COPA

v. Cáliz, Vasija, Vaso
Gen 40:11 las exprimía en la c .. y daba yo la c
Gen 44:2 pondrás mi c, la c de plata, en la boca
2Sa 5:24; 1Ch 14:15 de marcha por las c de las
Psa 23:5 unges mi cabeza .. mi c está rebosando
Psa 116:13 tomaré la c de la salvación, e invocaré
Jer 25:15 toma de mi mano la c del vino de este
Zec 12:2 yo pongo a Jerusalén por c que hará
Mat 26:27; Mar 14:23; Luk 22:17; 1Co 11:25 tomando la c .. les dio, diciendo
Mat 26:39, 42


Copa (heb. kôs, gâbîa, etc.; gr. poterion , «copa», «vaso»; fiál’). Vaso* para beber hecho de loza de barro o de metal (Gen 44:2: Jer 51:7; Mar 7:4, etc.). El término se suele emplear figuradamente para indicar algo desagradable y amargo (ls. 51:17, BJ; Mat 26:39) o gozoso y dulce (Psa 23:5; 1Co 10:16). En relación con el candelabro (Exo 25:31-34; 37:17-20) se usa la palabra heb. gebîya, «copa», «cáliz». La copa de José también se designa con el mismo nombre, pero la que el copero le pasaba al faraón es kôs, la más frecuente en los salmos y Jeremí­as (Psa 16:5; 23:5; 116:13; Pro 23:31; Jer 25:15, 17, 28; etc.). La fig 48 muestra el momento en que la reina asiria pasa una copa real llena de vino al rey Asurbanipal (véase además la fig 133). En los evangelios se usa la palabra «copa» en relación con la agoní­a de Jesús en el Getsemaní­. En el Apocalipsis, 248 con una excepción (Rev 2:27; gr. skéuos), es traducción de fiál’. 133. Siervos llevando copas. Relieve sobre la escalinata sur de la sala de concilios en Persépolis.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

latí­n cuppa. Vaso para beber, formado por un cuenco redondo y un pie. Desde la antigüedad se emplean diferentes materiales y formas para su confección, desde la arcilla, 2 S 17, 28; hasta los metales preciosos, la c. de José era de plata, Gn 44, 2. De oro, las copas del rey Salomón, 1 R 10, 21; 2 Cro 9, 20. De oro y plata, las del Templo, Ex 25, 29; 37, 16; 1 R 7, 50;1 Cro 28, 17; 2 Cro 4, 22; Esd 1, 10; 8, 27; 1 M 1, 22. En sentido figurado, la c. designa el fin de los malvados, Sal 11 (10), 6; 75 (74), 9; o el destino favorable de los fieles a Yahvéh, Sal (15), 5; 23 (22), 5. En acción de gracias a Yahvéh, se alza la c. de salvación, rito judí­o y cristiano, Sal 116 (114-115), 13; 1 Co 10, 6. En los profetas es común la expresión la c., el cáliz de la ira divina, Is 51, 17; Jr 25, 15-17; 49, 12; Lm 4, 21; Ez 23, 31-34; Ha 2, 16; Ap 16.

Jesús habla de la c. que ha de beber la pasión, Mt 20, 22; Jn 18, 11; y les dice a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que también la beberán, Mt 20, 23; Mc 10, 38-39; y ambos fueron mártires. Jesús cuando instituyó la Eucaristí­a, en la última cena, tomó la c. de vino y pronunció las palabras †œEsta es mi sangre…†, Mt 24, 27-28; Mc 14, 23-24; Lc 22, 17-18; 1 Co 11, 25-27; rito éste que se repite en la santa misa diariamente. Ya en el huerto de los Olivos, Jesús le pide al Padre que aparte de él esa c., sin embargo le pide que se haga su voluntad, Mt 26, 39; Mc 14, 36; Lc 22, 42.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

1. (Hebreos, pakh, de una raí­z que significa derramar; gr. phiale).

Una vasija hueca usada con diversos propósitos. En 1Sa 10:1 es traducida frasco, y copa en Rev 5:8; Rev 16:1-4, Rev 16:8, 10, Rev 16:12, Rev 16:17; Rev 17:1; Rev 21:19.
2. (Hebreos, kos, gr. poterion). Un término usado en sentido lit. y figurado.

Las copas eran de varias formas y diseños y eran hechas de una variedad de materiales: oro (p. ej., todos los recipientes de bebida de Salomón, 1Ki 10:21), plata, barro, cobre, bronce, etc.

La palabra copa también puede significar un tazón (Exo 24:6) o copa grande (1Ch 28:17; Cantar de los Son 7:2). La copa se usa como un sí­mbolo de prosperidad o de la bendición del Señor y, a la inversa, de su maldición sobre los malvados (Psa 11:6; Psa 16:5; Psa 23:5). La copa también representa embriaguez y otros placeres ilí­citos (Pro 23:31; Rev 17:4; Rev 18:6). Se usan también la copa de salvación (Psa 116:13), la copa de bendición (1Co 10:16) y la copa del Señor (v. 21). En los dos últimos pasajes se refiere a la copa de comunión, sobre la cual se dice la bendición antes de la fiesta que conmemora la muerte y sepultura del Señor. La copa significaba compañerismo. Así­, cuando el creyente toma la copa del Señor, entra en compañerismo con él. Esto se contrasta con la copa de los demonios (1Co 10:21) en una forma figurada, significando que no podemos tener compañerismo con Cristo y con las fuerzas de las tinieblas al mismo tiempo. En las fiestas paganas, la copa era consagrada al nombre del dios en cuyo honor se celebraba la fiesta. De igual manera, en el servicio de comunión la copa es consagrada al nombre del Redentor quien instituyó su práctica (Mat 26:27; Mar 14:23-24; Luk 22:20). La copa de su furor (Isa 51:17, Isa 51:22), la copa de vértigo para todos los pueblos de alrededor (Zec 12:2) y la copa de horror y de desolación (Eze 23:33) están entre otras citas bí­blicas del término.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Ver «Cáliz».

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

Recipiente pequeño utilizado para beber. Las habí­a de diversos materiales, como barro, cuero, plata, oro (Jer 51:7). Se utiliza la palabra (o su sinónimo †œcáliz†) a menudo para simbolizar el trago amargo del juicio de Dios. Así­, Jerusalén bebió †œde la mano de Jehová el cáliz de su ira† (Isa 51:17). Dios dice a Jeremí­as: †œToma de mi mano la c. del vino de este furor, y da a beber de él a todas las naciones…† (Jer 25:15). De igual manera los impí­os tendrán que beber †œdel vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira† (Apo 14:10).

Aunque utilizando la palabra †œvaso†, la misma idea de una experiencia amarga está contenida en el pasaje donde el Señor Jesús dice a los hijos de Zebedeo: †œDel vaso que yo bebo, beberéis† (Mar 10:39). Cristo dijo a Pedro: †œLa c. que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?† (Jua 18:11) refiriéndose a la experiencia de la cruz, aunque en su oración en †¢Getsemaní­ pedí­a: †œPadre, si quieres, pasa de mí­ esta c.† (Luc 22:42). Una familia judí­a tomaba una c. de vino al término de la comida y bendecí­a a Dios por ella. De allí­ surge la expresión †œla c. de bendición† (1Co 10:16), que Pablo relaciona con la Santa Cena. Tomando la c. el creyente se identifica con la muerte de Cristo.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, UTEN

vet, Son varios los términos hebreos de los que se traduce, para los distintos usos que tení­a la copa. Se usa con frecuencia del contenido de la copa, causando tanto gozo como dolor, como «tomaré la copa de salvación, e invocaré el nombre de Jehová» (Sal. 116:13). «Porque el cáliz está en la mano de Jehová, y el vino está fermentado… hasta el fondo lo apurarán, y lo beberán todos los impí­os de la tierra» (Sal. 75:8; cp. Ap. 14:10; 16:19, etc.). Se usa especialmente de la copa que el Señor Jesús bebió al llevar el pecado sobre Sí­ (Mt. 26:27, 39, 42; Jn. 18:11). En la Cena del Señor se habla de la «copa» para denotar el vino que es el emblema de la sangre de Cristo (1 Co. 10:16, 21; 11:25-28).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

(-> vino, sangre, eucaristí­a). Tanto copa (que tiene un sentido más profano) como cáliz (que tiene un sentido más sagrado) han tomado en las culturas antiguas y en la Biblia un significado simbólico. La copa es signo de mujer, siendo, al mismo tiempo, signo integral de entrega de la vida. En ese sentido ha quedado asociada a la eucaristí­a cristiana.

(1) Copa humana, copa de mujer. Apocalipsis (eucaristí­a*, prostituta*). La mujer-prostituta de Ap 17,4 lleva en su mano una copa de misterio, de manera que ella misma puede definirse como copa-vaso, conforme a una imagen bastante frecuente en la antigüedad. Como ánfora han visto los antiguos a la mujer: copa que recibe el semen masculino y ofrece leche el niño (mito de Pandora en Grecia)… Ella es copa y cáliz que acoge, lugar donde se escancia y celebra la vida, frente a la espada de los varones que matan, conforme a una experiencia fálica de la realidad. Conforme a la visión antigua, la mujer deberí­a ser fuente sellada, bien guardada, que se abre sólo a quienes ama o a quienes tienen derecho sobre ella (conforme a una simbologí­a patriarcalista), pero la mujer de Ap 17,4 aparece más bien como prostituta que se vende a todos. Esta imagen de la Mujer-Vaso influye de manera fuerte en la cultura de Occidente a partir del mito de Hesí­odo que presenta a Pandora (ánfora más que caja) como principio de atracción y desgracia para los varones a quienes separa del trabajo, de la lucha por el fuego y la inmortalidad (Prometeo), atándoles al deseo de placeres y a la finitud de una vida hecha de muerte. La mujer Pandora, lo mismo que la Mujer-Copa de Ap 17,4, es como un cáliz donde el hombre busca esperanza pero bebe muerte (Teogonia, 571-584; Erga, 59-105). En esa lí­nea podemos recordar que la copa pertenece a las libaciones de los cultos israelitas y paganos (cf. Sal 16,5; 23,5; 79,5; 116,13-14; Is 51,17): Dios mismo ofrece a los hombres la Copa de salvación, les hace convidados de su mesa. Desde esa base podemos entender las dos copas básicas de la tradición cristiana. (a) La copa o cáliz (poterion) de Jesús, que regala su vida por los hombres; esa copa, que contiene el vino de su vida hecha sangre derramada (cf. Mc 14,23-25 par), es principio y signo de toda experiencia cristiana (cf. Mc 10,39-40). Tanto varones como mujeres aparecen así­ vinculados a la copa de vida del Reino (cf. Mc 14,25). (b) La copa de la prostituta está llena de la sangre de los mártires (Ap 17,4), de manera que ella aparece como fundadora de una antieucaristí­a de muerte. Por eso, conforme a la ley del talión escatológico, Dios le hará beber la copa (también poterion) del vino de su ira (Ap 16,19; 18,6) y no sólo a ella, sino a quienes adoran a la Bestia* (14,10). El Ap evoca también otras copas (de ofrendas y libaciones: phialas); en ellas se quema el incienso que sube ante Dios en plegaria (5,8), lo mismo que el fuego y/o veneno de su juicio destructor (15,7). Las siete últimas copas del Apocalipsis contienen (¿en forma de lí­quido o fuego?: cf. 16,1-4.8.10.12.17; 17,1; 21,9) las plagas decisivas de la destrucción final, antes de las bodas del Cordero (cf. Ap 21-22).

(2) Las cuatro copas de Pascua (pascua*, vino*, comidas*). La Misná, en el tratado sobre la Pascua (Pesahim), distingue cuatro copas que debí­an tomarse a lo largo de la celebración. No es seguro que esas copas se tomaran ya en tiempo de Jesús (ni que la última cena de Jesús tuviera carácter pascual), pero ellas definen de manera espléndida la forma en que los judí­os posteriores a la caí­da del templo han interpretado la pascua. Esos judí­os viven tras la gran catástrofe del 70 d.C., en un tiempo en que ya no pueden comer el Cordero sacrificado. Quizá acentúan por eso la importancia de la bebida, convirtiendo de algún modo la fiesta del cordero en fiesta del vino. «En la Vigilia de Pascua, cuando se avecina el tiempo del sacrificio vespertino, nadie debe comer hasta que anochezca. Incluso el más pobre de Israel no comerá mientras no esté reclinado a la mesa y no tendrá menos de cuatro copas de vino, aunque sea de los pobres de escudilla (de los que van pidiendo de un sitio para otro) (Misná, Pes 10,1; 8,8). (a) Primera copa. Va unida a la bendición sobre el vino y a la bendición del dí­a. Se toma pan ázimo (que puede ser de trigo, cebada, espelta, avena, centeno) y verduras, que pueden ser de lechuga, escarola, perifollo, eringio, hierbas amargas (Misná, Pes 10,2-3.5.6). (b) Segunda copa. El texto destaca la importancia del pan ázimo, las hierbas amargas y la carne asada, relacionándola con la salida de Egipto, poniendo de relieve que en cada una de las generaciones cada israelita ha de considerarse a sí­ mismo como si hubiese salido de Egipto (10,46). (c) Tercera copa. Va unida a la bendición sobre la comida y bebida prin cipal (10,7). (d) Cuarta copa. Va unida a la recitación del Hallel (= Salmos de acción de gracias) y al fin de la cena. Las copas marcan el ritmo de la celebración, acentuando su carácter festivo, de tal forma que podrí­a suponerse que la pascua es básicamente fiesta del vino de la libertad. En sí­ misma, la fiesta de la pascua habí­a estado centrada en el cordero (y en los panes ázimos). Ahora, tras la caí­da del templo, en tiempo de tristeza, puede y debe acentuarse el signo del vino, vinculado a la alegrí­a. Jesús ha vivido antes de la destrucción del templo. Pero ha dado ya más importancia al vino que al cordero de pascua.

Cf. R. Eisler, El cáliz y ¡a espada. Cuatro Vientos, Santiago 1989; E. Neumann, La grande madre, Astrolabio, Roma 1981; R. Lc Deaut, La nuit paschale, Istituto Bí­blico, Roma 1963; X. Pikaza, Hombre y mujer en las religiones, Verbo Divino, Estella 1997.

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra

Véase RECIPIENTES.

Fuente: Diccionario de la Biblia

1. poterion (pothvrion, 4221), véase . 2. fiale (fiavlh, 5357), cf. el término castellano vial, denota un cuenco, y se traduce «copa» en todas las ocasiones en que aparece en la RV, RVR, RVR77; solo la VM lo traduce en todos los pasajes como «tazón/es» (Rev 5:8; 15.7; 16.1,2,3,4,8,10,12,17; 17.1; 21.9), lo cual sugiere la rapidez con que se pueden vaciar sus contenidos. En tanto que los sellos (cap. 6) dan una visión general de los eventos de la última «semana» o «jebdomada» en la visión dada a Daniel (Dan 9:23-27), las «trompetas» se refieren a los juicios que, en un perí­odo más o menos extenso, están destinados a ocurrir, de una forma especial, aunque no exclusivamente, sobre la cristiandad apóstata, y sobre el judaí­smo apóstata. El vaciado de los tazones se corresponde con la serie final de juicios en los que este ejercicio de la ira de Dios queda «consumado» (Rev 15:1). Estos juicios son introducidos por la séptima trompeta. Véase Rev 11:15 y el orden sucesivo en el v. 18: «Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido»; véanse también 6.17; 14.19,20; 19.12-21.¶

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

1. Copa de comunión. El uso oriental de hacer circular durante las *comidas una copa, en la que beben todos, hace de ella un sí­mbolo de *comunión. Ahora bien, en los banquetes sacrificiales es invitado el hombre a la mesa de Dios; la copa que se le ofrece, rebosante (Sal 23,5), es el sí­mbolo de la comunión con el Dios de la alianza, que es la parte de sus fieles (Sal 16,5). Pero los *impí­os prefieren al culto de Dios y a la copa que les ofrece, la copa de los demonios (ICor 10,21), con los que comulgan en un culto idolátrico.

2. Copa de ira. Esta impiedad atrae la *ira de Dios; para expresar sus efectos vuelven los profetas al sí­mbolo de la copa; ésta vierte un *vino que regocija el corazón del hombre, pero cuyo abuso conduce a una vergonzosa *embriaguez. Tal embriaguez es el *castigo reservado por Dios a los impí­os (Jer 25,15; Sal 75,9; cf. Zac 12,2). Su parte de copa, brebaje de muerte que deben beber aunque les pese, es el vino de la ira de Dios (Is 51,17; Sal 11,6; Ap 14,10; 15,7-16,19).

3. Cáliz de salvación. La ira de Dios está reservada a los endurecidos. Gracias a la *conversión se la puede esquivar. Ya en el AT los sacrificios de *expiación expresan el arrepentimiento del convertido; la *sangre de las ví­ctimas, recogida en las copas de aspersión (Núm 4,14), se derramaba sobre el altar y sobre el pueblo; así­ se renovaba la alianza entre el pueblo purificado y Dios (cf. Ex 24,6ss). Tales ritos *figuraban el *sacrificio en que la ofrenda de la sangre de Cristo debí­a realizar la expiación perfecta y la alianza eterna con Dios. Este sacrificio es la copa que el Padre da a beber a su hijo Jesús (Jn 18,11); éste, con *obediencia filial, la acepta para salvar a los hombres y la bebe dando gracias a su Padre en nombre de todos a los que salva (Mc 10,39; Mt 26,27s.39-42 p; Lc 22,17-20; 1Cor 11,25).

Ahora ya esta copa es el cáliz de la salvación (Sal 116,13), ofrecido a todos los hombres para que comulguen en la sangre de Cristo hasta que él vuelva, y bendiga para siempre al Padre que les concederá beber a la mesa de su Hijo en el reino (ICor 10,16; Lc 22,30).

-> Ira – Comunión – Juicio – Comida – Retribución – Sangre – Vino.

LEON-DUFOUR, Xavier, Vocabulario de Teologí­a Bí­blica, Herder, Barcelona, 2001

Fuente: Vocabulario de las Epístolas Paulinas

Véase Vaso, Copa.

Fuente: Diccionario de Teología

La antigua copa era un tazón, más ancho y menos profundo que la taza común. Aunque generalmente era de arcilla, a veces se hacía de metal (Jer. 51.7).

1. El heb. kôs, comúnmente usada como recipiente para beber, tanto para el faraón (Gn. 40.11) como para el pobre (2 S. 12.3, “vaso”). Podía ser de un tamaño tal que se pudiera tener en la mano, o más grande (Ez. 23.32, “cáliz”), con borde (1 R. 7.26). En la corte de Salomón eran de oro. 2. El heb. gāḇı̂a˓. Este es el nombre que se le dio a la copa de plata para adivinar perteneciente a José (Gn. 44.2ss) y a las copas del candelero de oro en el tabernáculo, que tenían forma de flor de almendro (Ex. 25.31ss). En Jer. 35.5 (°vrv2 “tazas”) se utiliza para describir un jarro que pudo haber sido denominado así por su forma de flor o copa. 3. El heb. saf. En la celebración de la pascua la sangre se colocaba en este tazón (Ex. 12.22, °vrv2 “lebrilllo”), Era también un utensilio para la casa, y figura entre los enseres que fueron entregados a David (posiblemente de metal, en contraste con los de cerámica, 2 S. 17.28), y como tazón grande para vino (Zac. 12.2). 4. El heb. qubba˓aṯ (Is. 51.17, 22; °vrv2 “cáliz”), era evidentemente un recipiente grande para vino, explicado como kôs. 5. El heb. ˒aggān. Esta era la denominación común para un tazón grande en el antiguo mundo semítico, que se utilizaba en los ritos sagrados (Ex. 24.6) o para servir vino en banquetes (Cnt. 7.2). Con la tinaja de almacenaje podía colgarse de una clavija (Is. 22.24). (* Vasijas )

En el NT el gr. potērion indica un recipiente de cualquier naturaleza que se usa para beber. La alfarería seguía siendo de uso común (Mr. 7.4), pero los ricos estaban ya en condiciones de poseer vasos de vidrio, además de los de metal, que normalmente tenían forma de copa, cf. el cáliz que aparece en las monedas de la primera revuelta (véase IBA, pp. 89). La copa utilizada en la última cena era un tazón de cerámica probablemente, de un tamaño suficiente para que todos pudieran beber de él (Mt. 26.27).

A través de toda la Biblia la copa se usa figuradamente como contenedora de la porción de bendiciones o desastres asignada a hombres o naciones, o su suerte divinamente señalada (Sal. 16.5; 116.13; Is. 51.17; Mt. 26.39ss; Jn. 18.11). (* Cena del Señor )

A.R.M.

El gr. fialē es una “copa” (°vrv2; “tazón” en °vm) ancha y poco profunda utilizada para el incienso y las libaciones. Se usa varias veces en Apocalipsis (5.8, etc.) (Véase * Alfarero).

J.D.D.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico