1. “La bestia que sube del abismo” (Ap. 11.7) es el símbolo apocalíptico del último poder anticristiano (Ap. 13.1ss; 17.3ss; 19.19s), que en Dn. 7.3ss se representa con una figura compuesta de cuatro bestias. Los diez cuernos provienen de la cuarta bestia de Daniel; las siete cabezas indican que deriva su autoridad del dragón de Ap. 12.3, y retroceden en última instancia al leviatán (cf. Sal. 74.14; Is. 27.1); Juan las reinterpreta una vez en relación con las siete colinas de Roma (Ap. 17.9), y por lo demás en relación con siete emperadores romanos. Generalmente la bestia es el imperio perseguidor, ocasionalmente el emperador final, reencarnación de uno de los primeros siete, problablemente Nerón. Reclama honores divinos, hace guerra contra los santos, y es destruida por Cristo en su parusía (cf. 2 Ts. 2.8).
2. La “bestia” que subía de la tierra” (Ap. 13.11ss), también llamada “falso profeta” (16.13; 19.20; 20.10), es la encargada de las relaciones públicas de la bestia anterior, persuade a los hombres a adorarla, y finalmente comparte su destino. El culto imperial en la provincia de Asia (* Asia, Autoridades de) evidentemente sugirió a Juan parte de su simbología.
Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico