ALEGRIA

v. Deleite, Dicha, Gozo, Regocijo
Num 10:10 el día de vuestra a, y .. solemnidades
Deu 28:47 no serviste a Jehová .. con a y con
Ezr 3:12 muchos otros daban grandes gritos de a
Neh 8:12 el pueblo se fue .. a gozar de grande a
Est 8:16 los judíos tuvieron luz y a, y gozo
Est 9:22 el mes que de tristeza se les cambió en a
Job 20:5 la a de los malos es breve, y el gozo
Job 29:13 y al corazón de la viuda yo daba a
Psa 4:7 tú diste a a mi corazón mayor que la
Psa 51:8 hazme oir gozo y a, y se recrearán los
Psa 66:1 aclamad a Dios con a, toda la tierra
Psa 97:11 luz .. y a para los rectos de corazón
Psa 137:3 que nos habían desolado nos pedían a
Pro 10:28 la esperanza de los justos es a; mas
Pro 14:10 y extraño no se entremeterá en su a
Pro 14:13 la risa .. y el término de la a es congoja
Pro 15:21 necedad es a al falto de entendimiento
Pro 21:15 a es para el justo el hacer juicio; mas
Ecc 2:1 te probaré con a, y gozarás de bienes
Ecc 8:15 por tanto, alabé yo la a; que no tiene
Isa 9:3 multiplicaste la gente, y aumentaste la a
Isa 24:8 se acabó el estruendo .. la a del arpa
Isa 24:11 todo gozo .. se desterró la a de la tierra
Isa 35:10 los redimidos .. vendrán a Sion con a
Isa 51:3 se hallará en ella a y gozo .. y voces de
Isa 55:12 con a saldréis, y con paz .. vueltos
Isa 65:18 yo traigo a Jerusalén a, y a su pueblo
Isa 66:5 pero él se mostrará para a vuestra, y
Jer 16:9 haré cesar .. toda voz de a, y toda voz
Act 14:17 llenando de .. a nuestros corazones
Heb 13:17 que lo hagan con a, y no quejándose
Jud 1:24 sin mancha delante de su gloria con gran a


(Gozo, satisfacción).

– De Jesús, Mat 18:13, Mat 25:21, Jua 11:15, Jua 15:11, y cap. 17:13.

– De Marí­a, Luc 1:46-47.

– Ante la llegada del Reino, Mat 2:10, Mat 13:20-44, Luc 1:14-58, Luc 2:10, Luc 9:49-50, Jua 3:29, Jua 4:26, Jua 8:56, Jua 15:11, Jua 17:13.

– En la tribulación, Mat 5:11-12 : – Ante la Resurrección, Mat 28:8, Jua 14:28, Jua 16:20-24, Jua 16:33, Jua 20:20.

– Un cristiano triste, es un triste cristiano, que no ha comprendido que Dios es su Padre, ni que Jesús es su hermano, ni que el Espí­ritu Santo es su Abogado, ni que la Virgen Marí­a es su Madre. Si tienes dolores, lee el cap. 15 de Lc. y el 12 de los Hebreos. Ahí­ encontrarás algunas razones de tu dolor. El dolor es la moneda de más valor en la tierra. ¡No el dólar, sino el dolor!: (Col 1:24) Es tu arma de corredención, con la mejor que puedes ayudar a tus familiares a ir al Cielo, ¡y a ti mismo! Ver «Dolor»:

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

Estado de ánimo grato con que se hace algo o que se produce como resultado de algo. †œDios de mi a. y de mi gozo† (Sal 43:4) llama el creyente a su Señor. Dios es el dador de la a. (Sal 4:7), especialmente con su †œpresencia† (Sal 21:6). Esperaba que su pueblo comiera en su santuario †œcon a.† (Deu 12:7, Deu 12:12, Deu 12:18) y se alegrara en sus fiestas solemnes (Deu 16:10-11). La comida comunal o el banquete era momento de a. (Deu 14:26; Hch 2:46). La abundancia de cosecha es motivo de a. (Isa 16:10). O el momento de una victoria (1Sa 18:6). Asimismo, la reunión de adoración (Sal 42:4). Pero hay momentos en que la a. puede ser pecaminosa (Isa 22:13; Eze 21:10). †œLa a. de los malos es breve† (Job 20:5).

En el NT el mensaje del evangelio, las buenas noticias de salvación son motivo de a. El Evangelio de Lucas lo demuestra al recoger la a. de Zacarí­as por la noticia del nacimiento de Juan Bautista (Luc 1:14); por la a. de Juan Bautista, que todaví­a en el vientre de su madre, saltó de a. al oí­r la voz de Marí­a (Luc 1:44); por el lenguaje poético del †¢Magnificat de Marí­a (Luc 1:46-55); y por el cántico de Zacarí­as (Luc 1:67-79). La esperanza del galardón es a. de los creyentes que sufren (Mat 5:12; Luc 6:23). En los escritos de Pablo los términos que se utilizan son gozo y gloriarse. La mayor a. de los creyentes es Jesucristo (†œ… en quien creyendo … os alegráis con gozo inefable y glorioso† [1Pe 1:8]).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

Véase Gozo.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

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Situación de ánimo que supone gozo interior, regocijo, satisfacción, felicidad, dicha, contento y júbilo. Como virtud cristiana, tal como se presenta en el Nuevo Testamento, es la recompensa que Dios otorga a quien cumple con su voluntad (Mt. 5.11… Jn. 15. 11)

Hasta 175 veces aparecen en el nuevo Testamento términos que expresan el contento que viene de Dios, siendo 74 las veces que se usa «jairo» como equivalente de gozo, alegrí­a o regocijo. Es la dimensión preferente en la buena catequesis, sobre todo en aquellas edades en se tiende a confundir con otras realidades festivas (juerga, recreo, diversión) que, por proceder sólo de hechos externos, dejan el corazón vací­o una vez que han pasado

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

(v. gozo)

(ESQUERDA BIFET, Juan, Diccionario de la Evangelización, BAC, Madrid, 1998)

Fuente: Diccionario de Evangelización

La vida del cristiano debe estar inmersa en alegrí­a, debe ser un puro gozo. La salud mesiánica, que Jesús trajo al mundo, ha de ser causa de constante alegrí­a. Los ángeles anuncian a los pastores la noticia que debe llenarles de alegrí­a (Lc 2,10). Los magos se llenan de alegrí­a al ver la estrella anunciadora (Mt 2,10). Jesús nos manda que nos alegremos y nos regocijemos (Mt 5,12; Lc 6,23). La palabra de Dios debe recibirse con alegrí­a (Mt 13,20; Mc 4,16), como se alegra el que encuentra un tesoro (Mt 13,44). Los discí­pulos volví­an llenos de alegrí­a por los éxitos de su apostolado (Lc 10,17), pero más bien deben alegrarse porque su nombre está escrito en los cielos (Lc 10,20). El mismo Dios se alegra por un pecador que se arrepiente (Lc 15,10), como se alegra la mujer que encuentra la moneda perdida (Lc 15,9), o el pastor que recobra la oveja extraviada (Lc 15,6), o el padre que recupera al hijo perdido (Lc 15,32). Así­ el cristiano debe alegrarse, como el novio y los amigos del novio (Jn 3,29), como el sembrador y el segador al recoger la cosecha (Jn 4,36), como Abrahán al ver el dí­a de Jesús (Jn 8,56). Porque este gozo es el mismo de Jesucristo, un gozo colmado, infinito, imperecedero (Jn 15,11), que nada ni nadie le puede quitar (Jn 16,22). Así­ lo garantiza la oración de Jesús para que los suyos tengan la alegrí­a colmada (Jn 17,13). La fe, además, nos garantiza que todo está dirigido por la amorosa providencia de Dios, y como tal debe ser aceptado. No hay, pues, ningún motivo serio para perder la alegrí­a. San Pablo dice que hay que alegrarse y volverse a alegrar (Flp 4,4); que hay que estar siempre alegres (2 Cor 6,10), porque el fruto del Espí­ritu es amor, alegrí­a y paz (Gál 5,22), y porque debemos vivir alegres en la esperanza de los bienes futuros (Rom 12,12). -> gozo; .

E. M. N.

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret

(-> gozo, placer, Zacarí­as). La antropologí­a bí­blica es básicamente gozosa, pues valora la vida como don de Dios, ya desde la primera página de su relato: para la Biblia, la existencia humana es tob, algo bueno y valioso, desde su principio (Gn 1) hasta su meta (Ap 21-22). Esa alegrí­a (vinculada al placer*), que puede estar velada por la dura historia de muerte que domina en gran parte de la literatura bí­blica y parabí­blica (como en 1 Henoc), nunca desaparece del camino de los creyentes y culmina, para los cristianos, en el mensaje de Jesús, que anuncia la llegada del reino de Dios, y de un modo especial en la experiencia pascual, que se entiende y despliega básicamente como mensaje de felicidad. En ese sentido podemos afirmar que la Biblia es el libro del gozo de Dios en los hombres. En el Antiguo Testamento, la alegrí­a está vinculada a la victoria militar (1 Sm 18,6) y al culto divino (1 Cr 15,16). De un modo especial se pone de relieve la alegrí­a en la celebración de las fiestas, en las que todo israelita debe alegrarse, comiendo, bebiendo, celebrando la vida (cf. Dt 12,18; 14,16; 16,11,15). En este contexto puede recordarse la alegrí­a mesiánica de la Hija-Sión, a la que el profeta le dice: «Alégrate mucho, Hija-Sión, da voces de júbilo, hija de Jerusalén» (Zac 2,10; 9,9). Esta es la alegrí­a que el ángel de la anunciación ofrece en su saludo a la madre de Jesús, cuando le dice khaire, alégrate (Lc 1,28); es la alegrí­a que la madre de Jesús expresa en su Magní­ficat*: «Se alegra mi espí­ritu en Dios mi Salvador».

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra