1Ki 20:32 ciñeron, pues, sus lomos con c, y sogas
Neh 9:1 se reunieron .. con c y tierra sobre sí
Est 4:1 se vistió de c y de ceniza, y se fue por la
Psa 30:11 desataste mi c, y me ceñiste de alegría
Psa 35:13 cuando ellos enfermaron, me vestí de c
Isa 20:2 vé y quita el c de tus lomos, y descalza
Isa 37:1 Ezequías .. cubierto de c vino a la casa
Jon 3:5 vístieron de c desde el mayor hasta el
Rev 6:12 el sol se puso negro como tela de c
Cilicio (heb. saq; ac. shaqqu; gr. sákkos; todas significan «saco» o «arpillera»). Vestir cilicio -una tela oscura y áspera tejida generalmente con pelo de cabra o de camello- era un símbolo de profunda tristeza y lamentación (2Sa 3:31; 2Ki 19:1,2). Parece que a veces se la usaba alrededor de la cintura como cinto, pero pudo haber sido empleado también como un manto suelto que cubría la mayor parte del cuerpo (Gen 37:34; 1Ki 20:31; Isa 20:2; etc.). A veces la persona que estaba de duelo se rasgaba su ropa antes de ponerse el cilicio simbólico, que en algunos casos se usaba directamente sobre la piel (1Ki 21:27; 2Ki 6:30; Isa 32:11; etc.). Los que se vestían de él con frecuencia se ponían cenizas sobre sí mismos o se acostaban sobre ellas (Est 4:1,3; Isa 58:5; Jer 6:26; Jon 3:6; etc.); a veces se echaban tierra encima (Neh 9:1). El rey de Nínive se 231 puso cilicio y se sentó sobre cenizas para demostrar su arrepentimiento y su temor por el juicio inminente (Jon 3:6; cf Job 2:8). Isaías parece haberlo vestido, por lo menos durante un tiempo, como una ropa peculiar (ls. 20:2). Bajo el 6º sello se dice que el sol se puso «negro como tela de cilicio» (Rev 6:12), sin duda por tomar como modelo la tela hecha con pelo de cabras* negras. En 11:3, «dos testigos» profetizan 1.260 días «vestidos de cilicio».
Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico
sayal, saco, vestidura áspera o cintura de crin que se llevaba a raíz de la carne, por penitencia o duelo, cuando se ayunaba; en Israel, por lo general se hacía el c. de pelos de cabra; Gn 37, 34; 2 S 21, 10 y 27; 2 R 6, 30; 19, 1-2; 1 Cro 21, 16; Ne 9, 1; Jdt 4, 10; y 14; 8, 5; 9, 1; 10, 3; Est 4, 1-4; 1 M 2, 14; 3, 47; 2 M 3, 19; 10, 25; Jb 18, 15; Sal 30 (29), 12; 35 (34), 13; 69 (68), 12; Is 15, 3; 20, 2; 22, 12; 37, 1-2; 50, 3; 58, 5; Jr 4, 8; 6, 26; 48, 37; 49, 3; Lm 2, 10; Ba 4, 20; Ez 7, 17; 27, 31; Dn 9, 3; Am 8, 10; Jon 3, 5-6; Mt 11, 21; Lc 10, 13; Ap 11, 3.
Diccionario Bíblico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003
Fuente: Diccionario Bíblico Digital
La palabra castellana se deriva del lat. cilicium, una tela de material áspero, de color oscuro, usualmente hecho de pelo de cabra. Era usado por los dolientes o los que acompañaban el féretro (2Sa 3:31; 2Ki 19:1-2), los profetas (Isa 20:22; Rev 11:3) y los cautivos (1Ki 20:31). Por lo general, se llevaba sobre otra prenda de vestir, pero algunas veces directamente sobre la piel (1Ki 21:27; 2Ki 6:30; Job 16:15; Isa 32:11; Jon 3:6).
Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano
Tela burda que se utilizaba para confeccionar sacos o bolsas donde se cargaban frutos y otros objetos. Generalmente eran de color oscuro y estaban hechos de pelos de cabra. El nombre viene de †¢Cilicia, lugar famoso por la confección de esta tela. Por su uso humilde, su fealdad y por lo incómodo que resultaba usarlo pegado a la piel, el c. se vestía para manifestar humillación, luto y arrepentimiento. Jacob †œpuso c. sobre sus lomos, y guardó luto† por la supuesta muerte de José (Gen 37:34). David se arrepintió de haber censado al pueblo, y al ver al ángel de Jehová listo para hacer juicio contra Jerusalén, él y los ancianos †œse postraron sobre sus rostros, cubiertos de c.† (1Cr 21:16).
En un momento de arrepentimiento por sus pecados, el rey †¢Acab †œrasgó sus vestidos y puso c. sobre su carne, ayunó, y durmió en c.† (1Re 21:27). †¢Mardoqueo, al oír la sentencia sobre su pueblo, †œse vistió de c. y de ceniza, y se fue por la ciudad clamando con grande y amargo clamor† (Est 4:1). Job dice: †œCosí c. sobre mi piel, y puse mi cabeza en el polvo† (Job 16:15). De igual modo, David dice: †œPuse c. por mi vestido† (Sal 69:11). Son muchas las expresiones en las Escrituras en las cuales se unen los términos †œc. y ceniza† para indicar duelo o arrepentimiento profundos. Así, el Señor Jesús, hablando de las ciudades de †¢Capernaum, †¢Corazín y †¢Betsaida, señaló que si en †¢Sodoma y Gomorra se hubieran hecho las maravillas que se hicieron en aquéllas, †œtiempo ha que se hubieran arrepentido en c. y en ceniza† (Mat 11:21).
Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano
tip, TEJI COST
vet, Un tejido burdo hecho generalmente de pelo de cabra (Ap. 6:12). Se llevaba en señal de duelo, de aflicción (2 S. 3:31; 2 R. 19:1, 2), y usado con frecuencia, si no habitualmente, por los profetas (Is. 20:2; Ap. 11:3) y por los cautivos (1 R. 20:31; cp. Is. 3:24). La vestimenta se parecía probablemente a un saco, hendido por delante, y con aberturas para la cabeza y los brazos. Los israelitas los usaban en ocasiones para cubrirse con ellos (Gn. 37:34; 1 R. 20:31), se los ceñían (2 S. 3:31; Ez. 7:18; Jl. 1:8), poniéndolos normalmente sobre otra prenda de vestir (Jn. 3:6; cp. 2 S. 21:10), pero en ocasiones directamente sobre la piel (1 R. 21:27; 2 R. 6:30; Jb. 16:15; Is. 32:11).
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado
1. sakkos (savkko», 4226), material de abrigo de pelo de cabra o de camello, y por ello de color oscuro (Rev 6:12); Jerónimo lo traduce como saccus cilinus (hecho del cabello de la cabra negra de Cilicia; los romanos le dieron el nombre de cilicium); cf. Isa 50:3; se usaba también para hacer mantillas de montar (Jos 9:5); también para hacer sacos (p.ej., Gen 42:25), y para hacer vestimentas que se llevaban para expresar duelo o arrepentimiento (Mat 11:21; Luk 10:13), o para propósitos del testimonio profético (Rev 11:3). En la RV se traduce como «saco» en todos los pasajes, excepto en Luk 10:13:¶ 2. triquinos (trivcino», 5155), relacionado con thrix, significa «de pelo», véanse CABELLO, PELO, y se traduce en la RVR como «de cilicio» en Rev 6:12, al igual que en la RV y que en la VM (RVR77: «de crin»).¶
Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento
Tela áspera (
Se vestía cilicio como señal de duelo por los muertos (Gn. 37.34; 2 S. 3.31; Jl. 1.8; Judit 8.5), como expresión de duelo por desastres personales o nacionales (Job 16.15; Lm. 2.10; Est. 4.1; 1 Mac. 2.14), como penitencia por los pecados (1 R. 21.27; Neh. 9.1; Jon 3.5; Mt. 11.21), o como plegaria especial para pedir liberación (2 R. 19.1–2; Dn. 9.3; Judit 4.10; Baruc 4.20; 1 Mac. 3.47).
A menudo la forma del cilicio simbólico era una banda o falda corta (similar a la escocesa) alrededor de la cintura (1 R. 20.31–32; Is. 3.24; 20.2; 2 Mac. 10.25). Usualmente se lo llevaba sobre la piel (2 R. 6.30; Job 16.15; 2 Mac. 3.19), y a veces, incluso, toda la noche (1 R. 21.27; Jl. 1.13). En un caso remplaza una túnica, presumiblemente sobre otras prendas (Jon. 3.6). A veces se colocaba sobre el suelo, para acostarse sobre él (2 S. 21.10; Is. 58.5), o se extendía frente al altar o sobre él (Judit 4.11–12).
Los pastores palestinos usaban cilicio en razón de que era económico y durable (TB, Shabbath 64a). Ocasionalmente los profetas lo llevaban como símbolo del arrepentimiento que predicaban (Is. 20.2; Ap. 11.3). Según Jon. 3.8 y Judit 4.10 hasta los animales vestían cilicio como señal de súplica nacional. El vestir cilicio como duelo y penitencia se practicaba no solamente en Israel sino también en Damasco (1 R. 20.31), Moab (Is. 15.3), Amón (Jer. 49.3), Tiro (Ez. 27.31), y Nínive (Jon. 3.5).
El vestir cilicio se emplea en sentido figurado para el oscurecimiento de los cuerpos celestes en Is. 50.3.
Bibliografía. C. Wau, “Ceniza”,
G. Dalman, Arbeit und Sitte, 5, 1939, pp. 18, 165, 176, 202; H. F. Lutz, Textiles and Costumes among the Peoples of the Ancient Near East, 1923, pp. 25–26, 176–177; P. Heinisch, “Die Trauergebrauche bei den Israeliten”, Biblische Zeitfragen 13, 1931, 7–8, pp. 16–17.
Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico
(Latín, cilicium; francés, cilice).
Un vestido de tela rústica hecho de pelo de cabras y que se usa en forma de una camisa o un cinturón alrededor de la cintura, a modo de mortificación y penitencia. Se dice que el nombre en latín se deriva de Cilicia, donde se hacía esta tela, pero la pieza en sí era conocida y utilizada probablemente mucho antes de que se le diese este nombre. El sayal, por ejemplo, tantas veces mencionado en las Sagradas Escrituras como un símbolo de luto y penitencia, era probablemente la misma cosa; y el vestido de pelo de camello usado por San Juan el Bautista fue sin duda algo similar. El primer uso bíblico en su forma en latín aparece en la versión de la Vulgata del Salmo 35(34),13, «Ego autem, cum mihi molesti essent, induebar cilicio. Esto se traduce como tela de crin en la Biblia de Douay, y sayal en la Versión Autorizada Anglicana y el Libro de Oración Común.
Durante los primeros siglos del cristianismo se hizo muy común el uso del cilicio, como medio de mortificación corporal y como una ayuda al usuario para resistir las tentaciones de la carne, no sólo entre los ascetas y los que aspiraban a la vida de perfección, sino incluso entre los laicos ordinarios en el mundo, quienes lo hicieron servir como un antídoto no ostentoso contra el lujo exterior y la comodidad de sus vidas. Por ejemplo, San Jerónimo menciona que los hombres en altas posiciones mundanas usaban frecuentemente el cilicio debajo de sus ricas y espléndidas vestiduras. San Atanasio, San Juan Damasceno, Teodoreto y otros muchos también dan testimonio de su uso en su época. Sin embargo, Juan Casiano desaprobaba su uso por los monjes, porque si se usaba por fuera era demasiado evidente y con olor a vanidad, y si se usaba debajo obstaculizaba la libertad del cuerpo en la realización del trabajo manual. San Benito no lo menciona específicamente en su Regla, pero Van Haeften afirma que era usado por muchos de los primeros benedictinos, aunque la Orden no lo prescribió universalmente.
Más tarde, fue adoptado por la mayoría de las órdenes religiosas de la Edad Media, a imitación de los primeros ascetas; y a veces se hacía de alambre fino para aumentar el malestar causado por su uso. No se limitaba a los monjes, sino que seguía siendo bastante común también entre los laicos. Carlomagno, por ejemplo, fue enterrado en el cilicio que había usado durante su vida (Martene, «De Ant. Eccl. Rit.”). Lo mismo se registra de Santo Tomás de Canterbury. También hubo un uso simbólico para el cilicio. San Agustín dice que en su época los candidatos al bautismo se paraban descalzos sobre un cilicio durante una parte de la ceremonia (De Symb. Ad Catech., II, 1). Los penitentes lo usaban el Miércoles de Ceniza, y en el rito de Salisbury llevaban en procesión una pancarta de tela de crin en su reconciliación el Jueves Santo. A veces también se cubría el altar con el mismo material en las estaciones de penitencia.
En los tiempos modernos el uso del cilicio se ha limitado generalmente a los miembros de ciertas órdenes religiosas. En la actualidad sólo los cartujos y los carmelitas lo llevan por la regla, con otros, es simplemente una cuestión de costumbre o mortificación voluntaria. Se han planteado objeciones contra su uso por razones sanitarias, pero hay que recordar que las ideas sobre higiene personal han cambiado con el avance de la civilización, y que lo que se consideraba un signo de, o ayuda a, la piedad en los siglos pasados no tienen por qué considerarse bajo la misma luz ahora, y viceversa, y que no debemos condenar las ideas y las prácticas de los antiguos por esa razón, debido a que se da el caso de que pensamos de forma diferente.
Fuente: Alston, George Cyprian. «Hairshirt.» The Catholic Encyclopedia. Vol. 7. New York: Robert Appleton Company, 1910.
http://www.newadvent.org/cathen/07113b.htm
Traducido por L H M.
Fuente: Enciclopedia Católica