Creencias primitivas. Los aborígenes canarios creían en un Dios supremo al que se denominaba de forma diferente (Acorán, Achamán, Abora, Orahan) en cada isla del archipiélago canario. En el nivel intermedio se creía en espíritus ancestrales y en el nivel inferior en seres demoníacos enemigos de la humanidad. Un ser demoníaco formaba parte de las creencias de los habitantes de Gran Canaria y de Tenerife y recibían los nombres de Gabiot y Guayota, respectivamente. En la isla Hierro existían dos divinidades supremas, masculina y femenina, con los nombres de Eraorazan y Moneiba respectivamente. Los rituales incluían uno para pedir la lluvia. Otro ritual que se practicaba era la procesión de la rama; los fieles subían a una cumbre donde arrancaban una rama y bailaban con ella cantando en torno a un peñasco. Hacían ofrendas y sacrificios de animales, leche, manteca y alimentos. Los lugares de adoración favoritos radicaban en montañas o riscos, lugares de encuentro entre lo divino y lo terrestre. También se edificaban recintos para el culto sagrado.
Fuente: Diccionario de Religiones Denominaciones y Sectas