AGRAFA

griego a, prefijo negativo, y graphe, escrito. Se refiere a frases y dichos que se ponen en boca de Jesucristo, pero que no están escritos en los evangelios canónicos y que, por lo tanto, no son auténticos. Estas palabras, supuestamente pronunciadas por Cristo, son comunes en el Talmud, los apócrifos y pseudoepí­grafos, en la literatura gnóstica y musulmana.

Las únicas palabras que no se encuentran en los evangelistas y que se pueden atribuir al Señor con seguridad son: †œMayor felicidad hay en dar que en recibir†, frase esta que consta en Hch 20, 35, y por lo tanto auténtica.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

(gr., agrafa, cosas no escritas).

Estas son unidades (pocas y de escaso valor) de tradición concerniente a Cristo, mayormente dichos adjudicados a él, que nos han sido transmitidos fuera de los Evangelios canónicos (Act 1:4-5; Act 1:7-8; Act 11:16; Act 20:35; 1Co 11:24-25; 1Th 4:15 ss.; Jam 1:12). Otras fuentes de agrafa incluyen variantes textuales en antiguos mss. del NT, literatura patrí­stica y ciertos papiros egipcios.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

El término agrafa significa †œno escrito† y se usa para referirse a los dichos atribuidos a Cristo que no aparecen en los escritos del Nuevo Testamento. Pablo, en Hechos 20:35, les recuerda a los ancianos de Efeso un dicho de Cristo que no se registró en los Evangelios: †œMás bienaventurado es dar que recibir.†
Manuscritos más recientes del Nuevo Testamento griego contienen unos cuantos dichos atribuidos a Cristo, los cuales no aparecen en los textos más antiguos. El Códex Bezae registra uno de esos dichos después de Lucas 4 (vea la nota al pie en el texto de Nestle). Los padres de la iglesia también registran dichos de Jesús de origen desconocido. Justino en su Diálogo con Trifón cita a Jesús como diciendo: †œEn cualesquiera cosas que os tomare, en éstas os juzgaré.†
Los papiros *Oxirrinco descubiertos por Grenfell y Hunt en Egipto incluyen unos 114 dichos atribuidos a Jesús, aproximadamente la mitad de los cuales son paralelos a las Escrituras canónicas. Los textos gnósticos descubiertos en *Nag Hammadi incluyen un texto conocido como el Evangelio de Tomás que es una colección de 114 dichos atribuidos a Jesús, algunos de los cuales son paralelos a los dichos bí­blicos de Jesús. Los textos de Nag Hammadi se cree que datan del siglo II d. de J.C. , (véase Floyd L. Filson, BA , XXIV, 1961, págs. 8–18). Estos representan las ideas gnósticas de Cristo pero no suplementan el conocimiento histórico de la persona de Jesús o sus enseñanzas.

Fuente: Diccionario Bíblico Arqueológico

Palabras de Cristo que no se encuentran en la Biblia. Durante cierto tiempo la historia del Señor Jesús circulaba oralmente entre los creyentes. En Hch 20:35 Pablo cita unas palabras del Señor Jesús que no figuran en los Evangelios, pero aun después de escritos éstos quedaron en la tradición oral muchas citas que fueron luego recogidas en obras no canónicas, mayormente en los llamados evangelios apócrifos, especialmente en el Evangelio de Tomás y en los escritos de los padres de la Iglesia. Incluso en la tradición mahometana se pueden encontrar muchas citas que se atribuyen al Señor Jesús. Se conocen varios cientos de á. de distintos tipos, pero la inmensa mayorí­a de ellas no inspiran confianza. Algunas guardan cierta similitud con expresiones de Cristo en los Evangelios. Ejemplos: Del Evangelio de Tomás: †œQuien está cerca de mí­, está cerca del fuego; y quien está lejos de mí­, está lejos del fuego†. De Tertuliano: †œNadie puede lograr el reino de los cielos sin haber pasado por la tentación†. De Clemente: †œPedid las grandes cosas, y Dios añadirá lo que es pequeño†. De Justino: †œAllí­ donde os encuentre, allí­ os juzgar醝. De Jerónimo: †œY sólo entonces debéis estar contentos; cuando miréis a vuestros hermanos con caridad†.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

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Se alude con esta expresión a los dichos (no-escritos, a-grafos) atribuidos a Jesús, que proceden de determinados documentos antiguos y que no están aludidos o recordados en los textos evangélicos. Aparecen con abundancia en los diversos «apócrifos» (sobre todo «evangelios») y se difunden desde el siglo II hasta el V.

Algunos de los cientos que recogen esos documentos pueden tener garantí­a de ser ciertos o muy verosí­miles, tanto como los mismos que recogen los cuatro evangelistas. Proceden tal vez de las probables colecciones de dichos y hechos de Jesús que circularon en los primeros tiempos cristianos.

Catequí­sticamente es interesante saber que «otras muchas cosas dijo e hizo que Jesús no están en este libro… que si fuera a escribirse todas, no podrí­an caber en el mundo todos los libros necesarios» (Jn. 21.25-26). Pero, teniendo la riqueza y la belleza de los textos evangélicos, no es preciso resaltar estas posibilidades ni fomentar la curiosidad, sobre todo si se hace a costa del verdadero Evangelio. Y hay que darles carácter de por suposiciones y, a lo más, por objeto de curiosidad más que de fe.

En catequesis hay que resaltar los textos inspirados y los misterios verdaderos, no la literatura de fantasí­a. Por eso es el criterio básico de los catequistas la sólida referencia bí­blica propia de creyentes y no la mera indagación de alternativas literarias, propias de la arqueologí­a o de la Historia.

Una colección hermosa de esos dichos y el análisis de su valor puede verse en estudios de especialistas, como «Palabras desconocidas de Jesús», de Joaquí­n von Jeremí­as (Salamanca. Sí­gueme. 1996)
Algunos «agrafas» atribuidos a Jesús
«No os fijéis en que soy de corta edad. Yo siempre soy varón perfecto.» (Ev. de la Infancia) «El que pide no cesará hasta que encuentre y cuando encuentre se llenará de estupor; reinará y, en reinando, descansará». (Ev. de los Hebreos) «Yo me escojo siempre a los que me agradan. Son los que me da mi Padre en el cielo.» (Ev. de los Hebreos) «Y Salomé preguntó: ¿Hasta cuándo estará en vigor la muerte? Y el Señor respondió: Mientras vosotras sigáis engendrando». (Ev. De los Doce)

«Cuando yo estaba entre vosotros os decí­a mis palabras; pero yo estaba al mismo tiempo sentado ante mi Padre». (Evangelio de Bartolomé 31)

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

Se denominan ágrapha (griego) los dichos y los hechos de Jesús que no están contenidos en los cuatro evangelios canónicos: de ahí­ el término ágrapha (no escritos).

El cuarto evangelio (Jn 20,30: 22,25) nos dice que no se escribió todo lo que habí­a dicho y hecho Jesús: y las ciencias bí­blicas han recogido pacientemente y con diligencia los dichos y los hechos de Jesús que nos refieren las fuentes antiguas extrabí­blicas. Las primeras colecciones fundamentales fueron las de A. Resch, respectivamente en 1889 y 1906.

Las fuentes de los ágrafa son al menos tres grupos:

1. Los ágrafa contenidos en los libros canónicos del Nuevo Testamento, obviamente fuera de los cuatro evangelios (cf. Hch 20,35).

2. Los que citan los Padres subapostólicos (por ejemplo, Epist. Bamabae 12,1) y los contenidos en las variantes de los códices del Nuevo Testamento.

3. Finalmente, los ágrafa reconocidos en fuentes apócrifas e incluso en fuentes judí­as más dependientes de los evangelios canónicos, así­ como en fuentes islámicas más tardí­as.

L. Pacomio

Bibl.: J. Jeremias, Palabras desconocidas de Jesús. Sí­gueme, Salamanca 1990; G. Fag9in, Logia, Agrapha, Detti extracanonici, 2 vols., Florencia 1951.

PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995

Fuente: Diccionario Teológico Enciclopédico