correspondiendo así a una época próxima a la finalización del cautiverio. No existe ningún reflejo claro del período griego, y por lo tanto el principio y el fin del imperio persa (537–331 a.C.) marcan, probablemente, los límites dentro de los cuales se escribieron los libros de Crónicas.
El relato de Crónicas continúa en Esdras, y los últimos versículos de Crónicas coinciden casi exactamente con los primeros de Esdras. Esto se ha considerado generalmente como indicación de que por lo menos Esd. 1–6 es la continuación original de Crónicas. Contrariamente, podría indicar que algún escritor posterior quiso proporcionar ese eslabón (así H. G. M. Williamson, Israel in the Books of Chronicles, 1977).
III. Características literarias
El grueso de la obra, 1 Cr. 10-2 Cr. 36, tiene mucha analogía con 1 S. 31-2 R. 25, y con frecuencia se nota una identidad verbal con estos libros más antiguos. Si bien esto podría indicar que Crónicas y Samuel-Reyes utilizaron independientemente material de alguna obra anterior que se ha perdido, parecería más probable que la fuente principal de los libros de Crónicas fuesen los mismos libros de Samuel y Reyes. De esta manera los libros de Crónicas pueden considerarse esencialmente como una edición revisada de las obras anteriores, relacionadas con ellas en forma parecida (según la teoría usual) a la relación que se atribuye a Mateo y Lucas con respecto al Evangelio de Marcos. (Las “crónicas” a que se hace referencia en Reyes—p. ej. 2 R. 20.20—son anales reales más antiguos y no los libros bíblicos de Crónicas.)
Crónicas parece haber usado una edición de Samuel-Reyes distinta de la que aparece en la Biblia hebrea, y esta circunstancia dificulta un reconocimiento preciso de los puntos donde se introdujeron modificaciones al material de Samuel-Reyes (véase W. E. Lemke en HTR 58, 1965, pp. 349–363). Aparentemente, sin embargo, parte del material anterior se adoptó sustancialmente en su forma original (p. ej. 1 Cr. 19), o modificado (p. ej. 1 Cr. 21), o fue reemplazado por una versión alternativa (p. ej. 2 Cr. 24). En algunas ocasiones se omitieron porciones extensas (p. ej. aquellas referentes al reino del N) y se insertaron otros materiales (p. ej. los referentes a los preparativos de David para la construcción del templo). El material viejo y el nuevo se refunden en secciones más extensas que ofrecen una exposición teológica/histórica de un determinado período (p. ej. el reinado de Ezequías), y las diversas partes se ubican luego en el nuevo marco total que hace el Cronista de la historia de las relaciones de Dios con su pueblo desde la creación hasta el regreso del cautiverio.
El método que utiliza el autor sugiere, por un lado, que consideraba que Samuel-Reyes era un texto religioso autorizado que deseaba aplicar a su propia época. En este sentido se lo ha descrito como un exegeta de la obra más antigua (P. R. Ackroyd, “The Chronicler as Exegete”,
Se ha estimado que los libros de Crónicas tienen un contenido histórico más pobre que Samuel-Reyes, aunque por razones discutibles. Su mayor dedicación a asuntos eclesiásticos que políticos ha sido motivo para que se considere que está más alejado del ideal del historiador moderno que Samuel-Reyes. Algunas de sus modificaciones a Samuel-Reyes plantean problemas de índole histórica: en especial, muchas de las cifras financieras y militares aumentan notablemente. Esto podría interpretarse como el antiguo equivalente de tener en cuenta la inflación, aunque a menudo se ha sospechado de la presencia de corrupción o interpretación inadecuada del texto (véase R. K Hamson,
IV. Aspectos que se destacan
En la elección y el tratamiento del material utilizado, Crónicas pone de manifiesto ciertos aspectos característicos que reciben realce; interés en el culto sincero, en la pureza, en la confiada obediencia (véase J. E. Goldingay, Biblical Theology Bulletin 5, 1975, pp. 99–126).
a. El culto sincero. La comparación de los relatos de los reinados de David y Salomón en Samuel-Reyes y en Crónicas en seguida evidencia que Crónicas no muestra mayor interés en sus éxitos políticos o militares. Aparecen como los fundadores del culto en el templo, lo cual constituye el “eje del reino de Dios en la tierra” (Myers, p. lxviii). De la misma manera, el ministerio de los profetas que pinta Crónicas se centra en su preocupación por establecer un culto verdadero, y sus vínculos con el templo; además, el ministerio de los levitas está ligado al gran privilegio de dirigir el jubiloso culto en el templo. Por supuesto que los sacerdotes cumplen su papel en cuanto a los sacrificios en el templo, también, y en Crónicas a menudo se observa cómo se guardaba correctamente la ley en lo referente a la realización del culto según la voluntad de Dios.
b. La pureza. Una segunda razón por la cual Crónicas presta tanta atención a David es que apoya su creencia de que Judá, la tribu de David, constituye el verdadero Israel. Dios designó a Judá para ser el conductor de las tribus (lo cual se pone de manifiesto por el lugar prominente que ocupa en las genealogías), y de la tribu de Judá eligió a David para ser rey sobre Israel para siempre. En la capital de Judá se ubicó el templo, y allí se ofrecía el culto a Yahvéh como correspondía. Debido a su rebelión, las tribus del N se han separado de la esfera de la gracia y la acción de Dios. El Señor no está con ellos, y Judá debe cortar sus relaciones con ellas, pero únicamente en la medida en que persistan en su rebelión. La puerta permanece siempre abierta para que puedan volver, y en las genealogías todavía aparecen en la lista “del reino completo de Dios’ (M. D. Johnson, The Purpose of the Biblical Genealogies, 1969, pp. 57).
c. La confiada obediencia. Muchas de las historias que el autor agrega a la estructura de Samuel-Reyes destacan el poder de Dios, y se desafía al pueblo a confiar en ese poder en los momentos de crisis que enfrenta. Muchas de las otras modificaciones a Samuel-Reyes tienen el propósito de destacar en forma aun más clara que los libros anteriores el que la justicia de Dios sigue obrando en la historia de su pueblo, de tal suerte que los que permanecen fieles a Dios (o que se arrepienten de su pecado) hallan bendición, mientras que cuando se apartan de él vienen las aflicciones (cf. las versiones de los relatos de Roboam, Joás, Manasés, y Josías).
V. Contexto y trascendencia de su pensamiento
Crónicas es uno de los últimos libros veterotestamentarios, y evidencia bastante conocimiento de muchas partes del AT. Sus genealogías dependen de Génesis, Josué, etc., y las principales narraciones, como ya se ha hecho notar, se derivan sustancialmente de Samuel-Reyes. Crónicas refleja también el estilo y el modo de pensar de Deuteronomio, como también los aspectos destacables de las leyes “sacerdotales” de Levítico. Hace extensas citas de los salmos que aparecen en el Salterio, y las homilías que incluye repetidamente usan frases tomadas principalmente de los profetas (véase G. von Rad, “The Levitical sermon in I and II Chronicles” en The Problem of the Hexateuch and other Essays, 1966).
Representa una importante corriente de pensamiento posexílico; pero no es, por supuesto, la única corriente. Su perspectiva merece ser comparada con otras, tales como la tradición sapiencial con sus profundos interrogantes, y la perspectiva profética/apocalíptica con su orientación escatológica. No debe exagerarse la tensión que se pone de manifiesto ante ellas, pero no deja de ser verdad que manifiestan diferencias en cuanto a lo que se realza. La contribución de Crónicas es la de afirmar que no todo constituye un enigma (como Job y Eclesiastés hacen ver que algunos eran propensos a creer); tampoco (como podría inferirse del pensamiento apocalíptico) se ha ausentado Dios de la historia hasta que llegue algún anhelado momento futuro en que se introducirá de nuevo en ella. Dios puede ser conocido en el templo y su culto, y ha de tenérsele confianza y obedecérselo en la vida diaria, en la segura esperanza de que su bondadoso señorío se hará conocer en la experiencia de la comunidad. Además, si hubiera otros círculos que pudieran ser demasiado propensos a asimilarse al paganismo que los rodea, o, alternativamente, demasiado propensos a separarse totalmente de cualquiera que no fuese de la más pura sangre judía, Crónicas recomienda una firme identificación con los caminos señalados por Yahvéh, pero da a entender que se debe aceptar a todo aquel que esté dispuesto a compartir ese compromiso.
Bibliografía. E. Young, Una introducción al Antiguo Testamento, 1981; S. J. Schultz, Habla el Antiguo Testamento, 1976; H. Cazelles, Introducción crítica al Nuevo Testamento, 1981; R. North, “El Cronista: 1-2 Crónicas, Esdras, Nehemías”, Comentario bíblico ”San Jerónimo”, t(t). II, 1971;
Además de las obras citadas en el artículo, P. R. Ackroyd, I and II Chroeicles, Ezra, Nehemiah,
Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico