CERAMICA

La cerámica fue la primera especie de piedra artificial hecha por el hombre y como todas las invenciones importantes, ha tenido su parte en el cambio de la historia de la civilización. Las cerámicas aún se usan en muchos lugares del mundo moderno y en el programa de la era espacial. Cuando la arcilla es calentada a temperatura apropiada sus componentes quí­micos se cambian y la nueva substancia tiene una especie diferente de propiedades fí­sicas. La cerámica tiene la consistencia de la piedra y esta es una de las razones básicas por las cuales la arqueologí­a de hoy puede interpretar la cronologí­a de la Biblia. La cerámica del tiempo de Abraham es tan buena hoy como cuando fue hecha. Una segunda caracterí­stica de la cerámica de valor para el arqueólogo es que la arcilla puede ser modelada en miles de formas antes de ser horneada. Después de esto la forma es permanente. El estudio paciente de estas formas diferentes es lo que ha capacitado al arqueólogo para fechar los años cuando ciertas formas fueron usadas y cuando salieron de circulación. Hoy, la mayorí­a de la cerámica de tiempos bí­blicos puede ser fechada con un margen de cincuenta años o menos si se encuentra una variedad suficiente de objetos.
I. Formación de la Arcilla en Cerámica. La mayor parte de Palestina tiene un buen grado de arcilla roja, la cual, cuando se moja apropiadamente y se lava puede ser modelada en buena cerámica. Algunas de estas arcillas tení­an que ser modificadas; pero los agentes necesarios para hacerlo eran bien conocidos y estaban disponibles. Después, la arcilla era purificada, mezclada con la cantidad apropiada de agua y tratada bien a fin de producir una textura consistente removiendo todas las burbujas de aire (Is. 41:25). Esta arcilla podí­a entonces ser moldeada a mano en la forma deseada o podí­a colocarse en la rueda del alfarero de la misma manera como se hace en el dí­a de hoy. La mayorí­a de la cerámica del tiempo de la Biblia era hecha en la rueda. La rueda del alfarero de tiempos del Antiguo Testamento era o pequeña en diámetro, en cuyo caso era generalmente movida por el alfarero mismo al ir formando el vaso; o esta pequeña rueda, en la cual el alfarero trabajaba, era puesta en una rueda más grande la cual podí­a hacerse girar por un aprendiz, dando así­ al alfarero una oportunidad para crear mejores formas. Jeremí­as 18:3 se refiere a la segunda o rueda compuesta. La rueda de alfarero con su mecanismo de pie tal como se usa en el dí­a de hoy fue inventada en tiempos intertestamentarios (Ecclesiástico 38:29, 30). Después que la vasija era formada a mano y retirada de la rueda, era puesta aparte a secar antes de ser quemada en el horno. Este último proceso demandaba la más alta destreza profesional, dependiendo sobre la arcilla usada, el tipo de vasijas en el horno, el fuego mismo y otros factores. Si el alfarero juzgaba que alguno de estos factores era defectuoso, entonces la cerámica no serí­a vendible y serí­a descartada por no tener ningún valor.
Antes de ser quemada, la cerámica podí­a ser decorada de varias maneras. Podí­a ser sumergida en un vaso de arcilla con un contenido fuerte de hierro lo que le darí­a una textura más rica y un color rojo más profundo. Podí­a ser pulida para darle el juego variante de luz y sombra. Podí­an también aplicarse moldes pintados. Este era el uso más común inmediatamente antes de la conquista realizada por Josué, aunque los filisteos lo usaron e introdujeron un nuevo grupo de moldes. Esto aparece en contraste sorprendente con la cerámica israelita, la cual estaba en su peor punto en los dí­as de los jueces. Ocasionalmente después de quemar, los vasos eran sumergidos en un recipiente con una arcilla lí­quida de color. Esta delgada capa mejoraba la apariencia de las vajillas pobres; pero tales decoraciones rápidamente se gastaban, a diferencia de los patrones permanentes que habí­an sido puestos antes que la loza fuera quemada. Los alfareros de Palestina no pulí­an su loza; pero tales vasos podí­an importarse. El barniz es mencionado sólo una vez en el Antiguo Testamento (Pr. 26:23). Los griegos fueron los expertos en el campo de la cerámica barnizada. Es común encontrar cerámica barnizada griega y romana al excavar las mejores casas de la Palestina del Nuevo Testamento. Las más hermosas de todas las formas de cerámicas, sin embargo, fueron hechas en la edad del bronce medio, es decir, aproximadamente en el tiempo de José.
II. Ultima Cerámica Israelita como Producto de Lí­nea de Montaje. Alrededor del tiempo de Isaí­as los israelitas inventaron los métodos modernos de producción en masa y las técnicas de linea de montaje al manufacturar su cerámica. Así­ ellos, al igual que ahora, fueron capaces de producir buena loza a precios muy baratos. Ellos también estandarizaron sus vasijas en tamaño como se hace en el dí­a de hoy, y su loza podí­a ser colocada cada pieza dentro de la otra, exactamente como se hace hoy. Cada alfarero podí­a tener su propia marca comercial aunque la usaba principalmente en ollas de cocinar, lo que, naturalmente, tení­a la vida más corta de toda la loza de cerámica y por lo tanto, eran la mejor fuente de entrada del alfarero. El gobierno tení­a su propia fábrica que producí­a los jarrones legales para contener lí­quidos sujetos a impuestos. El gobierno nunca permitio el uso de otros jarros: sólo se usaba el recipiente oficial. Estos jarrones tení­an estampados en las asas el sello del gobierno y el nombre de la provincia donde los impuestos debí­an pagarse (1 Cr. 4:23). El rey también tení­a su propio sello privado que se usaba en toda la cerámica real. Nótese la distinción entre la propiedad personal del rey y la propiedad sujeta a impuestos que estaba disponible para los pagos de los burócratas y los miembros del servicio militar.
III. Cerámica de la Loza de Cocina. Se piensa de la cerámica de hoy principalmente en utensilios de cocina; pero en tiempos bí­blicos tení­a un uso mucho más amplio. Las tinas de cerámica tomaron el lugar de los barriles modernos, de cajas y talegos, los cuales eran mucho más caros que sus similares de cerámica. El canasto tejido a mano era el único competidor económico del alfarero. La loza de cerámica para cocinar era de uso normal en la cocina porque sólo los ricos podí­an comprar calderas de cobre; y no fue sino hasta el tiempo de David cuando sólo las familias ricas pudieron adquirir sartenes de hierro. La invención de las ollas de cerámica para cocinar mejoró el menú del mundo porque añadieron la acción de hervir y estofar a la de asar. Aun esto último pudo ser mejorado con el uso del horno de cerámica que tení­a la forma de una pequeña tina invertida sin fondo. Algunos tipos de ollas de cocinar eran de forma globular con bocas estrechas, aparentemente usadas primordialmente para calentar agua. La mayorí­a de las ollas de cocinar, sin embargo, eran anchas y hondas con bocas anchas para que el estofado o potaje pudiera ser mirado y rebullido. Algunas vasijas de cocinar se parecen a las cacerolas modernas. Algunas fueron usadas especialmente para freí­r. Hubo también una cerámica para amasar el pan.
IV. Cerámica de Utensilios para la Mesa. En los dí­as de los profetas, el agua era llevada en cántaros similares a los usados hoy. Hubo también un jarrón en forma cilí­ndrica con una amplia boca y un borde antiderramante usado con el mismo propósito. Este último jarrón podí­a servir también para almacenar harina. Gedeón usó uno de estos jarrones para llevar el carbón de leña con el cual encendió sus antorchas. El aceite de oliva estaba almacenado en un jarrón de 30 cms. con un embudo construido en el jarrón de tal forma que el cucharón podí­a invertirse sobre el embudo y el aceite caro regresaba al jarrón. El aceite y el vino eran almacenados en varios jarrones de diferentes tamaños y el contenido era removido con cucharones de cerámica. Cuando un jarrón grande se rompí­a los pedazos más grandes podí­an ser usados como tapas para otros jarrones de almacenaje, como pala para llevar carbón del fogón del vecino, o como tablilla en la cual se escribí­a una carta o un documento legal. Tablillas más pequeñas eran usadas a menudo en la construcción de las paredes del horno para aumentar el calor. Los pedazos eran también pulverizados finamente y usados en mezclas a prueba de agua para las cisternas. Aunque la cerámica era muy barata, habí­a gente tan pobre que tení­a que arreglar sus pocos platos con alambre de cobre.
Se usaron tazones de varios tamaños en la mesa. Estos tazones incluí­an desde los jarrones para grandes banquetes hasta lo que se llamarí­a hoy loza para postre. Los platos eran muy difí­ciles de hacer en la rueda, así­ que se usaban tazones hondos en lugar de platos, hasta los tiempos intertestamentarios. Sus tazas rara vez tení­an asa; y la forma de la taza que hoy conocemos, no era tan ampliamente usada entonces; la taza era honda, semejante a los tazones para el cereal o la sopa (caldo) del dí­a de hoy. El agua era servida de un cántaro de boca angosta similar a los cántaros de agua usados en los coches restaurantes del ferrocarril. Así­ se ventilaba el agua. Los recipientes para el aceite de oliva eran de varios tamaños. Si la comida era servida después de la puesta del sol era iluminada por una lámpara de cerámica. En los tiempos del Antiguo Testamento ésta tení­a aproximadamente el tamaño de un plato de postre, pero habí­a sido aplastada en un punto para que sostuviera una mecha de lino la cual descansaba en el aceite de oliva. Las lámparas usadas por las ví­rgenes †œprudentes† y por las †œinsensatas† tení­an un origen griego y eran muy pequeñas, rara vez tení­an más de 5 cms. de diámetro.
V. La Cerámica en la Industria. La cerámica fue también usada en la industria. La metalurgia exigí­a crisoles de cerámica hecha de varias clases de arcilla de acuerdo con la temperatura de la fundición. En la fundición de los metales en las minas, eran usados crisoles grandes, y otros más pequeños eran usados por el joyero al refinar metales preciosos como la plata y el oro. El metal fundido del crisol era echado en moldes de cerámica para lingotes. Cuando los lingotes eran refinados, el metal se vaciaba en moldes de cerámica con una amplia variedad de moldes que dependí­a del propósito para el cual el objeto se usaba. En la fabricación de telas las cerámicas tuvieron su parte también. Los pobres utilizaban husos de cerámica cuando hilaban y pesas de arcilla para el telar se usaban por todos en la confección de telas. Si la tela era teñida se usaban a menudo tinas de cerámica.
VI. La Cerámica en la Idolatrí­a. Idolos de cerámica y otros objetos de culto eran comunes entre los cananeos; sólo ocasionalmente se encontraron en hogares israelitas. El terafí­n de Génesis 31:19 y sigtes., eran tales í­dolos. Los í­dolos de cerámica eran generalmente aquellos de la diosa de la fertilidad, Astarte, y eran usados en los altares familiares. Antes de la conquista de Josué los í­dolos tení­an la forma de una placa plana aproximadamente del tamaño de la palma de la mano. Estos eran hechos sobre un molde prensado, a manera de cerámica plástica que contení­a la forma de la diosa. En los dí­as de Jezabel el cuerpo del í­dolo era hecho a mano y se veia como un hombre de nieve, ca. 10 a 15 cms. de alto. La cabeza, sin embargo, era hecha en un molde prensado y cuando endurecí­a se le adherí­a al cuerpo. Las estatuillas de cerámica de Baal son raras; eran generalmente de metal. Frente al í­dolo, en el altar familiar, habí­a un árbol estilizado de cerámica que sostení­a una lámpara en sus ramas. Altares para incienso e incensarios de cerámica así­ como ostentosos floreros eran usados en los altares públicos. Sonajeras, pequeñas palomas, bueyes y otros objetos cúlticos de cerámica eran usados tanto en los altares públicos como en los privados.
VII. Escritura en Cerámica. La mayorí­a de la escritura fue hecha en grandes piezas de jarrones rotos ya que los papiros y el cuero eran muy caros. Los recibos de impuestos del gobierno, los partes militares y los documentos legales, al igual que las cartas personales, fueron escritos en cerámica. Los tinteros eran generalmente de cerámica. La invención de la escritura estuvo basada sobre cuadros que fueron impresos sobre tabletas de arcilla, muchas de las cuales eran del tamaño y forma de un panecillo. Estos cuadros eran entonces estilizados y llegaron a ser escritura, dando así­ al mundo su más grande invento de la historia. Una carta era firmada por el propietario al rodar su sello de piedra decorada, sobre la arcilla húmeda o al estamparla con su anillo de firma. Para hacer que los documentos fueran permanentes y prevenir cualquier falsificación o cambio del contenido la arcilla se quemaba y entonces llegaba a ser verdadera cerámica. Estas tabletas de arcilla son ayuda valiosa hoy para leer la historia del Cercano Oriente. Los mapas también fueron impresos en arcilla. Ezequiel 4:1 se refiere a tal mapa de Jerusalén.
VIII. La Cerámica en el Ramo de la Construcción. Hoy dí­a se usa un ladrillo que ha sido quemado, pero en la antigüedad Babilonia fue la usuaria principal de tales ladrillos. Estos ladrillos quemados fueron colocados en betún, brindando así­ los fundamentos debajo del agua tan necesarios en tierras irrigadas. También usaron baldosas de gran belleza, brillantes y decoradas en sus grandes edificios públicos. Palestina no usó ladrillo cocido: por la abundancia de piedra en la vecindad o la facilidad de ser transportada mucho más barato que lo que costarí­a hacer el ladrillo. Los ladrillos que fueron usados en Palestina eran sólo adobes que al exponerse a las lluvias del invierno, se convertí­an en barro. Las casas hechas de adobe tení­an que ser cubiertas de estuco hecho de buena arcilla gredosa a la que se le echaba agua para así­ prevenir la destrucción de la casa.
IX. Artí­culos Misceláneos de Cerámica. Entre otros usos comunes de la cerámica estaban las cantimploras del ejército (1 S. 26:11, 12) y la botella del peregrino. Estos eran ligeramente quemados para que el agua en la cantimplora estuviera fresca por su evaporación a través del recipiente. Se usaron botijas de perfume hechas de cerámica, excepto por los ricos quienes preferí­an los jarrones de alabastro. En los tiempos del Nuevo Testamento los ricos habí­an cambiado al vidrio, pero los pobres aún usaban la cerámica. Los lebrillos para lavarse eran también de cerámica. Los juguetes de los niños: como muñecas, caballos, ovejas, lámparas, etc., eran de cerámica. En Babilonia usaron tiros para la honda de cerámica y también habí­an aprendido a hacer cerámica de tan alta dureza que aun la usaron para hoces.
Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento la verdad espiritual fue a menudo comunicada por el uso figurativo del lenguaje del alfarero.
BIBLIOGRAFIA: James L. Kelso, †œThe Ceramic Vocabulary of the Old Testament†, BASOR , Supplementary Studies Nos. 5–6, New Haven, Connecticut, 1948.

Fuente: Diccionario Bíblico Arqueológico

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Arte, técnica y conjunto de productos elaborados con materiales manipulables, sobre todo arcillas (a veces calizas o sustancias plásticas) y que ordinariamente se reforzaban por la cocción posterior al sol o al calor.

En ocasiones se ornamentaba con esmaltes, óxidos de diversos mentales, tintes y productos similares propios de cada zona o región.

El gran conjunto de restos que quedan de una cultura o sociedad: vasijas, utensilios, urnas, adornos domésticos y urbanos, enlosados, baldosines murales, etc. convierten a la cerámica en fuente muy interesante para la arqueologí­a y para el conocimiento de usos y costumbres, también religiosos, de un tiempo o de una población.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

Una explicación razonable de la iniciación de la cerámica es la de que una cesta revestida de arcilla se quemó accidentalmente, cociendo el revestimiento y convirtiéndolo en una vasija utilizable (véase S. Cole, The Neolithic Revolution, 1959, pp. 41). La alfarería o cerámica aparece por primera vez en la época neolítica en el Cercano Oriente. Hasta la invención de la *rueda o torno del alfarero en la última parte del 4º milenio a.C., las vasijas se modelaban a mano, con los mismos métodos que se siguen usando hoy para hacer vasijas grandes en Palestina (G. M, Crowfoot, ”Pots Ancient and Modern”, PEQ 64, 1932, pp. 179–187). Casos de talleres de ceramistas profesionales encontrados en Palestina (p. ej., en Laquis [PEQ 70, 1938, pp. 249, lám. XXV] y en Jirbet Qumrán [RB 63, 1956, pp. 543, lám. XI]) muestran que el alfarero se sentaba a la orilla de un pequeño pozo en el que se encontraban las *ruedas (heb. ˒oḇnayim), generalmente dos piedras, una de las cuales giraba sobre la otra, que el alfarero movía con los pies. Se empleaban guijarros, conchas, elementos de hueso, y tiestos para pulir y bruñir la superficie, dar forma y decorar. El poder del alfarero (heb. yôṣēr; gr. kerameus) sobre la arcilla (heb. hōmer; gr. Pēlos) se usa como símil en Jer. 18.1–12 y por Pablo (Ro. 9.21). Véase R. H. Johnston, BA 37, 1974, pp. 86–106.

I. Cerámica antigua

Simplemente porque es común, aunque frágil, hay alfarería desparramada en grandes cantidades en todos los tell antiguos (cf. Job 2.8). La observación cuidadosa de la relación estratigráfica de los fragmentos en un sitio arqueológico permite hacer una distinción entre las piezas más antiguas y las más recientes (generalmente las que se encuentran en el fondo y en la parte superior del túmulo, respectivamente). La comparación con fragmentos de otros sitios demuestra la contemporaneidad de los diversos niveles o lo contrario (* Arqueología). El registro de los descubrimientos realizados en varios sitios arqueológicos en Palestina ha permitido elaborar una secuencia de formas que pueden fecharse sobre la base de otros elementos. Como resultado, ahora es posible fechar la cerámica que se descubre en un lugar – y de este modo también el sitio mismo – comparándola con formas que ya tienen fechas reconocidas. Es peligroso, no obstante, dar una fecha con precisión superior a los 50 años, aproximadamente, en una u otra dirección, exclusivamente sobre la base de las pruebas que ofrece la alfarería. Ubicando la distribución de los tipos de alfarería en una zona amplia es posible determinar las rutas comerciales y las fronteras culturales.

La siguiente descripción, resumida, de algunos de los rasgos de la cerámica encontrada en Palestina debe leerse juntamente con la tabla correspondiente. Las cifras voladas se refieren a los números de los diversos objetos incluidos en dicha tabla.

Las vasijas neolíticas son de forma simple pero diversa, bruñidas, y con decoración grabada o pintada, tal vez imitando la artesanía en cuero o las cestas. Se trata de una alfarería burda en su mayoría, amasada con paja picada. Las decoraciones pintadas del período siguiente (calcolítico) sugieren algún contacto con Siria y Mesopotamia. Ya se encuentran bordes con formas definidas y potes o botijas con rebordes a modo de asas. Características de dicho período son las copas con forma de cono invertido4, y los receptáculos en forma de barril con un asa agujereada en cada extremo y un cuello en el centro, que probablemente eran batidoras, semejantes a las que originalmente se hacían con pieles². El uso del caolín en el Neguev parece haberle dado a las vasijas hechas allí un color distintivo (“cerámica crema”).

La edad del bronce temprana puede dividirse en tres fases mediante los tipos de alfarería. Los potes globulares con líneas cruzadas de pintura rojiza que cubren todo el cuerpo son típicos de la fase más primitiva en Palestina del S, mientras que en el N aparecen anchos trazos de pintura gruesa y fina9 . Los artículos bruñidos de color gris pueden haber sido imitaciones de los receptáculos de piedra14. Otra forma típica es la botija con pico vertedor (“tetera”). Los potes con asas en pestaña, comunes en este período, se exportaban a Egipto. Varias piezas de alfarería de la edad del bronce temprana II se han encontrado en tumbas egp. de la 1ª dinastía. Especialmente se destacan los cántaros8 de una sola asa y los platos bruñidos de color rojo. Las migraciones de Anatolia vía Siria introdujeron una alfarería bruñida de rojo o negro con decoración plástica (alfarería de Jirbet Kerak, edad del bronce temprana III10, 15). Esta se usó a la par de los estilos locales que también se encuentran en tumbas egp. de la época de las pirámides.

La civilización diferente de la edad del bronce media resulta evidente en las nuevas formas de la alfarería. Las jarras con cuellos cortos y angostos, y bases anchas y planas son típicas de la primera fase, como lo son las vasijas con pico16 y decoración ondulada23. Puede ser que estas formas estuvieran asociadas con la expansión de los amorreos. Por cierto que la muy fina cerámica de la segunda fase puede vincularse con los movimientos que culminaron en los hicsos. El uso generalizado de la rueda y el bruñido cuidadoso produjeron artículos que rivalizaban con los costosos receptáculos de metal y de piedra, pero sin desplazarlos. Las jarras y los cántaros tienen pequeñas bases redondas o terminadas en punta17, 21. En este período comenzó a usarse la lámpara26. Las botijas de material negro con decoración tallada rellenada con pasta blanca que se han encontrado profusamente en yacimientos de este período quizá deban asociarse con los hicsos22.

II. Estilos posteriores

Hacia fines de la edad del bronce media y durante la primera parte de la edad del bronce tardía I, aparecen las jarras y los tazones con diseños geométricos y animales en rojo y negro28. Se exportaban a Chipre y posiblemente a Cilicia. La cerámica micena30 (F. H. Stubbings, Mycenaean Pottery from the Levant, 1951) se importó en grandes cantidades en la segunda fase, juntamente con artículos chipriotas (los tipos metálicos con anillo en la base y el “tazón de leche”)33, 37. La “redoma del peregrino” es una innovación de esta fase31. La ruptura en la cultura entre las edades del bronce y del hierro (* Arqueología) se evidencia claramente en la cerámica. De la llanura costera, que fuera ocupada por los filisteos, provienen grandes tazones de dos asas y porrones de cerveza de alfarería crema, decorados con diseños geométricos rojos y negros y pájaros estilizados36, 29. Esta es una imitación local de las formas posteriores de la alfarería micena. La alfarería de los lugares montañosos es, en algunos casos, una continuación degenerada de los estilos de la edad del bronce tardía, pero aparecen también nuevas formas de alfarería tosca, además de las formas elementales. Pesadas tinajas para depósito con asas se consideran típicas del período del asentamiento en Canaán.

Durante la monarquía hay una mayor regularidad en las formas y un paulatino mejoramiento de los productos. Puede notarse una tendencia a las formas angulares41. Muchos platos se bruñen mientras giran en la rueda, pero los más finos son muy delgados y están decorados con bandas de tiras rojas (“cerámica de Samaria”)48. Grandes tinajas de almacenamiento39 eran marcadas con frecuencia en las asas con un sello real que llevaba el nombre de una de cuatro ciudades, posiblemente fábricas (Hebrón, Zif, Soco, y una no identificada, mmšt, cf. 1 Cr. 4.23; DOTT, pp. 219). Las comunidades mineras del Neguev usaban vasijas burdas hechas a mano.

La alfarería persa y la helenística evidencian el desarrollo de algunas formas (p. ej., el ánfora52) con influencia griega. Se importaban artículos de alfarería ateniense con figuras en negro y rojo. En esta época con frecuencia se colocaban en las tumbas redomas angostas y alargadas. Una alfarería burda con líneas paralelas es común en el período romano74, 75; la mayoría de los artículos más finos que se usaban eran importados (p. ej., la terra sigillata italiana y gala). Los centros nabateos en la Transjordania producían platos pulidos muy delicados con diseños florales en rojo. En la edad del bronce se importaban de Egipto artículos vidriados (loza fina), pero nunca fueron muy comunes.

III. Nombres hebreos

No es posible identificar con seguridad los nombres heb. para las vasijas de arcilla; las siguientes sugerencias siguen a J. L. Kelso, Ceramic Vocabulary of the Old Testament, BASOR Supplementary Studies 5–6, 1948 (cf. PEQ 71, 1939, pp. 76–90). Vocablos heb.: ˒aggān, taza grande (* Copa ); ˒āsûē, vasija grande con pico, para aceite (2 R. 4.2) ; baqbûq, vasija de cuello angosto característica del período del hierro II (1 R. 14.3; Jer. 19.1, 10) ; gaḇı̂a˓, Jer. 35.5 (“taza”), evidentemente una jarra, cf. * Copa; dûd, olla esférica (1 S. 2.14; Job 41.20) (* CESTA ); kaḏ, cántaro, probablemente tanto la vasija grande con asas como la vasija con orificio para la boca (Gn. 24.14ss; Jue. 7.16ss); kôs (* Copa ); kiyyôr, cuenco de barro (Zac. 12.6, cf. °bj. °emn) o metal (Ex. 30.18; 1 R. 7.20; 1 S. 2.14; sobre 2 Cr. 6.13, véase W. F. Albright, Archaeology and the Religion of Israel, 1956); kı̂rayı̂m, anillos de arcilla sobre los que descansaban vasijas de base redonda (Lv. 11.35); maḥaḇaṯ, disco o plancha de barro o metal sobre el que se cocían panqueques (Lv. 2.5; Ez. 4.3) ; marḥešēṯ, cazuela (Lv. 2.7; 7.9) ; maśrēṯ, cazuela o sartén con mango (2 S. 13.9); miš˒ereṯ, artesa; nēḇel, vasija grande para vino (Is. 30.14; Jer. 48.12; Lm. 4.2) (* Odre ); sı̂r, cualquier cacerola grande (2 R. 4.38; Job 41.31) (* Ollas ); cf. * Vasija para lavarse; saf, cuenco (* Copa) ; sēfel, tazón grande y valioso (Jue. 5.25; 6.38); paē, botija pequeña (* Redoma ); pārûr, vasija con asa para calentar líquidos (Jue. 6.19); selōhı̂ṯ, cuenco profundo sin asas (2 R. 2.20; 21.13); ṣāmı̂ḏ, escudilla poco profunda que servía de tapa (Nm. 19.15); ṣappaḥaṯ, redoma o botija pequeña (1 S. 26.11ss; 1 R. 17.12ss; 19.6); qallaḥaṯ, cacerola (1 S. 2.14; Mi. 3.3); vocablos gr.: modios, receptáculo con capacidad para unos 9 litros (Mt. 5.15); niptēr, lebrillo, definido como recipiente para lavar los pies en el papiro Bodmer II (Jn. 13.5); potērion (* Copa ); tryblion, cuenco bastante grande (Mt. 26.23); fiulē, fuente ancha para contener ungüentos (Ap. 5.8).

Bibliografía. °W. F. Albright, Arqueología de Palestina, 1962; °K M. Kenyon, Arqueología de la Tierra Santa, 1960; C. F. Pfeiffer, “Cerámica”, °DBA, pp. 191–196; F. Colella, “Cerámica”, °EBDM, t(t). II, cols. 288–297; P. Termes, “Alfarero”, °EBDM, t(t). I, cols. 347–348; M. Noth, El mundo del Antiguo Testamento, 1976.

K. M. Kenyon, Archaeology in the Holy Land, 1960; W. F. Albright, Archaeology of Palestine, 1960; M. Burrows, What Mean These Stones?, 1941, pp. 159–171; R. B. K. Amiran, Ancient Pottery of the Holy Land, 1969; P. W. y N. Lapp, Palestinian Ceramic Chronology, 200 B.C.-A.D.70, 1961.

A.R.M.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico