ASTARTE-ANAT

(Ashera, Baal). Una de las diosas más importantes de la mitologí­a semita, que ha tenido un gran influjo en los mitos de Oriente y del mundo helenista (en la figura de Attargatis e incluso de Afrodita). Su presencia en la Biblia es significativa.

(1) La diosa. No es madre (como Ashera), sino más bien diosa amiga (hermana y amante) y guerrera. Ella está vinculada en los mitos de Ugarit con Anat (Anatu), de la que resulta difí­cil separarla. Anatn se identifica no sólo con Astarté (Ashtartu, Ashtoret) de los textos de Ugarit, de los fenicios y los cananeos y de la misma Biblia, sino con Ishtar de Babilonia. Es diosa fuerte del amor y diosa violenta de la guerra, que acompaña y libera a su hermano Baal (.Ba†™lu), compartiendo de algún modo su reinado. Ella empieza apareciendo como esposa/tierra de Baal, en clave de unión hierogámica y de fecundación sagrada, y al final inicia el movimiento de «retorno vital y de triunfo» de Baal tras su muerte cada año (como Dios de la cosecha). Ella acompaña a Baal, que lleva el arco y las flechas en la mano y está cazando toros salvajes en las riberas de Samaku (tierra que alude probablemente al lago Hule, en las zonas altas del Jordán). Caza el Dios, viene la diosa: «Entonces alzó sus ojos Ba’lu, el Victorioso, alzó sus ojos y vio a la Virgen †˜Anatu, la más graciosa entre las hermanas de Ba’lu. Ante ella se apresuró a ponerse, a sus pies se prosternó y cayó (Textos de Ugarit, KTU 1.10.11, 1316). Ella es la que viene; él es quien se postra. El es fuerte, gran cazador; ella es vigorosa, por eso se la llama btlt, doncella florecida o virgen. No envejece, no pierde su gracia. Así­ se dice de ella: «Tus vigorosos cuernos, virgen †˜Anatu, tus vigorosos cuernos Ba’lu los ungirá… Así­ atravesaremos en la tierra a mis enemigos, en el polvo a los adversarios de tu hermano…» (cf. Ibid., 1.10. II, 21-34). Ambos aparecen representados de manera theriomorfa. Baal es toro, Anat novilla; juntos representan el aspecto fuerte de la vida (los cuernos son la fuerza). Ellos son el signo de la búsqueda amorosa que vincula todo lo que existe, la unión de cielo y tierra, la atracción de los más bravos animales, la tensión vital humana. En sentido estricto, los dioses progenitores siguen siendo lili y Ashera, padres universales. Pero en otro plano el orden cósmico se funda en la armoní­a y unión de Baal con Astarté-Anat (sentido de KTU en Ashera*).

(2) Presencia en la Biblia. La figura de Baal ha crecido en importancia a lo largo de los tiempos, de tal forma que en el siglo IX-VIII a.C. vino a presentarse como el antagonista principal del Dios Yahvé para los hebreos, de manera que cuando El-Ilu casi desaparece de la Biblia, absorbido por Yahvé Elohim, Baal sigue ejerciendo una función muy grande, no sólo en cuanto «Señor», en sentido general, sino también como un Dios particular. Pues bien, a su lado no se encuentra ya Astarté (Ashtartu-Anatu), como en los textos de Ugarit, sino la misma Ashera (que ya no aparece como esposa de El-Ilu, sino como diosa-esposa del mismo Baal). Esta Ashera, esposa o consorte de Baal, asume ahora los rasgos y funciones de Astarté, apareciendo así­ como la divinidad femenina abarcadora. Pero Astarté en cuanto tal no desaparece del todo. Así­ lo vemos no sólo por la pervivencia del nombre en diversos toponí­micos (cf. Gn 14,15; Dt 1,4; Jos 9,10; 12,4; 13,12), sino por la forma en que la Biblia critica su culto. Ciertamente, ella no es tan popular como Ashera, pero tiene también su importancia en la Biblia, donde la encontramos con el nombre de Astarot o Astoret.

(3) Astarté aparece en el libro de los Jueces, como causante de la caí­da e idolatrí­a de los israelitas: «Dejaron a Yahvé, y adoraron a Baal y a Astarot» (Je 2,13). «Pero los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Yahvé y sirvieron a los baales y a Astarot, a los dioses de Siria, a los dioses de Sidón, a los dioses de Moab, a los dioses de los hijos de Amón y a los dioses de los filisteos. Abandonaron a Yahvé y no lo sirvieron». En el primer pasaje Baal y Astarté forman una pareja, como en los textos de Ugarit. Pero en el segundo Astarté aparece como figura independiente, vinculada a los dioses de los paí­ses del entorno (Je 10,6).

(4) Astarté está relacionada a la memoria de Samuel y de Saúl. La figura y obra de Samuel ha sido vista como la de un reformador religioso: «Habló entonces Samuel a toda la casa de Israel, diciendo: Si de todo vuestro corazón os volvéis a Yahvé, quitad de entre vo sotros los dioses ajenos y a Astarot. Dedicad vuestro corazón a Yahvé y servidle sólo a él, y él os librará de manos de los filisteos. Entonces los hijos de Israel quitaron a los baales y a Astarot, y sirvieron sólo a Yahvé» (1 Sm 7,3-4). Este pasaje, lo mismo que el correspondiente de 1 Sm 12,10, habla de los baales en general (como poderes divinos de tipo masculino), mientras presenta a Astarté como diosa única. Es evidente que ella ha tenido su importancia en Israel. En ese mismo contexto de lucha contra el baalismo y contra el culto de Astarté se sitúa la noticia de que los filisteos, tras vencer al rey israelita Saúl*, apoyado por Samuel, «pusieron sus armas en el templo de Astarot y colgaron su cuerpo en el muro de Bet-sheán» (1 Sm 12,10). Es evidente que los filisteos consideran a Astarté como la vencedora.

(5) Astarté, diosa de los sidonios. En esa lí­nea, y a pesar de los textos en que ella se encuentra vinculada a Baal, como figura venerada por los israelitas, Astarté aparece en la Biblia más relacionada con los cultos extranjeros y especialmente con los de la ciudad fenicia de Sidón: «Cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres le inclinaron el corazón tras dioses ajenos… y siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Molok, í­dolo abominable de los amonitas… y a Qamós, dios de Moab…» (cf. 1 Re 11,5; 5,33). Lo mismo se dice al evocar la reforma de Josí­as*, que profanó y destruyó los lugares que Salomón habí­a construido en un colina, frente a Jerusalén, en honor de Astoret, «í­dolo abominable de los sidonios», y de Molok y Qamós (cf. 2 Re 3,11).

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra