CORAZON DE CRISTO

Actitudes y sentimientos de Cristo

Jesús habla de su corazón para resumir sus actitudes internas manifestadas en su actuación externa «Aprended de mí­, que soy manso y humilde de corazón» (Mt 11,29). Los sentimientos de Cristo se van expresando de diversas maneras compasión (Mt 15,32), admiración (Mt 8,10), gozo y agradecimiento (Lc 10,21), queja por incredulidad (Mt 15,8-9), tristeza (Mt 26,37-39), amistad (Jn 15,13-16), invitación a creer (Jn 20, 27-29).

Costado o corazón abierto en la cruz

En su costado abierto (como término análogo de su corazón), el discí­pulo amado (que habí­a reclinado su cabeza sobre su pecho Jn 13,23-25) quiere resumir el sí­mbolo de su amor sacrificial, al que hay que mirar con fe (Jn 19,34-37), para descubrir allí­ la fuente del «agua viva» (Jn 7,37-39). «Sangre» indica una vida donada en sacrificio; «agua» es el sí­mbolo de la vida nueva en el Espí­ritu (cfr. Jn 3,5; 7,39). Jesús resucitado, al aparecer a sus discí­pulos, comunicó el Espí­ritu Santo mostrando sus manos y su costado abierto (cfr. Jn 20,20-22.27). «Del costado de Cristo, muerto en cruz, nació el sacramento admirable de la Iglesia entera» (SC 5).

En la vida y enseñanza de la Iglesia

La Iglesia ha ido viviendo y experimentado que «el amor de Cristo excede todo conocimiento» (Ef 3,19). Los Padres presentaban ese amor con el sí­mbolo de su corazón. Desde la Edad Media, se fue generalizando la devoción al Corazón herido de Jesús, como término de un camino espiritual por sus pies (purificación) y sus manos (iluminación), entrar en su Corazón (unión). Desde las revelaciones privadas a Santa Margarita Marí­a de Alacoque (1647-1690), se hizo más popular esta devoción.

El magisterio pontificio (e.g. enc. «Haurietis Aquas», de Pí­o XII, 1956) ha ido presentado a la comunidad eclesial algunos aspectos de esta devoción naturaleza, objetivos, medios. Se ha hecho hincapié en el amor de Cristo simbolizado por su Corazón (en lenguaje bí­blico), se ha descrito su amor (en armoní­a y unidad divino, humano, espiritual y sensible), se ha invitado a la respuesta de amor, confianza, reparación. El Corazón de Cristo es «la sí­ntesis de todo el misterio de nuestra redención», porque «a nuestro divino Redentor le clavó en la cruz la fuerza de su amor» (Pí­o XII, «Haurietis Aquas»).

El celo apostólico inspirado en el Corazón de Cristo

En el campo apostólico, se ha instado a vivir el amor de Cristo al estilo de San Pablo «El amor de Cristo nos apremia al pensar que, si uno murió por todos, todos por tanto murieron. Y murió por todos, para que ya no vivan para sí­ los que viven, sino para aquel que murió y resucitó por ellos» (1Cor 5,14-15). Ordinariamente se ha unido ese anhelo apostólico al tema de la «sed» de Cristo (Jn 19,28).

Referencias Afectividad, corazón, Corazón de Marí­a, Cruz, Dios Amor, Jesucristo, pasión, sangre.

Lectura de documentos SC 5; GS 22; CEC 478, 2669; «Haurietis Aquas» (Pí­o XII).

Bibliografí­a AA.VV., El ministerio y el Corazón de Cristo Teologí­a del sacerdocio 16 (1983); M.A. BARRIOLA, C. POZO, L.M. MENDIZABAL, Corazón de Cristo, Escritura, Teologí­a, Magisterio (Bogotá 1989); I. DE LA POTTERIE, Il mistero del Cuore trafitto (Bologna, EDB, 1988); Idem, La sabidurí­a del «corazón» y la evangelización Teologí­a del Sacerdocio 16 (1983) 9-31; J. ESQUERDA BIFET, Corazón abierto (Barcelona, Balmes, 1984); J. GALOT, Il Cuore di Cristo (Roma 1986); B. RAMAZZOTTI, Spiritualití  del Cuore di Gesù (Verona 1995).

(ESQUERDA BIFET, Juan, Diccionario de la Evangelización, BAC, Madrid, 1998)

Fuente: Diccionario de Evangelización