CATOLICIDAD DE LA IGLESIA

Catolicidad, católico y catolicismo

El término «católico», usado ya por San Ignacio de Antioquí­a en el siglo II (Ad Smirn. 8,2), significa la «convergencia» de las Iglesias particulares con su propio obispo (sucesor de los Apóstoles) y con la «totalidad» de la Iglesia universal («kata-holon»). La catolicidad indica, pues, la armoní­a de comunión entre todas «las Iglesia de Dios» (1Cor 11,16) por formar una sola Iglesia. La Iglesia, como profesamos en el Credo, es católica por ser una, santa y apostólica.

El «catolicismo» indica la vivencia de esta realidad de comunión con todos los dones que el Espí­ritu Santo ha dado a su Iglesia, incluyendo de modo especial la referencia al servicio del sucesor de Pedro, que «preside la caridad» universal (San Ignacio de Antioquí­a, Ad Rom. 1,1). La fuerza interior del «catolicismo» lleva a apreciar armónicamente todos los dones que el Espí­ritu Santo ha concedido a todas las Iglesias y comunidades eclesiales durante la historia y en la actualidad. Es, pues, catolicidad de totalidad y de autenticidad.

En la comunión universal

Esta catolicidad de comunión universal hace a la Iglesia «instrumento de unidad de todo el género humano» (LG 1), donde se encuentra «la plenitud de los medios de salvación» (AG 6). La fuerza vital y misionera de la Iglesia radica en esta realidad de unidad de comunión, que refleja el misterio de Dios Amor, uno y trino. La Iglesia «es católica porque ha sido enviada por Cristo en misión a la totalidad del género humano» (CEC 831).

Cuando esta «catolicidad» no existe perfectamente, sea por la falta de unidad entre las Iglesias, sea por la falta de universalidad hacia todos los pueblos, el Espí­ritu Santo urge a rehacerla y profundizarla. Ser «católico» equivale a enraizarse mejor en las realidades de fe-sacramentos-sucesión apostólica, para cooperar en la construcción de esta unidad. Los creyentes cooperan a esa unidad universal de «catolicidad», en la medida en que ellos mismos vivan la unidad de caridad en sus propias comunidades.

Vocación misionera de la Iglesia «católica»

La catolicidad de la Iglesia, como comunión de todas las Iglesias particulares en la totalidad de la única Iglesia, es catolicidad universal. No existe una «catolicidad» cerrada en un solo grupo ni tampoco reducida sólo a los que actualmente ya son miembros de la Iglesia. La vocación misionera de la Iglesia «católica» consiste en hacer de toda la humanidad una «comunión» reflejo de la Trinidad. «Todos los hombres son llamados a esta unidad católica del Pueblo de Dios, que prefigura y promueve la paz y a ella pertene¬cen de varios modos y se ordenan, tanto los fieles católicos como los otros cristianos, e incluso todos los hombres en general llamados a la salvación por la gracia de Dios» (LG 13).

Referencias Cuerpo Mí­stico de Cristo, ecumenismo, Iglesia comunión, Iglesia particular, Papa, Pueblo de Dios, sacramento universal de salvación, unidad de la Iglesia.

Lectura de documentos LG 13-14; CEC 830-856.

Bibliografí­a A. ANTON, Iglesia universal, Iglesias particulares Estudios Eclesiásticos 47 (1972) 409-435; A. BANDERA, La Iglesia misterio de comunión (Salamanca, San Esteban, 1965); Y. CONGAR, Propiedades esenciales de la Iglesia, en Mysterium Salutis, VI/1, 492-546; (Congregación para la Doctrina de la Fe), Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre algunos aspectos de la Iglesia considerada como comunión (28 mayo 1992); H. DE LUBAC, Las Iglesias particulares en la Iglesia universal (Salamanca, Sí­gueme, 1974); Idem, Meditaciones sobre la Iglesia (Madrid, Encuentro, 1980); J. HAMER, La Iglesia es una comunión (Barcelona, Estela, 1965); J.M.R. TILLARD, Iglesia de Iglesias (Salamanca, Sí­gueme, 1990).

(ESQUERDA BIFET, Juan, Diccionario de la Evangelización, BAC, Madrid, 1998)

Fuente: Diccionario de Evangelización