ANTEPASADOS DE ISRAEL

(-> conquista). Entre el año 1700 y el 1000 antes de Cristo, en las tierras de los actuales Estados de Israel, Jordania, Lí­bano y Siria, rodeados por las grandes potencias del entorno (egipcios y mesopotamios), viví­an una serie de pueblos más pequeños (fenicios y sirios, moabitas, amonitas, edomitas) que habí­an creado monarquí­as, con estructuras sociales y administrativas unificadas, en torno a un rey sagrado. Eran pueblos sin gran importancia militar, pero de gran cultura, pues estaban en el cruce de caminos entre Egipto y Babilonia. Pues bien, en ese tiempo, como aparece en el libro de los Jueces*, los israelitas siguieron siendo una federación* de doce tribus, asociadas en el ámbito social y religioso, pero no unificadas de un modo polí­tico estricto. Ellas estaban vinculabas por la fe en el mismo Dios, con un proyecto religioso compartido, más que por un rey o una estructura nacional de tipo polí­tico y administrativo. De esa forma conservaron (o crearon) una fuerte conciencia de autonomí­a familiar y libertad: cada casa, clan y tribu se sentí­a independiente, sin centro superior, ni plan social unificado. Esta federación se formó a partir de diversos grupos raciales y sociales, vinculados desde su marginación.

(1) Pastores trashumantes (a veces nómadas) de la estepa oriental, de más allá del Jordán, que conservaban tradiciones de antepasados (patriarcas), que habrí­an sido ya adoradores de un Dios personal, vinculado a sus familias (cf. Gn 24,27.42; 31,42.53; etc.). Su historia se cuenta sobre todo en el libro llamado Génesis (Gn 12-36), que es el primer libro de la Biblia. Esas historias de los patriarcas (Abrahán*, Isaac* y Jacob*), que no eran todaví­a israelitas estrictos, sino padres de los israelitas, constituyen la prehistoria del judaismo.

(2) Fugitivos de Egipto: Exodo y libertad. Siendo descendientes de los viejos patriarcas, los judí­os se sienten herederos de los hebreos, trabajadores extranjeros que huyeron de Egipto, donde habí­an sido esclavizados. La historia de esa huida, interpretada como liberación, se cuenta de un modo ejemplar en el Exodo, donde se dice que los hebreos atravesaron el mar Rojo con la ayuda del Dios Yahvé*, que se les apareció sobre el monte Sinaí­, dándoles los Diez Mandamientos y todas las leyes básicas de su vida social y religiosa.

(3) Campesinos y soldados pobres, arrendatarios y esclavos de los antiguos reinos cananeos (es decir, de la tierra de Canaán, que hoy se llama Palestina). Los judí­os no son sólo descendientes de los patriarcas y de los fugitivos de Egipto, sino también de otros muchos hombres y mujeres que viví­an ya en Canaán. El libro de Josué afirma que los judí­os que vinieron de Egipto conquistaron la tierra con violencia, matando a los habitantes anteriores. Pero otros libros de la Biblia (de Jueces a 1 Reyes) suponen que los judí­os pactaron de diversas formas con muchos habitantes de Canaán, que se integraron en su «federación de tribus». Esos tres grupos (pastores trashumantes, fugitivos de Egipto y habitantes pobres de la tierra) consiguieron el milagro de crear una alianza o federación* igualitaria de familias libres, sin un Estado superior de tipo sagrado, sin unos reyes divinizados, como los que existí­an en las fuertes ciudades cananeas (dominadas por un rey y templo), sin milicia permanente (todos los varones en edad militar eran soldados en caso de peligro) y sin economí­a centralizada o administración superior, pues les juntaba la misma fe en el Dios de libertad y la conciencia de asumir un mismo ideal de solidaridad social. Estos fueron los antepasados de los israelitas, cuya historia se cuenta, desde perspectivas convergentes, en los primeros libros de la Biblia. Los israelitas no han divinizado a los antepasados, como han hecho otros pueblos, desde China al Africa central; pero les han dado una gran importancia en su estructura social y religiosa.

Cf. R. DE VAUX, Historia antigua de Israel In, Cristiandad, Madrid 1975; N. K. GOTTWALD, The Tribes ofYahweh, SCM, Londres 1980.

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra