Es un decreto eclesiástico concerniente a la veneración pública o eclesiástica de un individuo. La Iglesia Católica Romana reclama su autoridad para mantener esta práctica en los escritos de San Agustín, y afirma que esto tiene su origen en la adoración de los santos. Al principio, la canonización se daba solamente a aquellos que eran mártires de la fe; más adelante, a aquellos que sobresalían por su vida santa y sus milagros. Se requiere verificar un número suficiente de milagros, y sólo puede ser concedida por el papado después de la muerte del receptor.
Véase también Beatificación.
Gregg Singer
Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (95). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
Fuente: Diccionario de Teología