Carbón (heb. pejâm [Pro 26:21], ritspâh [Isa 6:6], reshef [Son 8:6], gajeleth [Isa 44:12]; gr. ánthrax [Rom 12:20], anthrakiá). Como se usa esta palabra en la Biblia, una brasa o ascua encendida; no el carbón que conocemos hoy. En el Día de la Expiación, el sumo sacerdote tomaba «un incensario lleno de brasas de fuego del altar» (Lev 16:12). Elías encontró junto a su cabecera una torta cocida «sobre las ascuas» (1Ki 19:6; «piedras calientes», BJ). Los carbones apagados, conocidos por su frialdad y negrura, se usan para establecer un contraste entre el estado anterior y el presente de los líderes de Judá: en un tiempo, puros como la nieve, ahora «oscuros como la negrura» (Lam 4:8; «hollín», BJ). El fuego con el que se calentaba Pedro en el patio de la casa del sumo sacerdote y el que sirvió a Jesús para cocinar el desayuno de sus discípulos sin duda eran de brasas (Joh 18:18; 21:9).
Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico
Material vegetal o mineral que sometido al fuego se encendía y producía a su vez un fuego, calor y luz. Lo que utilizaban los israelitas era mayormente el c. vegetal. Se dice poéticamente que el aliento de Dios †œenciende los c.† (2Sa 22:9; Job 41:21; Sal 18:8). En el altar de Dios hay †œc. encendidos† que son utilizados para purificar los labios de Isaías (Isa 6:6). En la visión de Ezequiel, †œla semejanza de los seres vivientes† tenía un aspecto †œcomo de c. de fuego encendidos† (Eze 1:13). †¢Fuego.
Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano