CARTAS PASTORALES

I. Autorí­a. La expresión †œcartas pastorales†, aplicada a 1 y 2 Timoteo y a Tito, data de principios del siglo XVIII. No es exacta. Aun cuando estas cartas proveen valiosas instrucciones para los pastores, sus destinatarios no eran pastores en el sentido actual del término. Más bien, eran enviados especiales de Pablo, designados para realizar misiones especí­ficas y a quienes se les confiaban determinadas tareas, según la necesidad del momento.

La autorí­a de Pablo ha sido puesta en tela de juicio, considerando aspectos cronológicos, teológicos, de estilo, de organización eclesiástica y de vocabulario. Sin embargo, las diferencias entre las pastorales y las demás epí­stolas de Pablo puede explicarse debido al cambio de destino, propósito, tema y época: estas cartas fueron escritas a colaboradores especiales de Pablo que tení­an problemas especiales, luego de los viajes misioneros del Apóstol registrados en el libro de los Hechos de los Apóstoles.

Después de ser liberado de su primer encarcelamiento por parte de Roma y quizá mientras estaba en camino a Asia Menor, Pablo dejó a Tito en la isla de Creta para que completara la organización de su(s) iglesia(s) (Tit 1:5). En Efeso, a Pablo se le unió Timoteo (de regreso de Filipos[?] comparar Phi 2:19-23). Al partir hacia Macedonia, Pablo indicó a Timoteo que permaneciera en Efeso, que necesitaba urgentemente de su ministerio (1Ti 1:3-4).

Desde Macedonia Pablo escribió una carta a Timoteo, que estaba en Efeso (1 Timoteo), y una a Tito, que estaba en Creta (Tito).

El emperador Nerón, a quien se culpa del incendio de Roma ocurrido en julio del año 64 d. de J.C., a su vez culpó por este episodio a los creyentes, quienes sufrieron una feroz persecución. Pablo fue enviado a prisión (por segunda vez estuvo en una cárcel romana). Enfrentó la muerte (2Ti 1:16-17; 2Ti 2:9). Sólo Lucas estaba con él. Los otros lo habí­an dejado, ya sea porque estaban cumpliendo misiones legí­timas (Tito, Crescente) o porque se habí­an enamorado del mundo de su momento (Luk 4:6-11). Mientras tanto en Efeso, donde estaba Timoteo, continuaban los errores que destruí­an el alma (Luk 1:8; Luk 2:3, Luk 2:12, Luk 2:14-18, Luk 2:23; Luk 3:8-13).

II. Contenido1 Timoteo. Tema: El apóstol Pablo, escribiendo a Timoteo, da instrucciones sobre la administración de la iglesia.

Capí­tulo 1. Pablo saluda a Timoteo y repite su orden de que él permanezca en Efeso para combatir el error de quienes se niegan a aceptar su propia condición pecaminosa a la luz de la santa ley de Dios, en tanto que simulan ser expertos en la ley. Por contraste, Pablo agradece a Dios por haberlo hecho a él, que se considera el primero de los pecadores, ministro del evangelio.

Capí­tulo 2. Pablo da instrucciones con respecto a la adoración pública. Se debe orar por todos los hombres. Tanto los hombres como las mujeres deben venir preparados espiritualmente.

Capí­tulo 3. El Apóstol da indicaciones sobre los cargos y las funciones en la iglesia.

Capí­tulo 4. Advierte contra la apostasí­a y da instrucciones a Timoteo sobre la manera de tratar con ella.

Capí­tulos 5 y 6. Da indicaciones sobre grupos especí­ficos y personas en particular: los (más) ancianos, los (más) jóvenes, las (más) ancianas, las (más) jovencitas, etc.

2 Timoteo. Tema: La sana doctrina.

Capí­tulo 1. Aférrate a ella, como lo hicieron Loida y Eunice, como lo hago yo (Pablo), como lo hizo Onesí­foro.

Capí­tulo 2. Enséñala. Esto trae gran recompensa, porque el evangelio tiene un contenido glorioso. Las vanas disputas no sirven para nada.

Capí­tulo 3. Permanece en ella, sabiendo que surgirán enemigos, pero que ella está fundamentada en las Escrituras.

Capí­tulo 4. Predí­cala, a tiempo y fuera de tiempo. Sigue fiel, ya que yo, Pablo, estoy a punto de partir.

Tito. Tema: El apóstol Pablo, escribiendo a Tito, da instrucciones para promover el espí­ritu de santificación.

Capí­tulo 1. En la vida congregacional. En cada ciudad deben elegirse lí­deres bien calificados. La razón: Creta no es escasa en personas de mala reputación que deben ser firmemente reprendidas.

Capí­tulo 2. En la familia y en la vida individual. Todas las clases de individuos que componen el cí­rculo familiar deben conducirse de tal forma que con su vida adornen la doctrina que profesan. La razón: la gracia de Dios ha aparecido a todos para santificación y para una gozosa expectativa en la venida del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo.

Capí­tulo 3. En la vida social (p. ej., la vida pública). Los creyentes deben ser obedientes a las autoridades y amables para con todos. Deben evitar las contiendas necias y las personas que causan divisiones deben ser rechazadas.

Finalmente se dan instrucciones con respecto a los mensajeros itinerantes del reino y a los creyentes en general.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano