CIRCUNCIDAR, CIRCUNCISION, INCIRCUNCISION

(peritemnein, peritomé, akrobystí­a)

Peritemnein, «circuncidar», es el acto ritual que consiste en cortar el prepucio; el nombre peritomé, «circuncisión», puede designar por extensión a «los circuncisos»; así­ como su opuesto akrobystí­a, «prepucio», designa por extensión a «los incircuncisos». Ordenada por Dios, la circuncisión es el signo por excelencia de la identidad judí­a. Por su obediencia a este mandamiento, Abrahán es para el judaismo el primero de los creyentes (cf. Gn 17,4-14). Estar o no estar circuncidado es sinónimo de pertenecer o de estar excluido del pueblo de Dios (cf. Gn 17,14).

Pablo, apóstol de los incircuncisos (Gal 2,7.9), rompe con el judaismo: En cuanto seguidores de Cristo, lo mismo es estar circuncidados que no estarlo; lo que vale es la fe que actúa por medio del amor (Gal 5,6; cf. 1 Cor 7,18-19 y Col 3,11). La circuncisión se ha hecho inútil; por la fe, los judí­os y los paganos tienen ahora un mismo acceso a Dios.

El apóstol, que podí­a apelar a sus raí­ces judí­as (circuncidado el dí­a octavo: Flp 3,5), indica que la verdadera circuncisión es la del corazón (Rom 2,29). Consiste en poner toda la confianza en Cristo (Flp 3,2-3). Va en ello la autenticidad de la fe cristiana, que no cede a la tentación de hacerse circuncidar; en vez de ofrecer una ventaja (como parecen afirmar los cristianos judaizantes, que actúan en ciertas comunidades paulinas), la circuncisión equivale a volver a la esclavitud de la ley (Gal 5,1-12; cf. w. 3-4).

La Carta a los Romanos confirma esta convicción (Rom 2,25-29; cf. también Col 2,11). La fe justifica del mismo modo a los circuncisos que a los incircuncisos (Rom 3,30): Abrahán es el mejor ejemplo de ello, ya que creyó antes de ser circuncidado (Rom 4,9-12).

E. Cu.

AA. VV., Vocabulario de las epí­stolas paulinas, Verbo Divino, Navarra, 1996

Fuente: Vocabulario de las Epístolas Paulinas