(heb., tobh; gr. agathos, kalos). El uso no moral (y no religioso) de bueno es común en la Biblia (p. ej., Mat 7:19; Mat 13:23-24).
Aparte de este uso general se emplea la palabra bueno preeminentemente en referencia a Dios mismo (Padre, Hijo [Jesús] y Espíritu Santo), quien solo es realmente bueno (Psa 136:1; Mat 19:17; Mar 10:18; Luk 18:19; Joh 10:11, Joh 10:14, Joh 10:32; Heb 9:11).
El Señor reveló su bondad en su relación con, y en el tratamiento de, Israel (1Ch 16:34; Psa 106:1; Psa 107:1; Psa 118:1). Todo el universo, la obra del poder creador de Dios, es bueno (Gen 1:4, Gen 1:10, Gen 1:12, Gen 1:18, Gen 1:31; 1Ti 4:4). La autorrevelación de Dios de su carácter y su voluntad, su palabra y su ley es buena (Psa 119:39; Isa 61:1; Rom 7:12; Heb 10:1). El evangelio es buenas nuevas. Además la forma en que Dios establece y mantiene las relaciones con la gente es buena, así como los dones que le da y el cuidado providencial que ejerce sobre ella (Psa 145:9; Mat 7:11; Act 14:17; Rom 8:28; Jam 1:17).
Aunque por sí mismos, debido a su pecado, los seres humanos no tienen bondad que sea aceptable a los ojos de Dios, pueden recibir y convertirse en canales de la bondad de Dios. Cuando responden positivamente a la gracia, el amor, los dones y la providencia de Dios, entonces lo que hacen (Gal 6:10; Eph 2:10; 1Th 5:15), disfrutan (1Ti 1:5, 1Ti 1:19; Heb 13:18) y aquello en lo cual se convierten (Act 11:24) puede describirse como bueno. Bueno también describe el comportamiento que es aceptable o digno de elogio como ciudadano (Rom 13:3-4; comparar Hos 10:11; Mat 16:2; Gal 6:12).
Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano