AY, AYES

El hebreo usa dos términos principales para «ay», hôy y ʾôy, mientras que el griego usa ouai. Esta palabra algunas veces significa un sentimiento de simpatía o compasión (Mt. 24:19), o una expresión de desprecio o lamento, como «¡Ay de mí …!» (Sal. 120:5). En otros lugares tiene un significado oracular y es una forma de anatema, maldición, o advertencia de castigo.

Los profetas hebreos frecuentemente empezaban sus oráculos con la expresión «Ay de …» cuando se referían a un sector amplio de la vida israelita. Por ejemplo, «¡Ay de ti, Jerusalén!» (Jer. 13:27). «¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi rebaño!» (Jer. 23:1). «¡Ay de los profetas insensatos …!» (Ez. 13:3). «¡Ay de los reposados en Sion …!» (Am. 6:1). Los siete ayes de Isaías (Is. 5:8, 11, 18s., 20, 21, 22, 23; cf. 10:1) pueden compararse con los siete ayes pronunciados en contra de los líderes religiosos de sus días por Jesús (Mt. 23:13, 15, 16, 23, 25, 27, 29).

Arnold C. Schultz

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (71). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología