ASA

1Ki 15:9-24; 2Ch 14:1-16:14


Asa (heb. ‘=sâ*, tal vez «médico», «mirto» o [Yahweh] «ha sanado»; gr. Asáf o Asá). 1. Tercer rey del reino sureño de Judá. Reinó 41 años (c 911-c 869 a.C.). Fue un buen soberano, e hizo grandes esfuerzos para purificar la religión de su pueblo. Quitó a su «madre» Maaca (en realidad era su abuela, «adoptada» como madre por conveniencia polí­tica; 1Ki 15:2, 8, 10) del cargo de reina madre porque habí­a hecho una imagen de Asera. Asa destruyó no sólo esta imagen, sino también los í­dolos de sus predecesores y todos los altares extraños y las imágenes del sol. Limpió el 103 paí­s de los hombres que practicaban la prostitución cúltica y muchos lugares altos. Sin embargo, la gente siguió usando los restantes lugares altos para la adoración (1Ki 15:9-14; 2Ch 14:1-5; 15:16, 17). Los primeros 10 años de su reinado fueron pací­ficos, y se usaron para reforzar las fortificaciones del paí­s y el ejército (2Ch 14:1, 6-8). Gracias a ello estuvo listo para rechazar la invasión de Zera y su gran hueste de africanos (etí­opes; vs 9-15). En el 15º año de su reinado, con la ayuda del profeta Azarí­as, hijo de Obed, llevó a cabo una gran reforma religiosa. Rededicó el altar de los holocaustos en el templo y estimuló a mucha gente a renovar su pacto con Dios (15:1-15). En el 36º año de su reinado (probablemente el año 36 después de la división del reino) Baasa de Israel invadió Benjamí­n y comenzó a fortificar Rama sobre la ruta principal desde Jerusalén al norte, bloqueando así­ la salida norte de Judá. Como le pareció que no tení­a fuerzas suficientes para afrontar la amenaza de Baasa, Asa ofreció a Ben-hadad I de Damasco un enorme tributo como incentivo para atacar Israel. Ben-hadad aceptó la oferta y obligó a Baasa a retirarse de Rama. Entonces Asa tomó los materiales de construcción que habí­a dejado Baasa en Rama y con ellos construyó Geba y Mizpa (1Ki 15:16-22; 2Ch 16:1-6). A Dios le desagradó que Asa buscara ayuda extranjera, por lo que envió a Hanani, su profeta, para reprender al rey. Asa rechazó este mensaje y encarceló a Hanani. También maltrató a otros súbditos bien intencionados durante la última parte de su reinado (16:7-10). Los años finales de su reinado estuvieron señalados por un gran sufrimiento a causa de un mal en sus pies. Durante ese perí­odo, aparentemente permitió que su hijo Josafat actuara como corregente y tuviera a su cargo los deberes administrativos. Asa fue sepultado en una tumba que habí­a preparado para sí­ en Jerusalén (1Ki 15:23; 2Ch 16:12-14). Se lo menciona en la genealogí­a de Cristo (Mat 1:7, 8). Véase Maaca 6. 2. Levita, hijo de Elcana. Vivió en una aldea netofatita (1Cr. 9:16).

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

rey de Judá de 911-870 a. C., sucedió a su padre Abiyyam, expulsó a los consagrados a la prostitución y quitó los í­dolos que habí­an hecho sus predecesores 1 R 15, 11-15; 2 Cro 15, 1-18. Lo encontramos como Asaf, variación de A., en la genealogí­a de Cristo en Mt 1, 7. Basá, rey de Israel, le hizo la guerra a A., pero éste sacó el oro y la plata del tesoro real y lo envió a Ben Hadad I, rey de Aram, en Damasco, hicieron entonces alianza y con esto A. repelió a Basá 1 R 15, 16-22; 2 Cro 16, 1 10. Le sucedió su hijo Josafat 1 R 15, 24; 2 Cro 17, 1. A. de J.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

(heb., †™asa†™, sanador).
1. Tercer rey de Judá, reinó desde el año 911/10-870/69 a. de J.C. (1Ki 15:9-24; 2 Crónicas 14—16). Fue el primero de cinco reyes de Judá (Asa, Josafat, Joás, Ezequí­as, Josí­as) que se destacaron por su piedad. Era hijo de Abí­as y nieto de Roboam; la abuela de Asa fue Maaca, hija de Absalón e idólatra confirmada que influyó mucho llevando a Judá hacia la idolatrí­a. Se la menciona como †œmadre† de su hijo Abí­as (1Ki 15:2) tanto como de su nieto Asa (1Ki 15:10). Asa empezó a reinar deponiendo a su malvada y poderosa abuela y destruyendo una imagen temible e impura que ella habí­a levantado. Luego quitó a los prostitutos del santuario y destruyó los í­dolos que sus padres habí­an adorado (1Ki 15:12), mandando a Judá que buscara al Señor (2Ch 14:4).

En los primeros y pací­ficos dí­as de su reinado, juntó en el templo las cosas dedicadas que él y su padre habí­an dedicado al Señor (1Ki 15:15).

Después, alrededor del año 897 a. de J.C., Zéraj el etí­ope arremetió contra él con una fuerza inmensa. El Señor ayudó a Judá a vencerlos porque Asa confiaba en Dios (2Ch 14:9-15). Después, c. 895/94, Baasa del reino del norte guerreó contra Judá. En lugar de confiar en el Señor, Asa sobornó a Ben-hadad de Siria para que rompiera su alianza con Baasa a fin de detener las fuerzas de Israel. Así­ lo hizo Ben-hadad, pero el Señor, por medio del profeta Hanani, reprochó a Asa por haber confiado en la polí­tica en lugar de Dios (1Ki 15:16-22; 2Ch 16:1-10). Asa murió de una terrible enfermedad de los pies por confiar en los médicos en lugar del Señor (2Ch 16:11-14).
2. Hombre levita entre los que habí­an regresado de la cautividad (1Ch 9:16).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

(Sanador ?). Nombre de personas del AT.

1. Rey de Judá, sucesor de †¢Abiam †œReinó cuarenta y un años en Jerusalén…. hizo lo recto ante los ojos de Jehová…† (1Re 15:8-11). Comenzó a reinar siendo muy joven, mientras que su abuela †¢Maaca, a quien se le llama su †œmadre†, conservó influencia como reina-madre. Pero cuando asumió plenamente el poder la depuso †œporque habí­a hecho un í­dolo de Asera† (1Re 15:13). Inspirado por el profeta †¢Azarí­as, llevó a cabo una renovación religiosa bastante profunda, pues †œmandó a Judá que buscase a Jehová el Dios de sus padres, y pusiese por obra la ley y sus mandamientos† (2Cr 14:3-4). Y aunque †œlos lugares altos no se quitaron…. Con todo, el corazón de A. fue perfecto para con Jehová…† (1Re 15:14). La cúspide de la reforma religiosa de A. se vio en la celebración de una magna asamblea en Jerusalén, con †œtodo Judá y Benjamí­n, y con ellos los forasteros de Efraí­n, de Manasés y de Simeón† cuando †œprometieron solemnemente que buscarí­an a Jehová el Dios de sus padres…† (2Cr 15:9-15).

A. comenzó una polí­tica de afianzamiento de la seguridad de Judá, construyendo ciudades y fortificando la frontera con el Reino del Norte (Israel). Logró un perí­odo de larga paz (2Cr 14:6), pero no durante los veinticuatro años del reino de †¢Baasa de Israel, pues mientras este rey vivió hubo guerra con A. †œtodo el tiempo de ambos† (1Re 15:16). †¢Zera, rey etí­ope, atacó Judá †œcon un ejército de un millón de hombres†, pero A. clamó a Dios †œy Jehová deshizo a los etí­opes delante de A.† (2Cr 14:9-13). Existe una gran contradicción entre la actitud de A. frente a los etí­opes y su búsqueda de una alianza con †¢Ben-adad rey de Siria, cuyo apoyo compró con †œel oro de los tesoros de la casa de Jehovᆝ para que le ayudara en su lucha contra Baasa (2Cr 16:1-4). Esa alianza fue efectiva, pero †œel vidente Hanani† le reprendió recordándole su diferente comportamiento en el caso de los etí­opes. Lamentablemente A. se enfureció y encarceló al profeta. Incluso †œoprimió A. en aquel tiempo a algunos del pueblo† (2Cr 16:5-10). A. en los dí­as de su vejez †œenfermó de los pies† (2Cr 16:12-14). Entre las tradiciones de los judí­os se interpreta que esa enfermedad fue un castigo por esos abusos últimos, que incluyeron obligar a personas al servicio militar sin importarle que fueran estudiantes de la ley o recién casados. †œA. en su enfermedad no buscó a Jehová, sino a los médicos† (2Cr 16:12). No debe entenderse la palabra †œmédicos† en el sentido moderno. Quizás hasta podrí­a referirse a †œhechiceros†.

2. Levita, en la ascendencia de Berequí­as (1Cr 9:16).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, BIOG REYE HOMB HOAT Dos personajes aparecen con este nombre en la Biblia: (a) Asa hijo de Elcana y padre de Berequias, morador de los poblados netofatitas. Su hijo fue uno de los que al regresar del exilio se estableció en Jerusalén (1 Cr. 9:16). Asa tercer rey de Judá y reformador de las costumbres del pueblo. Reinó 41 años (911-870). Eliminó los í­dolos que habí­an introducido sus antepasados y favoreció el retorno del pueblo a la adoración del verdadero Dios (1 R. 15:12, 13; 2 Cr. 15:8, 17; 1 R. 15:15). Hizo un censo de la población, fortificó las fronteras, rechazó victoriosamente a los invasores. Le sucedió su hijo Josafat. Mateo lo incluye entre los antepasados de Cristo (1 R. 15:17-22, 23; 1 Cr. 14:5, 6; 14:9-15; 16:7-20; Mt. 1:7).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

1. El tercer rey de Judá después de la división de la nación en dos reinos. Fue hijo de Abiyam (Abí­as) y nieto de Rehoboam. Reinó por cuarenta y un años: de 977 a 937 a. E.C. (1Re 15:8-10.)

El celo de Asá por la adoración pura. Los veinte años transcurridos desde la división nacional en dos reinos habí­an saturado de apostasí­a a Judá y Benjamí­n. Asá demostró tener celo por la adoración pura †œcomo David su antepasado† y con valor se dispuso a limpiar la tierra de los í­dolos y los prostitutos de templo. Mandó quemar el †œí­dolo horrible† que su abuela Maacá habí­a hecho en honor del poste sagrado, y por esta causa la destituyó del puesto de †˜primera dama†™ que ocupaba. (1Re 15:11-13.)
En 2 Crónicas 14:2-5 se afirma que Asá †œquitó los altares extranjeros y los lugares altos y quebró las columnas sagradas y cortó los postes sagrados†. No obstante, 1 Reyes 15:14 y 2 Crónicas 15:17 refieren que †œlos lugares altos no los quitó†. Por consiguiente, parece que los lugares altos aludidos en el primer registro de Crónicas que se cita estaban dedicados a la adoración pagana adoptada que infectó a Judá, mientras que el libro de Reyes se refiere a lugares altos en los que la gente participaba en la adoración a Jehová. Aun después de haberse erigido el tabernáculo y de la posterior construcción del templo, ocasionalmente se ofrecí­an sacrificios a Jehová en lugares altos, sacrificios que le eran aceptables en circunstancias especiales, como sucedió en los casos de Samuel, David y Elí­as. (1Sa 9:11-19; 1Cr 21:26-30; 1Re 18:30-39.) No obstante, el lugar habitual aprobado para los sacrificios era aquel autorizado por Jehová. (Nú 33:52; Dt 12:2-14; Jos 22:29.) En los lugares altos también se llevaban a cabo formas de adoración impropias, que bien pueden haber continuado a pesar de que se quitaran los lugares altos paganos, tal vez debido a que el rey no persiguió su eliminación con el mismo vigor con que suprimió los lugares paganos. O también es posible que Asá quitara por completo todos los lugares altos, pero que brotaran de nuevo con el tiempo y no se hubieran eliminado para cuando concluyó su reinado, lo que hizo posible que los aplastara su sucesor Jehosafat.
El celo de Asá por la adoración pura resultó en bendiciones y paz procedentes de Jehová durante los diez primeros años de su reinado. (2Cr 14:1, 6.) Más tarde, Zérah el etí­ope atacó Judá con un ejército de un millón de guerreros. A pesar de que los efectivos de las fuerzas enemigas eran muy superiores, Asá salió para hacer frente a la invasión en Maresah, situada a unos 38 Km. al OSO. de Jerusalén, en las tierras bajas de Judá. La ferviente oración que pronunció antes de entrar en combate fue un reconocimiento del poder de Jehová para librarle y una súplica por ayuda: †œNos apoyamos en ti, y en tu nombre hemos venido contra esta muchedumbre. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios. No permitas que el hombre mortal retenga fuerza contra ti†. El resultado fue una victoria completa. (2Cr 14:8-15.)
Después de esto, el profeta Azarí­as se encontró con Asá, a quien le recordó: †œJehová está con ustedes mientras ustedes resulten estar con él† y †œsi lo dejan, él los dejará a ustedes†. Llamó su atención a las sangrientas contiendas internas que sufrió la nación cuando se apartó de Jehová y lo instó a continuar con valor su actividad a favor de la adoración pura. (2Cr 15:1-7.) Asá reaccionó favorablemente y fortaleció a la nación en el servicio verdadero a Jehová, lo que resultó en que en el decimoquinto año de la gobernación de Asá (963 a. E.C.), una importante cantidad de personas del reino septentrional abandonaran esa región para unirse a una multitud congregada en Jerusalén, donde concertaron entrar en un pacto que manifestaba su determinación de buscar a Jehová y estipulaba la pena de muerte para aquellos que no lo guardaran. (2Cr 15:8-15.)

Intriga y guerra contra Baasá. El rey Baasá de Israel se dispuso a bloquear el paso de cualquiera que se sintiera inclinado a regresar a Judá fortificando la ciudad fronteriza de Ramá, situada en el camino principal a Jerusalén y a poca distancia al N. de dicha ciudad. Debido a un razonamiento humano o a prestar atención a algún mal consejo, Asá no se apoyó solo en Jehová, sino que recurrió a la diplomacia y a la conspiración para librarse de esta amenaza. Tomó los tesoros del templo y los de la casa real, y los envió como soborno al rey Ben-hadad de Siria con el fin de inducirlo a atacar la frontera norteña de Israel y de este modo distraer la atención de Baasá. Ben-hadad I aceptó, y su incursión en las ciudades del N. de Israel interrumpió la obra de construcción de Baasá y forzó la retirada de sus fuerzas de Ramá. Asá entonces reclutó toda la mano de obra disponible en el reino de Judá y se llevó la totalidad del abastecimiento de materiales de construcción de Baasá, que usó para edificar las ciudades de Gueba y Mizpá. (1Re 15:16-22; 2Cr 16:1-6.)
Por esta razón, Hananí­ el vidente se enfrentó a Asá, le señaló su inconsecuencia al no apoyarse en el Dios que le habí­a librado de la enorme fuerza etí­ope y le recordó que †œen cuanto a Jehová, sus ojos están discurriendo por toda la tierra para mostrar su fuerza a favor de aquellos cuyo corazón es completo para con él†. Debido a su necedad, Asá habrí­a de enfrentarse a un estado de guerra continuo. Resentido por la corrección, el rey encarceló injustamente a Hananí­ y oprimió a otros del pueblo. (2Cr 16:7-11.)
La afirmación que se encuentra en 2 Crónicas 16:1 en cuanto a que Baasá subió contra Judá en †œel año treinta y seis del reinado de Asᆝ ha dado origen a cierta controversia, pues la gobernación de Baasá —que comenzó en el tercer año de Asá y tan solo duró veinticuatro años— habí­a terminado diez años antes del año trigésimo sexto de la gobernación de Asá. (1Re 15:33.) Si bien algunos opinan que se trata de un error del escriba y que la referencia es al año decimosexto o vigésimo sexto del reinado de Asá, no es necesario concluir que hubo tal error para armonizar el relato. Los comentaristas judí­os citan el Seder Olam, en el que se indica que el año trigésimo sexto se calcula a partir de la existencia del reino separado de Judá (997 a. E.C.) y corresponde con el decimosexto año de Asá: Rehoboam habí­a reinado diecisiete años; Abí­as, tres, y Asá se encontraba para ese entonces en su año decimosexto. (Soncino Books of the Bible, Londres, 1952, nota sobre 2Cr 16:1.) Este también fue el punto de vista del arzobispo Ussher. Además, así­ puede explicarse la aparente diferencia entre la afirmación de 2 Crónicas 15:19 en el sentido de que la guerra †œno ocurrió sino hasta el año treinta y cinco [de hecho, el año quince] del reinado de Asᆝ, y la de 1 Reyes 15:16 con referencia a que †œhubo guerra misma entre Asá y Baasá el rey de Israel todos los dí­as de ellos†, por cuanto una vez que comenzaron los conflictos entre los dos reyes, continuaron sin cesar de allí­ en adelante, como habí­a predicho Hananí­. (2Cr 16:9.)

Enfermedad y muerte. Los tres años finales de Asá fueron dolorosos debido a una enfermedad de los pies (quizás gota), pero él, imprudentemente, procuró obtener curación fí­sica más bien que curación espiritual. A su muerte, se le dio un entierro honorable en la tumba que él mismo se habí­a preparado en la ciudad de David. (1Re 15:23, 24; 2Cr 16:12-14.)
A pesar de la insensatez y la falta de discernimiento espiritual que manifestó en algunas ocasiones, sus buenas cualidades y el no haber apostatado sin duda pesaron más que sus errores, y se le considera uno de los reyes fieles de la lí­nea de Judá. (2Cr 15:17.) Los cuarenta y un años de su reinado coincidieron total o parcialmente con los reinados de ocho reyes de Israel: Jeroboán, Nadab, Baasá, Elah, Zimrí­, Omrí­, Tibní­ (que gobernó sobre una parte de Israel en oposición a Omrí­) y Acab. (1Re 15:9, 25, 33; 16:8, 15, 16, 21, 23, 29.) Al morir Asá, su hijo Jehosafat le sucedió en el trono. (1Re 15:24.)

2. Hijo del levita Elqaná y padre de Berekí­as. A su regreso del cautiverio babilonio, figuró entre los moradores de †œlos poblados de los netofatitas†. (1Cr 9:16.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

(heb. ˒āsā’). 1. Tercer rey del estado independiente de Judá, cuyo reinado duró 41 años (ca. 911–870 a.C.). La dificultad de sincronizar su reinado con el de *Baasa (1 R. 16.8, Baasa muere en el 26º año de Asa; 2 Cr. 16.1, Baasa ataca a Judá en el 36º año de Asa) se resuelve en forma más plausible actualmente suponiendo que Crónicas calcula a partir de la división de la monarquía unida. La primera parte de su reinado se caracterizó por el celo religioso que lo llevó a abolir los dioses paganos y la prostitución en el culto. La medida de su celo y el arraigo de los cultos paganos se pone de manifiesto por el hecho de que Asa privó a su madre (o abuela) *Maaca de su posición como reina madre (1 R. 15.13). No destruyó todos los lugares altos en Israel, pero se decía que su devoción fue la causa del período de paz que disfrutó su país (2 Cr. 15.15, 19). El Cronista contrasta su notable victoria sobre *Zera el etíope (2 Cr. 14.9), que se atribuyó a su fe en Yahvéh, con su dependencia de la ayuda siria para derrotar a Baasa. Esta última acción, que puede haber sido provocada por la defección de un gran número de israelitas que se unieron a Asa (2 Cr. 15.9), le permitió fortificar Mizpa y Geba (no Gibea como en la LXX), que en adelante se convirtieron en la frontera septentrional de Judá. La última parte de su reinado se vio ensombrecida por su enfermedad (2 Cr. 16.12) y las continuas guerras, que el Cronista atribuye a que no supo seguir dependiendo de Yahvéh (2 Cr. 16.7ss).

2. Un levita, hijo de Elcana, que fue uno de los primeros en volver del exilio y establecerse nuevamente en Palestina.

W.O.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico