CENSO

v. Empadronar
Num 1:2 tomad el c de toda la congregación de
1Sa 24:1; 1Ch 21:2 haz un c de Israel y de Judá
Act 5:37 se levantó Judas .. en los días del c


latí­n census. Padrón que se hace de las personas de un pueblo o de sus bienes. Los antiguos acostumbraban hacer estos censos. El primer c. de Israel se hizo para recaudar el tributo para la Tienda del Encuentro, en el Sinaí­, Ex 30, 11-16; 38, 25-26. Antes de partir del Sinaí­, se hizo un c. de los aptos para la guerra, de veinte años para arriba, para lo cual se nombró un representante de cada tribu como ayudantes de Moisés y Aarón, Nm 1, 1-19. Este conteo dio un total de 603.550 hombres, Nm 1, 46. Los levitas, esta vez no fueron censados, pues estaban al servicio de la Morada del Testimonio, Nm 1, 47-54; éstos fueron censados aparte, los de un mes para arriba, y sumaron 22.000, Nm 3, 14-39. El conteo de los primogénitos de Israel, de un mes arriba, dio 22.273, Nm 3, 42-43. Antes de entrar en Canaán, Moisés y Elezar, hijo de Aarón, llevaron a cabo otro recuento de los hombres de veinte años para arriba, aptos para la guerra, el cual se emplearí­a para la repartición del territorio, Nm 26. Este conteo dio 601.730, y el total de los que atravesaron el desierto fue de 2†™500.000. De los censados en el Sinaí­, todos murieron en el desierto, sólo Josué y Caleb quedaron, de acuerdo con lo dicho por Yahvéh, Nm 14, 30-31. El c. era tenido por un acto de impiedad, pues sólo Yahvéh tiene el †œlibro† donde están escritos los nombres de los que deben vivir o morir, Ex 32, 32-33; sin embargo, el rey David ordenó a Joab, jefe del ejército, hacer el empadronamiento para saber la cifra de la población. El resultado del conteo fue de 800.000 hombres de guerra en Israel y 500.000 en Judá, en total 1†™300.000 hombres, 2 S 24, 1-10; 1 Cro 20, 1-6. David confesó y se arrepintió de esta falta; pero Yahvéh lo castigó, le envió al profeta Gad para que le propusiera tres cosas, de las que el rey debí­a escoger una: tres años de hambruna en el paí­s, tres meses de derrotas militares o tres dí­as de peste. David se fue por la última, y murieron setenta mil hombres en el paí­s, 2 S 24, 10-17; 1 Cro 20, 7-17. En Samuel se dice que el c. fue incitado por la ira de Yahvéh, mientras el cronista dice que fue Satán; las cifras totales también varí­an en los dos escritos, exageradas en ambos. En el N. T., se menciona el empadronamiento que ordenó el emperador romano César Augusto, para el cual José y Marí­a fueron de Nazaret a Belén, estando ella encinta, donde nació Jesús, Lc 2, 1-7.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

Conteo y registro de un pueblo. El AT habla de tres diferentes ocasiones cuando se tomó un censo formal. El primero fue en el monte Sinaí­, poco después que los israelitas dejaron Egipto (Números 1). El segundo fue en Sitim, casi al final de los 40 años de vagar en el desierto. El tercero lo hizo David (2Sa 24:1-9; 1Ch 21:1-5). Los desterrados que regresaron de Babilonia con Zorobabel también fueron contados (Esdras 2).

Poco antes del nacimiento de Cristo, el emperador Augusto ordenó un empadronamiento en su imperio (Luk 2:1).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Cuando se cuentan y se hace un registro de los habitantes de una región o paí­s, con sus pertenencias, se está haciendo un c. Esta es una costumbre muy antigua, utilizada mayormente para determinar los impuestos y el reclutamiento militar. Sin embargo, entre los pueblos primitivos existí­a cierto †œtabú† en contra de los c. En parte, por el temor de que se pudiera hacer algo mágico con el nombre de la persona en un registro y también por el aspecto, no siempre agradable, de los impuestos.

Al principio del éxodo, Dios determinó que se hiciera un primer c. de Israel. Cada individuo tendrí­a que pagar medio siclo †œpara que no haya en ellos mortandad cuando los hayas contado† (Exo 30:12). Ese primer c. fue hecho ante el Monte †¢Sinaí­. †œTodos los que pasaron por el c., de edad de veinte años arriba, que fueron seiscientos tres mil quinientos cincuenta† (Exo 38:26), sin contar a los levitas, que fueron unos veintidós mil (Num 3:39). El siguiente fue realizado en †¢Sitim, en Moab, antes de entrar a la Tierra Prometida, dando por resultado seiscientos un mil setecientos treinta adultos varones y veintitrés mil levitas (Num 26:2, Num 26:51, Num 26:62). El tercer c., el realizado por David, contó ochocientos mil en Israel y quinientos mil en Judá (2Sa 24:9).
c. de David fue el resultado de una acción de juicio de parte de Dios que, como en el caso de Job, dio mano libre a Satanás, que †œincitó a David a que hiciese c. de Israel† (1Cr 21:1). Este c. hací­a que David pusiera su confianza en el ejército y no en Dios. †œAsí­ Jehová envió una peste en Israel, y murieron de Israel setenta mil hombres† (1Cr 21:14), como un castigo. Se mencionan otros c. parciales hechos en Transjordania †œen dí­as de Jotam rey de Judá y en dí­as de Jeroboam (II) rey de Israel† (1Cr 5:17).
mucha discusión entre los expertos sobre los números que a veces se registran en el AT, siendo la causa de ello el desconocimiento exacto de la forma que se utilizaba para representar las cantidades que arrojaba el conteo. El uso de la palabra †œmiles†, aducen algunos, no significaba siempre 1000, sino †œun grupo grande† que obedecí­a a criterios que no se conocen bien hoy en dí­a. En Esd. 2 encontramos un c. de los que regresaron del exilio, que fueron unos cuarenta y dos mil trescientos sesenta, con siete mil quinientos ochenta y dos levitas.
tiempos del NT, los romanos acostumbraban hacer c. frecuentes, mayormente con fines de recabar los impuestos. Existen noticias de que se hací­an cada catorce años. El Señor Jesús nació en los dí­as en que †œse promulgó un edicto de parte de Augusto †¢César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer c. se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria† (Luc 2:1-2). El método que obligaba a las personas a inscribirse en su ciudad natal no era precisamente romano, pues éstos contaban a la gente en el lugar de su residencia. Pero se conoce de un c. hecho en Egipto en el año 194 d.C. que siguió el mismo sistema descrito por Lucas, quien en Hchhos nos habla de un segundo c. al relatar las palabras de Gamaliel al hablar de que un tal †œJudas el galileo, en los dí­as del c.† hizo una revuelta (Hch 5:37). Se entiende que esa revuelta fue la que dio origen a la secta de los †¢zelotes.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

ver, CIRENIO

vet, Los censos hebreos se hací­an según tribu, familia, casa etc. El primero se efectuó en el Sinaí­ (Ex. 38:26). El segundo, un año después (Nm. 1-3). El tercero, al entrar a Canaán (Nm. 26). El cuarto, en el reinado de David (2 S. 24:1-9). Otro censo bí­blico fue el ordenado por Augusto César (Lc. 2:1). (Véase CIRENIO).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

[012]
Recuento de los habitantes de una zona o región, por regla general mediante inscripción y obtención de un documento de registro, con el consiguiente pago de un tributo o arancel por la consignación. Se usó con frecuencia entre los romanos como una forma recaudatoria, ya que sólo se inscribí­an los propietarios, poseedores de derechos sociales o de bienes materiales, los cuales no tení­an los esclavos ni los extranjeros.

En la Sagrada Escritura se habla también de censo. Fue David el primero que realizó el del pueblo de Israel (2. Sam 24); pero fue castigado por Dios por el sentido de ruptura que ello significó ya que el único Rey Supremo de Israel era Yaweh. Luego se hicieron otros, el más significativo el del regreso de la cautividad (Esdras 8. 1-14 y Nehemí­as 7. 4-72).

Especial referencia se suele hacer en la catequesis al «censo de Quirino» que es el citado en el texto evangélico (Luc. 2. 3.) y motivo humano para que Jesús fuera a cumplir la Escritura que indicaba que deberí­a nacer en Belén de Judá, lugar donde estaban las raí­ces de su familia. (Lc.1,. 5-6; Miq. 5.1

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

El censo permití­a conocer perfectamente el número de población y las haciendas respectivas con el fin de establecer equitativamente los impuestos. San Lucas nos habla de un censo decretado por el emperador Augusto y llevado a cabo en Palestina por Quirino, gobernador de Siria (Lc 2,1-7); se trata del censo que obligó a José y a Marí­a a ir a empadronarse a Belén. Durante este viaje tiene lugar el nacimiento de Jesús. >Belén.

E. M. N.

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret

Véase INSCRIPCIí“N.

Fuente: Diccionario de la Biblia

apografe (ajpografhv, 582) denota primariamente una copia escrita, o, como término legal, una deposición; de ahí­, registro, censo, empadronamiento (Luk 2:2; Act 5:37). La exactitud de Lucas ha quedado vindicada, frente a la supuesta incoherencia que se alegaba de que, debido a que Cirenio fue gobernador de Siria el 6 d.C., diez años después del nacimiento de Cristo, el censo, como «el primero», no hubiera podido tener lugar. En la época que Lucas menciona, Cilicia, de la que Cirenio era gobernador, estaba separada de Chipre, y unida a Siria. Su propia gobernadurí­a de la misma Siria da cuenta de la especí­fica inclusión y referencia a su anterior relación con aquella provincia. Justino Mártir, nativo de Palestina, escribiendo, a mediados del siglo segundo, afirma en tres ocasiones que Cirenio estuvo presente en Siria en la época mencionada por Lucas (véanse Apologí­a, 1.34, 46; Trifón 78). También es de notar el cuidado y la precisión demostrados por Lucas en sus detalles históricos (Luk 1:3). En cuanto a las acusaciones hechas en contra de la precisión de Lucas, Moulton y Milligan dicen lo siguiente: «la deducción hecha durante tanto tiempo †¦ acerca del censo sobrevive aparentemente la demostración de que la equivocación residí­a solo en nuestra alta de información; y este microbio no ha sido totalmente expulsado aún. Posiblemente, el proceso de curación pueda quedar finalizado gracias a la última evidencia basada en inscripciones que muestran que Cirenio fue legado en Siria con vistas al censo en los años 8-6 a.C».¶

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

(lat. census, ’tasación’, que aparece como préstamo en el gr. kēnsos, ‘dinero tributario’, en Mt. 17.25; 22.17, 19; Mr. 12.14).

I. En el Antiguo Testamento

Los principales censos en el AT son aquellos por los cuales recibe su nombre el libro de Números, al comienzo (Nm. 1) y al final (Nm. 26) de la peregrinación en el desierto; y el que llevó a cabo David (2 S. 24.1–9; 1 Cr. 21.1–6). En todos ellos fueron contados los hombres en edad militar. Dos conjuntos diferentes de los totales de los censos de David se han conservado: en 2 S., 800.000 hombres de Israel y 500.000 hombres de Judá; en 1 Cr., 1.100.000 hombres de Israel y 470.000 hombres de Judá. La plaga que siguió al censo se registra en ambos relatos como un juicio divino por el pecado de David de contar al pueblo. Los censos de Números se han considerado, especialmente por W. F. Albright (“The Administrative Divisions of Israel and Judah”, JPOS 5, 1925, pp. 20ss; From the Stone Age to Christianity, 1940, pp. 192, 222; trad. cast. De la edad de piedra al cristianismo, 1959), como otros tantos relatos con variantes del censo de David, pero los totales son considerablemente inferiores a los de 2 S. y 1 Cr. No obstante, los totales indicados para los censos en el desierto (603.550 en Nm. 1 y 601.730 en Nm. 26) requieren algún tipo de interpretación. Una sugerencia es la de que ˒elef en la enumeración significaba originalmente algo así como “grupo correspondiente a una tienda” más bien que “mil”, de modo que la cifra de “cuarenta y seis mil quinientos” que se indica para Rubén en Nm. 1.21 significaba 46 grupos como los mencionados, que en total sumaban 500 hombres (W. M. F. Petrie, Egypt and Israel, 1911, pp. 40ss) (* Número, 2).

En la época de Nehemías (445–433 a.C.) aparece un censo de los de Judá en Esd. 2.1–65; Neh. 7.6–67. Se da como total 42.360, junto con 7.582 sirvientes y cantores.

II. En el Nuevo Testamento

En el NT se mencionan dos censos romanos, en ambos casos indicados por el gr. apografē, y traducido “censo” en Lc. 2.2 y en Hch. 5.37 (°vrv1 “empadronamiento”).

El censo de Hch. 5.37, señalado por el levantamiento de *Judas el galileo, se llevó a cabo en el 6 d.C. En dicho año, Judea fue incorporada al sistema provincial romano, y el censo se llevó a cabo para determinar el tributo que la nueva provincia debía pagar a la tesorería imperial. El censo lo llevó a cabo. P. Sulpicio Quirinio, a la sazón legado imperial de Siria. A Judas y al partido de los zelotes les pareció intolerable la sugestión de que Israel tuviese que pagar tributo a un dominador pagano. La formación del partido de los *Judas arranca de esta época.

El censo de Lc. 2.1ss, en cuyo transcurso nació Cristo en Belén, plantea una serie de problemas. Sin embargo, hay amplio acuerdo en que: (i) un censo como el que describe Lucas pudo haberse llevado a cabo en Judea hacia fines del reinado de Herodes (37–4 a.C.); (ii) pudo haber formado parte de un empadronamiento a nivel imperial, como lo indica Lc. 2.1; (iii) pudo haber requerido que cada cabeza de familia tuviese que volver a su domicilio original, como lo manifiesta Lc. 2.3. (i) En los últimos años de Herodes, Augusto lo trató como a un súbdito; toda Judea tuvo que jurar lealtad a Augusto tanto como a Herodes (Jos., Ant. 16. 290; 17.42). Compárese el censo impuesto en el año 36 d.C. al reino vasallo de Arquelao (Tácito, Anales 6. 41). (ii) Existen pruebas de que hubo actividad censal en diversas partes del imperio romano entre 11 y 8 a.C.; las pruebas con respecto a un censo en Egipto en 10–9 a.C. (el primero de una serie llevada a cabo cada 14 años) son particularmente convincentes. (iii) La costumbre descrita en Lc. 2.3 (evidentemente como algo muy familiar) recibe confirmación de Egipto en el año 104 d.C. Sobre la relación de Quirinio con este censo anterior, * Quirinio.

Bibliografía. R. de Vaux, Instituciones del Antiguo Testamento, 1985; C, Wau, “Censo”, °EBDM, t(t). II, columnas 284–287.

W. M. Ramsay, ”The Augustan Census-System”, en BRD pp. 255ss; F. F. Bruce, “Census Papyri”, Documents of New Testament Times, en preparación.

F.F.B.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico

Término canónico definido variamente por diferentes escritores. Zitelli (Appar. Jur. Eccl.) lo llama una verdadera obligación o tributo anual impuesto a un instituto piadoso por el obispo y pagadero a él mismo o a otros. Aichner (par. 79) afirma que es una ofrenda que debe hacer un beneficio en señal de sometimiento, o por cualquiera otra exención u otro derecho concedido al mismo. Laurencio (III, p. 70) lo define como la obligación de pago anual en dinero o en especie impuesta perpetuamente a un beneficio. Ferraris considera censo como el derecho de recibir un pago anual de algo que es fructífero y en el que se funda. Él insiste en que el censo no es la cosa en sí o la propiedad que ofrece el tributo, sino el derecho de devengar el tributo anual de la misma. Otras autoridades, sin embargo, como Von Scherer, parece considerar al censo como la propiedad misma o su equivalente en dinero, considerado como que da a alguien el derecho a devengar los ingresos de ella.

Considerado canónicamente, se debe hacer distinción entre censo y pensión (pensio). Este último es el derecho que un superior le concede a una persona de recibir una porción de los ingresos de un beneficio en la posesión de un tercero. Más tarde los canonistas a veces usaron las palabras censo y pensión como prácticamente sinónimos. A un censo se le llama antiguo si se impone a un beneficio en su fundación misma y ha sido aprobado por el obispo. Se llama nuevo si se coloca sobre un beneficio ya erigido. De acuerdo con un canon del Tercer Concilio de Letrán (1179) nadie más que el Papa puede imponerle un censo nuevo a un beneficio, o aumentar uno antiguo. Se dice que un censo es reservativo cuando una persona transfiere la propiedad a otra, y mantiene sólo el derecho a una renta anual por sí mismo. Se llama consignativo cuando vende o entrega a otro el derecho a una pensión anual de algo que él mismo se reserva el dominio. Tal censo consignativo es reducible a una especie de compra y venta, y es tratado como tal en los decretos de Martín V y Calixto III incorporados en el Corpus Juris Canonici.

La imposición de un censo a un beneficio se considera como equivalente al desmembramiento o división, en la medida en que disminuye los ingresos. Si el censo es perpetuo se considera como una especie de enajenación de propiedad eclesiástica y como tal cae bajo las leyes eclesiásticas que rigen dicha enajenación. En general, el censo es impuesto por el patrón de un beneficio nuevo que conserva el derecho a una parte de sus ingresos, o por un obispo que requiere que se le pague a él mismo una parte de los ingresos de una iglesia que se incorpora a un monasterio; o el censo puede adoptar la forma de un tributo rendido a una iglesia madre por uno de sus establecimientos que se ha independizado. El «Liber Censuum Romanae Ecclesiae», editado por Fabre y Duchsne (París, 1889 ss.), no sólo arroja luz sobre el tema en cuestión, sino que también ofrece una explicación de muchos acontecimientos históricos de la Edad Media.

Bibliografía: Laurentius, Institutione Jur. Eccl. (Friburgo, 1903); Ferraris, Bibliotheca (Roma, 1886); Aichner, Compendium Jur. Eccl. (Brixen, 1895).

Fuente: Fanning, William. «Census.» The Catholic Encyclopedia. Vol. 3. New York: Robert Appleton Company, 1908.
http://www.newadvent.org/cathen/03533a.htm

Traducido por L H M.

Fuente: Enciclopedia Católica